Tenemos que hablar del pulpo

YES

19 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Admira que Héctor Salvador lo haya dicho siendo de Lugo. Lo proclamó hace unos días en la última de La Voz, tras dar cuenta ante Jorge Casanova de su apabullante currículo bajo las aguas del mar, a cuyas profundidades accede desde los batiscafos que pilota. «El pulpo es uno de los animales más inteligentes y más interesantes que hay. Y pese a que soy de Lugo, estoy en contra de comer pulpo». Salvador le ha puesto el cascabel al pulpo, señalado ya desde hace años como un invertebrado capaz de tener una experiencia consciente. Se advirtió en el año 2012 en la Declaración de Cambridge sobre la Consciencia, un manifiesto firmado por un apabullante colectivo de científicos, incluido Stephen Hawking, en el que se proclamaba la capacidad de este octópodo para percibir su propia existencia y la del mundo que lo rodea. Y desde entonces las evidencias se nos acumulan sobre el plato de madera, que las pulpeiras de Arcos me perdonen. En febrero, una pulpa le hacía ganar un Oscar al documentalista Craig Foster tras compartir con él tres mil horas de enseñanzas submarinas y establecer una relación de maestría y amistad que le cambió la vida. Y hace unos días las redes (sociales) pescaron el vídeo de un pulpo que se acercaba a la orilla para ser acariciado por los bañistas. La inteligencia del animal ha activado incluso confesiones interpuestas que nos aclaran algunas cosas: la actriz Gwyneth Paltrow reconoció que el bicho tiene más neuronas en sus cerebros que ella misma.

En el debate ético sobre la ingesta del pulpo entraba en el 2014 la revista New Yorker con un gran reportaje en el que entre otras cosas recordaban el origen del himno que Ringo Starr le dedicó a este animal. El músico compuso Octopus's Garden tras escuchar la narración de un pescador sardo que le explicó que los pulpos decoran sus guaridas con piedras y restos que encuentran en el océano, con una disposición estética y un mimo que ya querrían para sí algunos humanos.

Quizás se aproxime el día en el que veamos una mesa repleta de churrasco y pulpo á feira con otros ojos.