Mario de Sousa alcanza el éxito con 33 años: «Viví un desahucio y ahora tengo tres empresas y 45 personas trabajando»

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M.MORALEJO

Tras esta experiencia, lo último que quería era emprender. Pero un curso de búsqueda de empleo hizo que con 28 años montara su negocio: «Todos se echaban las manos a la cabeza»

23 abr 2023 . Actualizado a las 18:30 h.

Con apenas 28 años, este joven de Vigo decidió iniciar un camino que, a priori, entrañaba riesgos. Sobre todo, teniendo en cuenta el duro golpe económico que sufrió toda su familia hace ahora diez años. Pero Mario lo vio claro. Todo su entorno se echó las manos a la cabeza cuando les dijo que iba a emprender y a crear su propia empresa. Pero la motivación de una persona que le impartió un curso en Acción Laboral (Vigo) le animó a decidirse definitivamente a ser el dueño de su trayectoria profesional.

«En el 2017 hice un curso de emprendimiento y búsqueda de trabajo. Me gustó mucho cómo lo dio la chica. Aparte de explicarnos la parte legislativa, y cómo montar una empresa, metió un apartado sobre motivación, que era muy necesario. Nombró al coach Víctor Küppers [famoso por defender la motivación y el liderazgo para optimizar el rendimiento de los equipos de ventas] y eso me hizo una especie de clic en la cabeza. Me dije: ‘Sí, se puede'», comenta.

Y poco a poco fue masticando una idea que no se le iba de la cabeza. «Yo soy licenciado en Biología y empecé a formarme en desarrollo personal y demás. Me establecí como emprendedor a principios del 2019. Ahora mismo tengo una empresa de creación de comunidades digitales (Tubee), también me dedico a dar conferencias de desarrollo personal y educación ambiental para empresas, y luego tengo un servicio de Networking y márketing, en el que nos dedicamos a servicios básicos como la luz, las telecomunicaciones y ese tipo de cosas. Estas son mis tres fuentes de ingresos», aclara este empresario, que ha logrado todo esto en apenas cuatro años, y que cuenta con un equipo de 45 personas: «En una de las empresas hay 16 personas, en la otra tengo cuatro, que son mi equipo de conferencias, y en el Network márketing (ACN) son 25».

Ahora Mario, y con apenas 33 años, saborea las mieles del éxito. Pero no siempre ha sido así. Él, mejor que nadie, sabe lo que es partir de cero. «Nací en Venezuela, pero estoy aquí en Galicia desde el 2003. Llegué con mi familia cuando tenía 14 añitos. A mi padre le ofrecieron trabajo porque él es portugués y nos vinimos. Llevo media vida aquí». Fue entonces cuando toda la familia decidió montar una empresa de diseño gráfico, pero el proyecto no resultó como esperaban: «La empresa se fue al garete y, con ella, la casa. Nos desahuciaron. Tras esto no me apetecía nada empezar en el mundo empresarial. Pero la chica que nos dio el curso nos pintó un panorama muy distinto. Tenía su empresa y la parte de la motivación fue clave para decidirme». Otro de sus secretos fue analizar bien el mercado y descubrir en qué nicho podía meter la cabeza: «Hay personas que sí han tenido éxito, que sí se puede. Lo que pasa es que el 86 % de las personas que montan una empresa lo hacen sin saber qué quiere el mercado, si el negocio es viable o no... Pero con un poco de conocimiento, no lo veo complicado. Y a partir de ahí, hay que trabajarlo y tener una dedicación diaria». Así de sencillo parece.

