¡Es mi hermana, es mi hija!

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Aless Lequio, hijo de Ana Obregón fallecido hace tres años y padre de la niña nacida por gestación subrogada el pasado 20 de marzo.
Aless Lequio, hijo de Ana Obregón fallecido hace tres años y padre de la niña nacida por gestación subrogada el pasado 20 de marzo.

05 abr 2023 . Actualizado a las 22:33 h.

Polanski puso a Jack Nicholson a golpear a Faye Dunaway hasta que confesó la verdad a bofetones. Es la secuencia casi final de Chinatown y un cierre brutal a la película que en 1974 consiguió el Óscar al mejor guion. «¡Es mi hija! ¡Es mi hermana! ¡Es mi hija y es mi hermana!». En esa línea de guion de la bella Evelyn que interpreta Dunaway queda rematada la película y retratada la oscura realidad de los protagonistas de la cinta, con una violación incestuosa en el eje de la trama que explica qué significan de verdad las palabras de Evelyn. Esto sucedía en el cine mientras en la vida de Nicholson acontecía otro enredo familiar. Coincidiendo con el estreno de Chinatown, la revista Time decidió indagar en la vida privada de aquel actor a punto de convertirse en estrella tras haber embaucado al público con Easy Ryder o Mi vida es mi vida. La biografía oficial de Jack Nicholson lo convertía en hijo de John y Ethel May, limpiacristales y peluquera en un irrelevante pueblo de Nueva Jersey, y en hermano menor de June, que moriría en 1963 cuando Nicholson se entrenaba en producciones de serie b. Una mínima investigación periodística permitió al reportero averiguar que en realidad Ethel era la abuela de Jack y su hermana June, su madre y que toda la familia había ocultado al actor las verdaderas filiaciones en una época en la que un embarazo adolescente con un padre desconocido constituía un escándalo y la garantía cierta de una reprobación para la pobre chica. Nicholson se convirtió así en el ejemplo más conocido de una simulación que fue habitual en familias en las que las abuelas se convertían en madres para ocultar las consecuencias de la actividad sexual de una hija en una época en la que las hijas, por definición, no tenían actividad sexual que valiera.

Pensé en el lío de Nicholson al conocer el último capítulo del culebrón Obregón y ese titular del ¡Hola! para la historia, ese en el que dice «Esta niña no es mi hija, es mi nieta»; pensé en la película que filmaría Polanski con esta historia, en que todo sigue siendo igual de perturbador y en que Obregón ya anuncia que sopesa darle un hermanito a Anita, otro nieto a la carta de su hijo muerto en una familia inquietante en la que las cosas no se hacen por los motivos correctos aunque puede que, quizás, sea solo la primera de las familias que están por venir. Por eso da tanto miedo.