Rosa Molina, psiquiatra: «El abrazo es el mejor ansiolítico que existe»

VIRGINIA MADRID

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La especialista publica «Una mente con mucho cuerpo». «Ayer estuve de guardia en el hospital y nos entraron seis intentos de suicidio, dos de ellos de adolescentes», asegura

27 abr 2022 . Actualizado a las 12:07 h.

¿Sabías que notar mariposas en el estómago o tener un nudo en la garganta no son frases hechas? Se tratan de sensaciones reales que se desencadenan cada vez que experimentamos una emoción, ya sea enfado, tristeza o alegría, y son tan reales como el dolor de una pancreatitis. La especialista en psiquiatría en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Rosa Molina (en Instagram @dr.rosamolina), y autora también del pódcast De piel a cabeza, ha elaborado una guía muy práctica, Una mente con mucho cuerpo, para cuidar de nuestro bienestar físico y mental: «Deberíamos dejarnos llevar más por el corazón, confiar en nuestros intestinos y usar mucho más el cerebro».

—Recientemente, se ha publicado que España es el primer país del mundo en consumo de benzodiacepinas y psicotrópicos. Parece evidente que no estamos cuidando nuestra salud mental.

—Efectivamente. El cuidado mental ha sido siempre el hermano pobre de la salud, pero por fin parece que eso está cambiando. La pandemia ha puesto el foco en la salud mental y es muy positivo, porque nos ha ayudado a desterrar ciertos mitos o estigmas. Sin salud mental no hay salud, ya que mente y cuerpo siempre están conectados. Deberíamos dejarnos llevar más por el corazón, confiar en nuestros intestinos y usar mucho más el cerebro.

Dicen los expertos que el mayor enemigo de la sociedad actual es el estrés, sin olvidarnos de la ansiedad.

—Sí. Los especialistas decimos que el estrés es la pandemia silenciosa del siglo XXI. El ritmo trepidante del día a día, de «lo quiero para ya», y el consumo acelerado, van calando gotita a gotita en nuestro organismo. Cuando se mantiene a lo largo del tiempo, se produce un desequilibrio entre cuerpo y mente y aparecen las señales de que algo no va bien; desde molestias gástricas, pasando por problemas en la piel, como la psoriasis, hasta episodios de ansiedad o trastornos del sueño.

—¿Cómo podemos cuidar de nuestra salud mental para prevenirlo?

—Lo más importante es tener una serie de hábitos saludables como descansar un mínimo de horas, mantener una alimentación sana, hacer ejercicio físico con regularidad, practicar meditación, potenciar las relaciones sociales y realizar actividades que nos aporten satisfacción. Sabemos que la práctica del deporte es uno de los mejores reguladores emocionales de los que disponemos las personas. Es más, el ejercicio físico es el ansiolítico que actúa con más rapidez, pero el abrazo es el mejor ansiolítico que existe y el más reconfortante.

—¿No crees que sigue habiendo muchos prejuicios y pudor por confesar que se va al psicólogo o al psiquiatra?

—Sí, sin duda. Sigue estando mejor visto que suframos por algo físico que por algo psicológico. Nos cuesta dar el paso de decir que estamos yendo a terapia, porque tenemos miedo a sentirnos vulnerables, a mostrarnos débiles, ya que la vulnerabilidad no está bien vista en la sociedad actual. Incluso nos venden la idea de que en la vida hay que tirar adelante y que podemos con todo, y es un grave error y totalmente falso. Precisamente, los profesionales de la salud mental tratamos de romper con esos prejuicios y esos temores.

—¿Nos asusta mirar hacia dentro y descubrirnos a nosotros mismos?

—Sí. Hay mucho miedo a vernos a nosotros mismos sin trampa ni cartón y, sobre todo, delante de un especialista que nos va a estar analizando. Los profesionales de la salud mental somos como los cirujanos de la psique, diseccionando esas sensaciones corporales que suelen tener su origen en el plano psicológico y a las que casi nunca la gente sabe ponerle palabras.

—Otro tema muy preocupante es el suicidio, sobre todo en adolescentes.

—Efectivamente. Ayer estuve de guardia en el hospital y nos entraron seis intentos de suicidio, dos de ellos de adolescentes. Los intentos de suicidio han aumentado exponencialmente entre los más jóvenes hasta el punto de que estadísticas para el 2020-2021 señalan que este tipo de muerte podría superar a la producida por los accidentes de tráfico. Por eso, todos tenemos una responsabilidad muy importante a la hora de intentar revertir, frenar o disminuir esta delicada situación haciendo campañas de sensibilización, por ejemplo.

—¿Son tan peligrosas las redes sociales como nos dicen los expertos?

—Su mal uso es muy perjudicial y están provocando mucha frustración, mucho malestar, y cuando no pueden desconectarse, generan mucha adicción. Esto proviene de la liberación de dopamina que sentimos cuando nos dan un like o vemos comentarios en un post. Yo suelo decir que los espejos del siglo XXI son las redes sociales, porque esconden las imperfecciones y muestran una imagen idealizada de la realidad, y esto es muy peligroso para los más jóvenes.

—Volviendo al libro, aconsejas ponerle más arrugas a la vida. ¿Por qué?

—Sí, porque se ha observado que un mayor número de pliegues o «arrugas» cerebrales se han asociado con unas capacidades cognitivas superiores, y además, existen más posibilidades de que se establezcan conexiones neuronales. Para ello, debemos invertir en nuestra vejez para conseguir un cerebro más sexy y arrugado. Por ejemplo, aprendiendo cosas nuevas, practicando ejercicio físico, potenciando las relaciones sociales y manteniendo una relación más saludable con nuestras emociones.