Álex Voces, de A Escola da Bici: «La mayoría de los alumnos que aprenden a andar en bici son mujeres de entre 55 y 70 años»

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GONZALO BARRAL

En esta «biciescuela» no te dan la «L» ni un carné, pero te enseñan a circular en bici como un profesional. Aprender a ir sobre dos ruedas no es solo para los pequeños. Ponte el casco y ¡a rodar!

18 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Se dice que andar en bici es algo que nunca se olvida pero, ¿y si nunca se ha aprendido? Según el Barómetro de la Bicicleta una de cada cinco personas de entre 14 y 70 años no sabe pedalear o no es capaz de circular con seguridad. Para muchos, aprender siendo adulto se vuelve complicado bien porque no tienen un vehículo para practicar o porque el miedo a la caída es mayor con cincuenta años que con ocho. Pero, citando de nuevo al refranero popular, nunca es tarde si la dicha es buena. Y además, ¿qué mejor época que el verano para aprender a disfrutar de la bici?

Si todavía no sabes cómo dar las primeras pedaladas, en YES te presentamos A Escola da Bici. Este proyecto arrancó en el 2019 en A Coruña bajo el paraguas de la asociación sin ánimo de lucro Mobi-liza. Con el fin de introducir en la movilidad sostenible al mayor número de gente posible nació con una idea muy clara, «enseñar a las personas a andar en bici y a circular con ella por la ciudad», como cuenta Álex Voces, uno de los monitores de la escuela. Desde entonces, salvando el parón provocado por el coronavirus, no ha habido casi ningún período en el que no hayan ofertado cursos tanto de infancia como de adultos. «Prácticamente todos los meses hemos sacado mínimo cinco cursos con algún pico de doce o catorce, sobre todo el año 2022», comenta el monitor que, echando cuentas, estima que cada año acuden a estos cursos exprés unas trescientas personas de media.

MÁS DEMANDA DE NIÑOS

En cuanto al perfil de usuarios, el monitor destaca que «anteriormente se apuntaban casi el mismo número de adultos e infancia, pero ahora en niños cada vez es mayor la demanda, sobre todo entre los 4 y los 8 años». En cuanto a la parte de adultos, confirma que el grueso de asistentes son mujeres y, por grupo de edad, destacan las que se encuentran entre los 55 y los 70 años. Álex Voces encuentra la explicación analizando el pasado. «Muchas veces lo que nos comentan estas mujeres en la ronda de presentación que hacemos en las clases es que en la casa había una bicicleta en la que aprendieron los hermanos varones, pero que a ellas no se les dio esa oportunidad. Evidentemente por una cuestión de discriminación por género», apunta. Ese sesgo cree que también influye en la proporción de hombres que hacen los cursos, muy inferior a la de mujeres. «A los hombres generalmente les da más reparo ser enseñados a edades adultas», analiza. En los últimos tiempos se ha encontrado también con un nuevo perfil de usuario, mujeres de entre 35 y 45 años de núcleos urbanos. Álex Voces achaca este nuevo alumnado a que «su infancia se desarrolló en la década de los noventa», un momento en el que las ciudades sufrieron una gran expansión del transporte en coche. «Ese espacio que anteriormente era público y que podría ser utilizado para aprender a andar en bici fue invadido», argumenta.

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Igualmente, sea cual sea el motivo, en A Escola da Bici se apunta gente de todo tipo, de hecho, no todos los asistentes a estos cursos parten de cero. Las clases van dirigidas tanto a personas que no se han subido nunca a una bicicleta como a los que necesitan un último empujón para atreverse a circular por ciudad.

La oferta es tanto para niños como para adultos, pero la dinámica es la misma en ambos casos. Los que nunca hayan montado en bicicleta tienen el nivel de iniciación, con el que se busca llegar a pedalear y mantener el equilibrio sobre la bicicleta. Los que ya tienen esas destrezas adquiridas pueden inscribirse al segundo nivel: habilidades. En este curso los alumnos aprenden a mirar hacia atrás o soltar una mano del manillar y, sobre todo, ganarán confianza sobre las dos ruedas. Por último, A Escola da Bici cuenta con el nivel más avanzado, el de circulación, destinado a personas que ya saben moverse con comodidad, pero que no se atreven a desplazarse por ciudad.

Para inscribirse no es necesario disponer de bicicleta ni casco propios, ya que ellos mismos tienen todo el material disponible. Tampoco es necesario tener mucho tiempo. Cada nivel se completa en solo seis horas repartidas en tres jornadas consecutivas de 120 minutos cada una. Los niveles más básicos se realizan en el patio interior que el edificio tiene en el barrio coruñés de Labañou, en la antigua sede de Padre Rubinos. El precio de cada nivel es de 15 euros y, para poder dar una atención personalizada, los grupos son de máximo cinco personas.

QUITARSE LA ESPINITA

Álex Voces destaca que los principales motivos por los que los adultos se apuntan a sus cursos es «para salir de paseo con la bici o, en las personas más mayores, para quitarse la espinita y conseguir un nuevo logro en su experiencia vital». En sus deseos está que estas experiencias acaben derivando en «una alternativa de movilidad y de desplazamiento consolidada» para ir al trabajo, hacer recados o al centro de estudios ya que es más sostenible y más saludable. En cuanto a cultura ciclista, apunta, «comparado con otros países europeos, estamos en situación de desventaja», aunque valora que en Galicia se están haciendo esfuerzos para tener una red ciclable y servicios de bici compartida, como el caso de BiciCoruña. De todas formas, el monitor recuerda que, sobre todo para moverse por ciudad, «circular en bicicleta no es solo saber pedalear, es también tener las destrezas y el conocimiento necesario sobre la normativa: saber por dónde podemos circular, cómo actuar ante un paso de peatones o qué elementos son obligatorios y opcionales también es indispensable».

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Además de la seguridad de la propia conducción, hay que asegurarse también del estado de la bicicleta. Para ayudar a mantenerla en condiciones óptimas, la asociación cuenta en sus instalaciones con un taller de autorreparación. «Cualquier persona se puede acercar con su propia bicicleta y allí dispone de espacios para repararla, así como herramientas y componentes de segunda, tercera o cuarta mano», comenta Álex Voces. «Si el usuario tiene conocimientos de mecánica, estupendo, pero si no es el caso, hay personas voluntarias para aconsejar y ayudar con la reparación y enseñar a hacerlo por tu cuenta». Este espacio está abierto todos los martes y miércoles de cinco y media a nueve de la tarde.

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