El método gallego para no tener faltas de ortografía

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Martina Miser

Ramón Guinarte ha desarrollado un sistema a través de personajes y escenas para que el cerebro genere una especie de programa mental y no cometa errores al escribir

04 jul 2021 . Actualizado a las 21:06 h.

Un simple wasap es más que suficiente para saber si quien nos habla desde el otro lado comete faltas de ortografía. La excusa del corrector resulta poco creíble en los casos en el que la palabra está tan mal escrita que hace daño a la vista. Esa es la realidad. Ni con el programa automático incorporado en el móvil que detecta los errores somos capaces de no confundir la b con la v, la g con la j, colocar la h donde corresponde o poner las tildes en su sitio. Pero estos errores pueden tener solución. Al menos, así lo asegura Ramón García Guinarte, experto en neurociencia y que ha creado un sistema para no cometer más faltas al escribir. Se llama SIO (Sistema de Inteligencia Ortográfica) y no es un libro de consulta, sino un método que permitirá que tu cerebro genere una especie de programa mental y que procese la ortografía de forma diferente.

«El hábito de la lectura es un elemento facilitador a la hora de no cometer faltas de ortografía, pero el problema está relacionado con el sistema de procesamiento predominante (de nuestro cerebro). Aquellas personas en las que predomina el sistema visual no suelen tener problemas con la ortografía porque les resulta fácil visualizar la escritura de una palabra en su mente, como si fuera una foto. El problema lo tenemos en las personas en las que predomina el sistema auditivo o cenestésico, que procesan sensaciones», explica Guinarte que dirige el Instituto de Neurociencias y Alto Rendimiento en Pontevedra y lleva más de 20 años dedicado a este campo académico.

PALABRAS VIVAS

«La palabra en sí no tiene un significado para nuestro cerebro. Es una grafía sin más. Sin embargo, al cerebro le gustan mucho las cosas vivas. ¿Por qué? Porque si nos vamos a la base biológica de la especie humana, eso nos lleva a la supervivencia. Teníamos que estar atentos porque algo vivo nos podía comer o teníamos que buscar comida, un elemento también vivo. Y además de esto, nuestro cerebro funciona generando sinapsis, que son estructuras. Cualquier tipo de estructura que tú le presentes al cerebro le resultará muy fácil de asimilar. Y las capacidades son ilimitadas, una vez que le presentes estructuras y entes vivos», explica este experto en programación neurolingüística.

Basándose en estos conceptos, Guinarte ha desarrollado un método que da vida a las letras a través de personajes: «Una v en sí no tiene significado para nuestra mente, pero si la v está representada por un personaje que tiene vida, que tiene personalidad, una vestimenta y un carácter, automáticamente tiene significado para todos los cerebros. Y es la parte sencilla de este método. Es decir, la v no es una grafía, es una vaca que se llama Vicky». Y a partir de ahí puedes ir resolviendo las dificultades que te encuentras a través de distintas escenas: «Si tienes una duda con la palabra volar, te imaginas a la vaca con alas volando. En el momento en el que tú te imagines eso, puedes procesarlo y de ahí la sencillez del método. Y la rapidez de aprender. Cuando tú te vayas encontrando palabras que se escriben con v y que tienen esa dificultad, solo la tienes que asociar a la vaca Vicky».

En el método que ha desarrollado Guinarte presenta 300 dificultades ortográficas a través de distintas escenas y varios personajes. La observación de estos dibujos permitirá entrenar al lector en este sistema y «que el cerebro automatice esta forma de trabajar»: «La tilde, por ejemplo, está representada por un mosquito que tiene pinta de malote y se llama Tinín. Tú puedes recordar que todas las palabras que acaban en -ía llevan tilde -que es el sistema tradicional y nosotros no pretendemos ir contra nada, simplemente esto es un recurso más- o simplemente cuando tú veas la palabra policía, te imaginas a un policía con Tinín clavado en la espalda y eso no se te olvida. O cuando en el libro aparece la palabra búho, ves a un búho sentado al lado de Tinín, la hormiga Hora y el burro -que son otros de los personajes del cuento- . Entonces tú sabes que se escribe con b, que lleva h y que lleva tilde porque es la imagen que va a venir a tu mente».

UN SISTEMA EFECTIVO

Según las pruebas de este licenciado en Ciencias de la Educación y Filosofía el sistema es efectivo: «El otro día en menos de diez minutos en un aula de cuarto de primaria expliqué los doce personajes a los niños y recorrimos doce láminas, que son 60 dificultades ortográficas y esas 60 dificultades ortográficas se eliminan a la primera y para siempre». Y justifica este éxito explicando que «la próxima vez que te digan esa palabra, automáticamente viene esa imagen a tu mente. Ese es un poco el secreto del método. La gente se sorprende de la sencillez». Pero como todo sistema también tiene un punto débil: «Las palabras abstractas tienen complicación porque habría que recrear una imagen que represente esa palabra abstracta para asociarla con el personaje. Ahí sí que compensa más la norma. No estamos hablando de una receta milagrosa. Solo es una herramienta muy útil». Y aclara que este método no implica que haya que dejar de lado las normas ortográficas: «SIO no está relacionado con las normas. No explica ningún tipo de normativa. Se basa en la palabra física y en asociar esa palabra a un personaje y a una escena. La gente me pregunta mucho que qué pasa con las normas ortográficas. Y yo siempre digo que hay un montón de autores que han hecho obras maestras sobre normas y está muy bien. Esto es un método complementario». Esta herramienta revolucionaria se ha publicado en varios formatos. Uno de ellos es el libro, pero también se puede adquirir para tenerlo en el móvil e ir practicando en los ratos libres: «Es mucho más enriquecedor el formato e-book de Apple. Porque ahí el sistema es interactivo. Tienes movimiento, tienes sonido, y es muchísimo más atractivo, pero solo sirve para iPhone o iPads». Otro forma de tenerlo en el sistema Android sería descargarlo a través de la aplicación Kindle, aunque esta opción ya no es interactiva: «Funciona como el libro físico, pero en PDF». Ahora ya no hay excusa para escribir bien las palabras.