Ella es de Cariño y él de Carantoña: «Somos muy cariñosos»

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MARCOS MÍGUEZ

«Antes nos decían que parecía que lo habíamos hecho a propósito, que qué casualidad», cuentan Javier y Matilde, esta pareja tan bien avenida que lleva más de un cuarto de siglo juntos

02 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Mira que es difícil y a ver quién lo supera. Porque cuando descubrimos que hay varias parroquias en Galicia que se llaman Carantoña, nos acordamos del precioso municipio de Cariño. Y pensamos. ¿Te imaginas encontrar un matrimonio que uno sea de Carantoña (en Miño) y otro de Cariño? Pues esto, que surgió así como un comentario sin mayor trascendencia y que parecía imposible, se hizo realidad al conocer a Matilde y a Javier. Ella es de Cariño y él de Carantoña, en Miño, y sus caminos se encontraron en Ferrol.

«Nos conocimos trabajando en el 98. Los dos estábamos en un hospital pequeño en el que nos conocíamos todos. Yo soy cocinero y ella es enfermera. Y en aquellos años casi todos los que estábamos allí éramos muy jóvenes y salíamos muchas veces en pandilla juntos. Íbamos a fiestas y a cenas y fue ahí cuando empezamos a salir», comenta Javier, el de Carantoña, que ya debió de echar la caña desde el primer momento. «Sí, a lo mejor, sí», resuelve Matilde. Entre fiestas, cenas y salidas varias, fueron novios durante tres años hasta que finalmente decidieron casarse en el 2001. Y claro, viendo la procedencia de cada uno, las bromas estaban aseguradas. «Ahora la gente que nos conoce ya está más acostumbrada, pero al principio sí que había mucha broma con eso. Nos decían que era mucha casualidad, que parecía que lo habíamos hecho a propósito y ese tipo de cosas», comenta ella, que sabe a ciencia cierta que el destino es así de caprichoso y que lo bueno de la vida llega sin pretenderlo.

Que es un matrimonio bien avenido solo hace falta verlos y hablar un poquito con ellos para darse cuenta. Eso sí, ya tienen más que superada la fase del empalagamiento. Un cuarto de siglo juntos, entre el noviazgo y el matrimonio, da mucho de sí. Así que cuando se le pregunta que si son una pareja donde los mimos y los arrumacos son los protagonistas, Matilde responde con gracia: «Hay de todo. Tampoco ejercemos todo el día. Llevamos mucho tiempo juntos». Aunque reconoce que muchas veces las bromas son inevitables. «Al hablar de los pueblos con otras parejas, siempre hay la coña, en el buen sentido, al ser uno de Cariño y otro de Carantoña. Pero poco más», dice Javier. Además, ninguno de los dos conoce otro matrimonio como ellos, y eso que en Galicia hay varios pueblos que se llaman Carantoña, además del de Miño. «Conocemos de Guísamo, en Bergondo, pero de Carantoña, no», comentan.

A ambos se les llena la boca cuando hablan de sus localidades natales. «A Cariño vamos muchísimo, porque mi familia sigue viviendo allí y nos ayudan mucho con los niños cuando trabajamos. Pero a Carantoña también, porque nos queda más cerca de Ferrol y nos quedamos en la casa que fue de los padres de Javi. La frecuentamos mucho», comenta ella.

Los hijos

¿Y qué opinan los hijos de esta pareja?. «Tenemos dos, el niño, de 18, y la niña, de 11 años. Y ellos también nos dicen que vaya casualidad que uno sea de Cariño y el otro de Carantoña, pero barren mucho para Cariño. Les gusta mucho, porque allí tienen mucha libertad. Los dos tienen su pandilla de amigos. Carantoña es más pequeño, serán unas 70 u 80 casas. Y si quieren ir a Miño, los tenemos que bajar en coche, no van solos», explica Matilde.

¿Y cómo son los de Cariño, amorosos o un poquito toxos? «No, no. No somos toxos, somos muy cariñosos. Igual que los de Carantoña, que como su nombre indica es un mimo o un arrumaco», comenta resuelta ella. De lo que no se libran es del típico chascarrillo: «Aquí en Galicia estamos más acostumbrados, pero si sales fuera, a la gente le llama mucho la atención cuando dices que eres de Cariño. Te preguntan: ‘¿Pero se llama así el pueblo?' Y le tienes que explicar que sí, que es el nombre de todo el municipio. Les sorprende mucho».

A Javier siempre le llamó la atención también el nombre de su parroquia, San Xulián de Carantoña: «Un día miré por curiosidad cuántos Carantoña había en Galicia, y ahora no lo recuerdo bien, pero creo que había varios». Además, se da la circunstancia de que según se busque su significado en gallego o en castellano, el resultado es casi antagónico. Porque mientras la RAE contempla la acepción de «caricia» o «gesto afectuoso», y en menor uso la de «persona mal encarada», la Real Academia Galega (RAG) solo registra tres significados en gallego: «Cara fea», «xesto ou aceno que deforma o aspecto normal do rostro» y «obxecto con que se cobre a cara para non ser coñecido, por exemplo durante o Entroido». ¡Quién lo diría! Todo lo contrario de lo que pensábamos.

Pero este pequeño traspiés semántico no va ahora a tirar por tierra su historia. Ni tampoco le va a quitar la razón a Javier, que tantos y tan buenos recuerdos tiene de su parroquia natal: «Yo estudiaba en Pontedeume, pero recuerdo los fines de semana estar con la pequeña pandilla de jóvenes que éramos de allí. Y los veranos estábamos todo el día en la calle. Aún seguimos siendo amigos y quedamos. Era un pueblo de ganaderos y, después de hacer las labores, siempre quedábamos cuando éramos cativos. Ibas por la tarde a casa de uno a merendar, y al día siguiente, a la del otro. Y así pasabas el verano todo el día fuera».

Además, Matilde reconoce que muchos de los vecinos de la parroquia de su marido estuvieron en su boda: «Antes las bodas eran más multitudinarias que ahora. Eran a lo grande. Nosotros nos casamos en la iglesia de Cariño y pusimos un autobús para los de Carantoña. Vino invitada casi toda la aldea».

Ella tampoco puede olvidarse de su Cariño del alma. «Lo más bonito es cabo Ortegal y los tres Aguillóns. Es lo más emblemático, pero también lo más impresionante y espectacular. Aunque a mí también me gusta mucho la zona del paseo y la del pueblo. Y en julio, la procesión del Carmen con todos los barcos. Es muy bonito, porque es una tradición que forma parte de tu vida y de tus recuerdos. Podéis venir cuando queráis», dice Matilde. Pues te tomamos la palabra. ¡Allí estaremos!