Emma Dabiri: «En occidente se copian los rasgos por los que a mí de pequeña me hacían 'bullying'»

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La escritora irlandesa Emma Dabiri
La escritora irlandesa Emma Dabiri STUARD SIMPSON

Nacida en Irlanda en una familia mestiza, la escritora hace una dura crítica a la sociedad racista en la que creció, a través del pelo de las personas negras

15 mar 2023 . Actualizado a las 12:08 h.

«Ya en mis recuerdos más tempranos, mi pelo aparece como un problema que había que manejar. La idea enraizada de que el pelo de las mujeres negras hay que manejarlo funciona como una poderosa metáfora del control social sobre nuestro cuerpo». Así lo ha visto Emma Dabiri (Dublín, 1979) desde que nació y ahora ha plasmado toda la crueldad que ha vivido la sociedad negra a lo largo de la historia en No me toques el pelo, un ensayo sobre el peinado, editado por Capitán Swing. 

—Es un libro sobre el pelo, pero ¿puede decirse también que es un libro sobre la cultura africana?

—Sí, pero no de una cultura africana en general, porque no hay una sola. Lo que he intentado es buscar principios de esas culturas, que son previas a la imposición del mundo occidental y de la mirada eurocentrista. 

—Dice que de pequeña se sentía como que «no era una irlandesa de verdad»: ¿sigue habiendo en Europa niñas negras que tengan esa sensación?

—No es que yo no me sintiera irlandesa, es que todo el mundo asimilaba que no lo era por el hecho de ser negra, no era algo que saliera innato de mí. Sobre las niñas de hoy en día, hace dos meses te diría que no, pero desde que presenté el libro he notado un incremento del discurso racista acerca de lo que es ser irlandés o sobre la identidad irlandesa. Yo no me considero inmigrante porque no lo soy, pero muchas personas siguen considerando que si no eres blanca en Europa, ya tienes que ser una inmigrante. Y supongo que algo así pasará en España. 

—Pero la estética se está imitando constantemente en Occidente.

—Hay una dinámica muy interesante entre la negritud y la blanquitud, sobre todo en Estados Unidos, donde había una población blanca que vivía muy ligada a una población esclavizada que ya está interiorizada en la cultura americana. Es curioso que personas blancas se hagan cirugía estética para tener unos labios más grandes o unos pómulos más resaltados, es como si tener estos rasgos se hubiera vuelto como un estándar de belleza global, los mismos rasgos por los que a mí me hacían bullying en el colegio. 

—Y, sin embargo, dices que el pelo es «el único rasgo que sigue siendo complicado de imitar».

—Se ven trenzados, cardados, rastas, pero son peinados con un significado diferente en el contexto africano; en la cultura nigeriana a la que pertenece mi padre, nadie se hubiera dejado el pelo afro, un estilo que luego en los setenta en EE.UU. tenía un significado más politizado. Por eso afirmo que el pelo negro es político. 

—¿Hay una cultura alrededor de las peluquerías para mujeres negras?

—Por supuesto que la hay, pero también en las barberías a las que acuden los hombres hay un ambiente festivo. Debido a la textura de nuestro pelo, nuestros peinados son muy laboriosos, pasamos mucho tiempo en la peluquería y se crea una relación especial con esas mujeres que te peinan. 

El libro de Emma Dabiri está editado por Capitán Swing
El libro de Emma Dabiri está editado por Capitán Swing

—Es curiosa la investigación que hizo sobre la historia de los productos de belleza para negros, ¿fue difícil?

—Fue revelador descubrir a un buen número de mujeres afroamericanas de principios del siglo XIX en Estados Unidos que estuvieron directamente implicadas en la industria cosmética para su colectivo.

—Cuando escribías, ¿en quién pensabas como lector, en gente blanca o gente negra?

—Pensaba totalmente en la comunidad negra. 

—Y una vez publicado, ¿ha tenido igual repercusión en ambas?

—Por un lado, el libro ha sido muy popular en Irlanda, donde la mayoría de la población es blanca. De forma paralela, en América ha tenido un mayor impacto entre la comunidad negra. Para los primeros supuso algo revelador y los segundos se han visto reflejados en las experiencias que cuento. 

—En todas las páginas se palpa rabia ante el racismo que vivió en su niñez, ¿se sintió liberada tras escribirlo?

—Más que liberada, creo que me sentí contenta al poder transmitir todos los conocimientos que descubrí durante el proceso de escribirlo, sentía que tenía una responsabilidad y me sentí realizada al terminarlo.