Desconexión y confort en Asturias con vistas a Galicia

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Elfarero

De la Osa Hotel, un sueño de armonía y hospitalidad que mezcla el ambiente rural y el lujo a escasos veinte minutos en coche de Ribadeo

16 may 2024 . Actualizado a las 16:24 h.

En la frontera con Asturias, en la parroquia de Abres (Vegadeo), hay un balcón con maravillosas vistas a Galicia, con el río Eo a sus pies, en el que hace poco más de año y medio abría sus puertas De la Osa Hotel, un establecimiento que consigue aunar con total armonía y sin estridencias el lujo y el ambiente rural en una situación privilegiada, a escasos veinte minutos de Ribadeo. La escapada perfecta, desconexión asegurada.

La historia de este peculiar hotel boutique se remonta a mucho más atrás, según explica su propietaria, Ana de la Osa: «Fue un proyecto que comenzó en la pandemia. Mi hermano y yo nos dedicamos ambos al turismo, y cuando llegó el confinamiento vimos que las cosas iban a cambiar. Yo soy guía turística por Europa y estuve dos años y medio sin poder viajar. Así que nos lanzamos con esta idea que ya veníamos acariciando desde hacía tiempo. De hecho, siempre hablábamos de hacer algo así cuando nos jubilásemos», cuenta desde el imponente mirador que han acondicionado como salón-comedor.

Cuenta con cinco habitaciones de más de veinte metros cuadrados con amplios baños en las que todo está cuidado hasta el más mínimo detalle. Un oasis de confort en medio de una zona netamente rural. «La idea era dar servicio a aquellos que les apetezca desconectar en medio de la naturaleza, pero sin renunciar a ninguna comodidad», apunta la propietaria. Ese servicio incluye unos completos desayunos a la carta: «Siempre tenemos una base con tostadas, mantequilla, mermelada, aceite, jamón, tomate, algo dulce... Pero solemos preguntar por los gustos del cliente, para hacer una tortilla o ir cambiando alguna cosa dependiendo de los días que se quede», explica Ana de la Osa como ejemplo del trato familiar del que han querido dotar al hotel: «Es un trato muy personal, lo que no está reñido con la discreción y con dejar al cliente tranquilo, que es a lo que viene. Pero sí que queremos hacer que se sientan en casa. Que sepan que tienen todo lo que quieran o necesiten a su disposición». Y todo en medio de un entorno natural idílico en el que practicar senderismo, piragüismo y, por supuesto, disfrutar de las bondades gastronómicas del Cantábrico.

El hotel está abierto también a la celebración de eventos hasta cierto tamaño. Este pasado fin de semana tuvo un encuentro de un operador turístico con gente que vino de Japón y Dinamarca, a los que ofrecieron un ágape en la chimenea exterior a su llegada. «Hasta hemos celebrado alguna boda pequeña», cuenta Ana de la Osa.