El taxi verde de Tuco

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EDUARDO PEREZ

04 nov 2023 . Actualizado a las 17:30 h.

«O tío Coca levoume a Raxó nun taxi verde con gardalamas negro porque me ferira nun dedo cunha caixa de betume». Esta es la sugerente puerta por la que Tuco Cerviño nos invita a entrar en lo que parece ser la biografía vital y familiar del exdiputado del PSOE y que enseguida se convierte en el asombroso y detallado retrato de una época y de un país, o en realidad de dos, porque la España en la que Tuco nace y la España que se asoma en 1968 cuando Cerviño cierra el relato se parecen bastante poco.

El político, médico y gerente sanitario aplica el bisturí a su apabullante familia, una saga de burgueses pontevedreses por parte de madre y de labregos prósperos por parte de padre, de admirable tradición antifascista y galeguista y con muchas biografías individuales singulares que Tuco refiere hasta componer un hermoso mosaico. «A miña familia perdeu a guerra», registra Cerviño con la vehemencia marca de la casa para matizar la autoridad social que los suyos ejercieron en esa Pontevedra de finales del XIX y mediados del XX en la que te zambulles con mucho placer.

En la historia de Tuco Cerviño y su estirpe hay muchas cosas infrecuentes, como la que compete a su madre, Daría González García, una señorita de Pontevedra de la pequeña burguesía ilustrada que, atención, se licenció en Filosofía en el año 1935.

En su parentela hay muchos políticos, pero también masones, curas, médicos, abogados, peronistas, emigrados y labregos. Si es cierto que cada familia tiene una novela, la de Cerviño es de las buenas.

En la segunda parte de este Un taxi verde e un concerto (editorial Galaxia), Tuco nos invita a la Compostela de finales de los sesenta en donde él tuvo un protagonismo singular en todas las revueltas de marzo del 68 que convirtieron a la Universidade de Santiago en la vanguardia democrática de España. El relato que en el libro se hace de aquellos días y de aquella generación de estudiantes tiene la potencia de las mejores narraciones. Una gran historia que concluye con el concierto de Voces Ceibes en abril del 68 en el aula magna de Medicina, concierto que, por cierto, Tuco se perdió a pesar de lo mucho que tuvo que ver en la formación del grupo que le puso música en galego a aquella revolución.