«Cómo iba a hacer eso» 

Todavía recuerda cuando le comentó a su entorno que se iba a establecer por su cuenta. «Tanto la familia como la gente cercana me dijeron que cómo iba a hacer eso. Además, cuando estaba empezando, fue la etapa de la pandemia. Pero me dije que no pasaba nada. Si no lo podía hacer presencial, lo hacía online y a adaptarse. Fuimos reaccionando y para mí, el mejor año ha sido justo ese, el de la pandemia, tanto a nivel de facturación como de crecimiento porque evolucionamos y supimos detectar las tendencias del mercado». Aun así, reconoce que no fue sencillo que lo entendieran: «Al principio todo el mundo se echaba las manos a la cabeza porque la primera información que te viene es que emprender es malo, que cuesta mucho trabajo, que tienes impuestos de no sé qué y de no sé cuánto...». Pero aclara que, cuando dejas todos esos pensamientos a un lado, te das cuenta de que se puede salir a flote.

Otra de las claves de su éxito es saber motivar a todos los que trabajan con él. Mario no utiliza el término empleados para su equipo, «sino socios o colaboradores»: «Tengo personas trabajando que tienen 40 o 50 años y con muchas ganas de aprender. Porque como yo aprendí con 28, ellos están aprendiendo a esa edad y así crecemos todos». Para este joven, la edad no es un impedimento. «Para nada, tengo gente de 20, de 30, de 40 y de 50. Lo importante son las ganas y la motivación que tengan de aprender», dice. Y si hay algo que cuida muchísimo es que todas las personas se encuentren bien y a gusto: «Es verdad que hay situaciones caóticas porque cada persona es un mundo y tiene sus problemas personales y, a veces, hay que hacer de psicólogo». Incluso utiliza un sistema para conocer el nivel de motivación de todo su personal. «Todas las semanas yo paso una pequeña encuesta para ver cómo se encuentra cada uno de ellos. Y así yo tener una perspectiva. Si una persona se encuentra mal, me reúno con ella y le aporto la ayuda que necesite. Ya sea económica, ya sea psicológica o lo que sea, para que esté contenta. Siempre les digo que mi prioridad son ellos. Y me reúno de manera individual con cada uno. Esto, me ha evitado dolores de cabeza que, al principio, sí los tenía».

Mario es consciente de la responsabilidad que tiene sobre sus espaldas, pero lejos de agobiarle, reconoce que le motiva a dar su mejor versión. Además, después de todo lo que tuvo que pasar su familia, pocas cosas ya le asustan: «Vivir un desahucio fue mi primer jaqueo mental. Eso fue en el 2013. Y luego, en el 2016, se murió mi hermano pequeño. Fueron dos auténticos jaqueos mentales. Pero yo siempre voy a trabajar con una sonrisa y motivado. Me lo tomo como si fuera un juego. Porque yo ya he pasado por ahí, ya sé lo que se siente al no tener nada y sé también lo que se siente al tener dinero. A partir de ahí, me tomo la vida con positivismo, como un juego, tratando de dar mi mejor versión cada día». Es por eso que siempre se va a la cama contento y con una sonrisa, porque hoy lo ha dado todo y porque mañana no sabe si estará.

En Portugal

Además, después del desahucio, explica que parte de su familia se fue a vivir a Madrid y que él se fue a trabajar a Portugal con su pareja actual. «Luego regresamos aquí, a Vigo, porque es donde me había criado en mi adolescencia y tenía personas en quien apoyarme. Los socios que tengo ahora». Mientras tanto, él siempre estuvo en activo: «Cuando terminé Biología, estuve trabajando para laboratorios, en gestión de calidad; estuve también dando clases particulares a niños de Biología, Matemáticas y, también, de Educación Ambiental en una academia».

Sobre la posibilidad de volver a vivir un nuevo revés en la vida dice que cree que ya está cubierto: «De todas formas, no tengo miedo de ningún tipo. Y además, si mañana me vuelve a pasar, no tengo ningún problema porque ya sé cómo salir de ahí». Y reconoce que su objetivo es seguir creciendo tanto a nivel de facturación como realizando nuevos proyectos. No se cierra a nada. Mario es superviviente que ha sabido reponerse de los embistes de la vida con una sonrisa y tratando de contagiar a todo el que está a su alrededor.