Ya solo por el parque temático de Puy du Fou vale la pena visitar esta zona francesa. Mucho más si uno se anima a conocer sus castillos, navegar por los canales de la Venecia Verde o indagar en su historia
08 nov 2023 . Actualizado a las 22:04 h.Lo primero es situarse: Vendée es un departamento (el equivalente a la provincia) del oeste de Francia, esa franja atlántica tan plagada de atractivos (de la Aquitania a la Rochelle, de Normandía a la Bretaña) que cuesta decidirse por uno. Mejor, si se puede, todos. Por comparar, Vendée tiene 6.720 kilómetros cuadrados, mucho menos que la también atlántica A Coruña (casi 8.000), y la mitad de habitantes. Forma parte de la región de los Países de Loira, con capital en Nantes (históricamente bretona), aunque turísticamente está situada en Loira Atlántico (que también es el nombre de otro departamento de la misma región, ojo). No tiene pérdida: es una zona de enormes argumentos turísticos a la que se llega en nada desde Nantes (incluso en coche desde Galicia si hay tiempo) y que, como se suele decir y desde luego es verdad, sorprende para muy bien si es que se llevaba alguna duda previa. Vendée ofrece una fachada atlántica de inacabables playas, pero este viaje lleva a una parte de su interior. Tranquilo, apacible, de intensa vida ganadera. Y mucha historia, castillos que atestiguan lo anterior, una Venecia Verde para pasear en lanchas mientras te topas con vacas justo al lado. Con viñedos y ciudades de arte e historia. Y, desde luego, con el Puy du Fou, que a su título de mejor parque temático del mundo puede unirse el de las mil pronunciaciones por parte de los extranjeros, y todas válidas.
Es un buen punto de arranque para conocer esta tierra. De hecho, solo este lugar justifica la visita a Vendée. Parece inabarcable, como una gran ciudad en mitad de un bosque centenario en el que se suceden multitudinarios espectáculos asombrosos relacionados con el pasado. De los vikingos a las cuadrigas romanas (una de las mejores, pero es difícil escoger), de las justas con lanza a los músicos autómatas, de los mosqueteros al interior de un barco que cruza el Atlántico, de una sucesión mímica muy emotiva con escenario kilométrico (la novedad) a los caballeros de la Tabla Redonda.
El de las grandes aves que salen de un aerostato y vuelan alto y raso deja con la boca muy, muy abierta. Y muchos más. ¿Hay espectadores para todos? Los hay, sí. Hace falta plano, caminatas y organización para ver el mayor número posible, y con una aplicación se puede seguir desde el propio móvil la traducción simultánea de bastantes. Un brutal complejo con restaurantes, jardines, lagos, espectáculos nocturnos, y el enorme peso de la historia. La palabra temático evoca ciertas estéticas que en este caso no tienen nada que ver (en su parte mala). También hay un Puy du Fou en Toledo, por cierto. Más pequeño, más español, e igualmente recomendable.
A UNA HORA DEL PUY
La historia también se puede aprender y tocar en lugares como el Logis de la Chabotterie, a una hora del Puy. Un palacio con espacios interactivos y unos jardines verdes en los que hartarse a hacer fotos. Pero, sobre todo, punto básico para conocer algo más sobre la guerra de Vendée, en España poco conocida (incluso en Francia), y que en 1794, durante tres años, fue una revolución contra la Revolución francesa que acabó muy mal para los primeros, hasta el punto de que en algunos escritos se emplea la palabra genocidios contra los habitantes de esta zona. Por dentro se recrean y conservan los espacios de otros tiempos, esos que ayudan a viajar hacia atrás mejor que la interactividad.
La naturaleza acompaña a cada metro en este departamento galo. Para una buena inmersión en ella es imprescindible pasar una horas en las Marismas del Poitou (o poitevinas), desde Maillezais. Primero, paseo en barca (hay muchas opciones a elegir) y después, otro paseo junto a la antigua abadía.
La navegación por esta llamada Venecia Verde permite recorrer kilómetros y kilómetros de canales sobre lo que fue un golfo marino que, con los siglos, se fue adecuando para servir a agricultores y ganaderos, y ahora son un recurso turístico de primera magnitud. El embarcadero de l'Abbaye, uno de tantos (pero el más recomendable) es vecinal, y recibe cada año a 45.000 visitantes de los 700.000 de toda la zona. Jóvenes, estudiantes o jubilados se ponen al mando de los remos, explican el paisaje y el patrimonio, y los beneficios se destinan a la colectividad. La navegación es relajante y se abre, a veces, sobre grandes láminas de un verde esmeralda especialmente intenso. Y justo a unos metros se encuentra la milenaria e imponente Abadía de Maillezais. Sus restos, que conservan un porte majestuoso, herencia de varias capas de épocas históricas.
Más reciente es el castillo de Terre Neuve, en Fontenay-le-Compte, ciudad que necesita de una jornada para su disfrute. Este edificio del XVI, ahora museo, mantiene decoraciones y espacios intactos, incluida la memoria de Simenon, que vivió en él. Vendée también es tierra de vinos, y a 25 minutos del castillo, en Vix, están los viñedos Mercier, 70 hectáreas iniciadas en 1890. Con exposición y catas, y un trabajo muy ecológico. Ya de regreso a Fontenay, la ciudad, con etiqueta de Arte e Historia, atravesada precisamente por el río Vendée, ha de recorrerse con calma. Milenaria, históricamente fue centro de comercio. A cada rincón hay algo que ver, desde la primera fuente clásica del Reino de Francia al símbolo de la villa, un unicornio; los 80 metros de altura del campanario o el hermoso jardín en lo alto alrededor del castillo, con buenas vistas.
comer y dormir
Con al menos tres días en esta parte de Vendée, una buena elección de alojamiento es Hotel Saint James, en Montaigu. Cómodo y práctico. Otro, el Château de la Flocelliére, en Sèvremont. En este caso, un lugar de ensueño para regalarse un capricho, con una excelente atención de Sandrine, la dueña. Y, en Velluire, L'Auberge de la Riviére, al lado del río Vendée, lujo asequible y hermosos amaneceres y paseos al lado. Para comer, La Digue, en Montaigu; Mont Mercure, en Sévremont, y La Glycine y Le Rabelais, en Fontenay-le-Comte. Y todos los datos en https://www.loira-atlantico.com .