Gómez Noya, de pentacampeón a guitarrista: «Si pegamos el pelotazo, nos dedicaremos de lleno a ello»

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Los integrantes de Liorta. De izquierda a derecha, Jesús Costas (bajo), Diego Paz (guitarra), Javier Gómez Noya (guitarra), Alberto Fernández (batería) y Roberto Barral (voz).
Los integrantes de Liorta. De izquierda a derecha, Jesús Costas (bajo), Diego Paz (guitarra), Javier Gómez Noya (guitarra), Alberto Fernández (batería) y Roberto Barral (voz). ADRIÁN BAÚLDE

Sí, además de ser el mejor triatleta de la historia, el ferrolano toca la guitarra con su grupo de rock, Liorta. «Tenemos los temas muy ensayados y la gente se lo pasa muy bien en nuestros conciertos», dice

14 jul 2024 . Actualizado a las 23:44 h.

No, no se ha vuelto loco. Javier Gómez Noya —cinco veces campeón del mundo, medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres y cuatro veces campeón de Europa— sigue vinculado al mundo del deporte y compitiendo a un gran nivel. Pero ahora, que ya se ha convertido en el mejor triatleta de todos los tiempos y cuando su carrera profesional ya ha superado con creces el ecuador, puede dedicarse a uno de sus hobbies más desconocidos: tocar la guitarra con su banda de rock Liorta. Más de uno se ha quedado con la boca abierta al verlo actuar. Porque en esto de ganarse el público, tanto el triatleta como el resto de integrantes de la banda, son unos artistas, en el sentido más literal de la palabra.

Se da la circunstancia de que también forman parte del grupo otros dos extriatletas, Diego Paz (guitarra) y Roberto Barral (voz) que, como dice Gómez Noya, «eran muy buenos» y ahora han buscado su propio camino profesional. Roberto está preparando oposiciones y Diego es bombero, aunque estudió Fisioterapia. «Lo de tocar la guitarra es una faceta bastante desconocida, pero me viene desde pequeño, por mi hermano que la tocaba. Él me enseñó cuatro cosas básicas y me aficionó al rock. Así empecé. Para mí, es algo muy natural, porque crecí viendo eso. Pero, con el deporte, nunca tuve demasiado tiempo para dedicarle las horas que me gustaría», cuenta el ferrolano, afincado en Pontevedra: «Empecé a tocar con 10 años o así. Y poquito a poco fui progresando».

Gómez Noya reconoce que lo de formar una banda surgió por casualidad: «Yo tocaba solo en casa. Mi hermano tenía un grupo y alguna vez me invitó a tocar con ellos en algún concierto, pero tampoco nunca tuve muchas más pretensiones». Esa pasión se quedó ahí aparcada durante algún tiempo hasta que un compañero le contó que también tocaba la guitarra. «Diego, con el que entrené muchos años y que era muy buen triatleta, me dijo que estaba aprendiendo. Le propuse quedar un día y empezamos en casa. Luego, recuerdo que fuimos a una concentración a Canarias y nos llevamos las guitarras. Tocábamos en los ratos libres que teníamos entre los entrenamientos, porque siempre es más divertido hacerlo con alguien que solo. Pero por aquella época no teníamos mucha idea de montar un grupo ni mucho menos», cuenta. Hasta que apareció un tercer integrante: «Diego conocía por la carrera de Fisioterapia a un chico que tocaba la batería y que era muy amigo suyo y tocaba muy bien, que es Berto, nuestro batería, y nos juntamos. También con Jesús Costas, que era amigo de ellos y que no tocaba nada, pero le ponía voluntad y empezó a cantar, aunque luego pasó a tocar el bajo. Y encontramos a otro triatleta, que también estuvo becado en el Centro Gallego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra, que es Roberto Barral. Vimos que cantaba bien y lo animamos porque no había cantado nunca, pero tenía potencial. Fue así cómo formamos el grupo», relata.

Los primeros ensayos

«Empezamos a ensayar sin muchas pretensiones. Nos juntábamos, tocábamos versiones de temas que nos gustaban y pasábamos el tiempo. Pero llegó un momento en que ya las teníamos dominadas y nos empezó a entrar el gusanillo de probar ante el público», comenta el superdeportista, a quien se le ve muy cómodo sobre un escenario.

«Empezamos a tocar para amigos en casa de Diego. Sus padres tienen una finca y montamos una especie de festivalillo invitando a unos y otros. Al final se juntó bastante gente. Luego, actuamos en fiestas privadas y también en algunas salas y locales de Pontevedra», aclara. Su gran concierto fue en la mítica sala Karma, coincidiendo con la final de la serie de los mundiales de triatlón, el pasado mes de septiembre: «La gente acabó saltando, bailando sin camiseta y todo el mundo se lo pasó genial. Es un concierto que guardamos con mucho cariño, porque llenamos la sala. Hubo un ambiente muy chulo». «También actuamos en el festival MoSka Rock, en la sala Rebullón de Mos y en algunos locales de Pontevedra, como el Bazar. Viene bastante gente a vernos, la verdad es que nos sorprende. Pero es cierto que tenemos los temas bien ensayados y la gente se lo pasa muy bien», reconoce. Además, ya tienen temas propios, que van combinando con versiones de temas más conocidos. «Tenemos un poco de todo. Los temas nuestros son rock gallego. Rober es quien escribe las letras y luego hacemos versiones de todo, desde grupos gallegos, que son referencias para nosotros como Herdeiros da Crus, a grupos internacionales de todo tipo», dice, mientras cuentan que van a iniciar las grabaciones de sus canciones: «A finales de verano queremos meternos en un estudio para luego subirlas a plataformas».

La pregunta es obligada para este gran deportista: ¿le impone más un escenario que hacer un triatlón o un ironman? «Es diferente. Es verdad que al principio, el escenario impone y te pones nervioso. Y hay algo parecido en el sentido de que el día del concierto también tienes que rendir y hacer las cosas bien. Además, esa tensión de tocar con el público la tienes que superar tú solo. Pero lo disfrutamos y la gente que nos ve, también», dice. Eso sí, nada que ver con los grandes obstáculos que tiene que superar en sus carreras: «Me acuerdo de una en San Francisco, que competíamos a las seis de la mañana, cuando aún estaba amaneciendo, y nos llevaron en barco para tirarnos muy cerca de la isla de Alcatraz, con unas aguas gélidas. A veces, en momentos así, dices: ‘¿Quién me mandaría a mí?'. Pero luego se te olvida y lo disfrutas. Porque el deporte es mi pasión. En cambio, con la música no tienes esa sensación», explica.

Gómez Noya sabe que se encuentra en el final de su carrera profesional, pero no por ello deja de disfrutarlo: «Ahora estoy haciendo larga distancia y, bueno, no sé si será el último año o si seguiré algún añito más. Cada cosa tiene su momento y yo he tenido la suerte de vivir muchos a muy buen nivel, ganando carreras y todavía lo estoy disfrutando. Sé que los años pasan y, aunque me retire, seguiré haciendo deporte. Forma parte de mi identidad».

Los que hemos disfrutado de sus triunfos sabemos de lo que es capaz, así que quién sabe, igual ahora la lía con Liorta: «Pues si pegamos el pelotazo, pues nada, nos dedicaremos de lleno a ello». Claro que sí. ¡A por todas!