La cerveza artesana es cosa de mujeres

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Mariela Iriarte, de la empresa Augas Santas de Viveiro
Mariela Iriarte, de la empresa Augas Santas de Viveiro PEPA LOSADA

AleAlé, Galician Brew y Augas Santas son tres marcas de cervezas artesanas nacidas en Galicia y que llevan detrás la historia de tres mujeres emprendedoras

17 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Se consume en todo el mundo, pero mucha gente no sabe que la cerveza nació en manos de las mujeres. Los historiadores sitúan las primeras bebidas alcohólicas obtenidas por fermentación de cebada hace más de 7.000 años en Mesopotamia y Sumeria, donde sus habitantes veneraban a Ninkasi y donde sus productoras eran consideradas como sacerdotisas de esta diosa de la cerveza. Esta costumbre se mantuvo a lo largo de siglos, pero en la Edad Media la producción de cerveza se metió en los monasterios y el papel femenino quedó escondido... hasta ahora. Mujeres trabajadoras llevan años reivindicando su papel en el sector cervecero y crearon hace años Pink Boots Society, una organización que promueve el reconocimiento femenino en la industria cervecera por todo el mundo; en España, esta asociación está activa desde el año 2017 y sus socias fomentan desde dentro su reconocimiento y su formación. Muchas de ellas se dedican a la elaboración y producción artesanal, porque esa es otra de las claves de estos tiempos: el bum de la cerveza artesana. En el 2019 había en España más de 520 marcas registradas, según el Observatorio Sectorial DBK. En Galicia también es cada vez más habitual encontrar botellas variadas en los estantes del supermercado. «A pesar de ser una comunidad pequeña, es muy llamativo que ya seamos cuatro o cinco las mujeres que hemos impulsado proyectos en Galicia, creo que responde a ese carácter emprendedor tan de aquí», reflexiona Marta Galán, que empezó a hacer cerveza hace once años en Cataluña y que hace cinco regresó a su tierra para montar AleAlé, una pequeña fábrica en Uxes, Arteixo, donde hace un producto sin aditivos ni conservantes, elaborado a pequeña escala con maltas ecológicas. Reconoce que al principio le costó integrarse en algunos contextos por ser la única mujer, pero admite que no es un aspecto que haya jugado en su contra: «A veces se me cuestionó, pero el hecho de que una mujer impulsara un negocio cervecero ha hecho que también llamara la atención de otra gente», cuenta. Actualmente, ella es la delegada en Galicia de la asociación de mujeres cerveceras, desde donde hacen labores de difusión. 

Marta Galán fabrica la cerveza artesana AleAlé en Uxes, Arteixo
Marta Galán fabrica la cerveza artesana AleAlé en Uxes, Arteixo

Cuando regresó a Galicia, trajo consigo una receta de cerveza Ale, «una familia menos conocida en esta parte del mundo, muy diversa y más sabrosa, que además es posible elaborar sin sofisticados procesos industrializados», explica. Su vocación es poder ofrecer un producto abierto y muy vinculado a la música, que es otra de sus pasiones. De hecho, los primeros litros de AleAlé se elaboraron para el Festival Vibra Balboa del Bierzo en el año 2016. Musicales también son los nombres de las tres variedades: Murga Pampeana, Foliada y Guaguancó. Además, ahora tienen una edición limitada a la venta para luchar por la recuperación de bosque autóctono en Galicia; un proyecto que muestra otro de los objetivos de esta emprendedora que apuesta por potenciar lo próximo y cuidar el entorno y la tierra de donde salen los productos que dan sabor a sus cervezas. 

Isabel Vieitez, maestra cervecera y dueña de Galician Brew
Isabel Vieitez, maestra cervecera y dueña de Galician Brew

AGUA DE MONDARIZ

«Emprender desde el campo es muy difícil, pero a la vez es muy reconfortante», subraya Isabel Viéitez, maestra cervecera y empresaria, dueña de Galician Brew, que inauguró su fábrica en febrero del 2020 en pleno valle del río Tea, en Padróns, Ponteareas. Allí fabrican con agua de manantial y cultivan lúpulo en explotaciones agrícolas certificadas. Cree que la cerveza artesana permite al consumidor conocer a la persona que está detrás, lo que genera confianza. De hecho, su fábrica recibe muchas visitas de gente que quiere conocer y entender cómo se elabora el producto y se aventuran a probar nuevos estilos y variedades, «la cultura cervecera crece igual que hizo el vino en su momento», afirma. «Nosotros somos muy pequeños, pero damos trabajo a cuatro personas, las cervezas industriales producen en sistemas automatizados eliminando las personas en el proceso productivo, reducen los costes bajando la calidad de las materias primas y muchas ni siquiera usan malta de cebada», reflexiona. De sus instalaciones salieron el pasado año 90.000 litros de cerveza y este año esperan alcanzar los 140.000.

Aunque es consciente de que las mujeres siguen siendo minoría en el sector —que no en su fábrica, donde son mayoría—, sí que reconoce que cada día hay más. «Creo que lo importante es ser profesional en lo que haces y creer en ello». Ahora, una vez pasados los peores momentos de la pandemia, desde Galician Brew están trabajando para impulsar su carácter rural, avanzando en la sostenibilidad de su producción. Y quieren ampliar la programación de eventos, música y gastronomía local, «abrir nuestra casa a todas las personas que quieran compartir nuestra pasión». Y también han empezado a trabajar la internacionalización: «Nos haría mucha ilusión exportar nuestras cervezas y llevar un poquito de Galicia a otros países». 

Mariela Iriarte, de la empresa Augas Santas de Viveiro
Mariela Iriarte, de la empresa Augas Santas de Viveiro PEPA LOSADA

ARTESANA DE A MARIÑA

De una fábrica de Foz salió hace cinco años la primera cerveza artesana de la Mariña lucense. Mariela Iriarte es la directora de Augas Santas, un proyecto de producción artesanal y nómada, que fue creciendo poco a poco hasta contar con fábrica y cervecería propia, donde venden cerveza de barril de unas 20 variedades. «Valoramos el contacto diario con la gente, todo el mundo aporta, sobre el sabor, sobre las etiquetas, sentimos que es un proyecto que es un poco de todos», explica. Elaboran a partir de materias cien por cien locales, con agua de manantial, «es muy rica, muy suave y equilibrada».

Miembro también de Pink Boots Society, valora la posibilidad de hablar con otras compañeras y compartir problemas que surgen en el día a día de la fábrica. «Entre los hombres falta un vínculo como el que tenemos en el grupo, lograr un proyecto juntas, avanzar y luego invertirlo en capacitación», reflexiona. Aunque también destaca la labor de la Asociación de Cervexeiros Independentes Galegos Artesáns, creada el pasado junio y de la que es vicepresidenta: «A algunos hombres les cuesta vernos en esos puestos, pero somos más valientes y atrevidas en algunos aspectos». Y cree que las nuevas generaciones ya han crecido viendo a otro tipo de mujer más independiente. Ahora prepara con ilusión la apertura de un nuevo local en Asturias para vender su cerveza.

Cada vez el consumidor tiene más conocimiento, se aventura a probar nuevos estilos y variedades, la cultura cervecera crece igual que hizo el vino en su momento»