Raro, raro, raro

YES

MABEL RODRÍGUEZ

10 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Alguna buena intérprete nos aclararía los matices de la palabra inglesa que ha convertido a Tim Walz en aspirante a vicepresidente de los Estados Unidos por el Partido Demócrata. Apenas se conocía al gobernador de Minnesota hasta que hace unos días dio con la palabra adecuada para definir al inclasificable Donald Trump. «I’ll just say it: ‘Donald Trump and JD Vance are creepy and, yes, weird’». Este último weird, traducido aquí como raro, es el que ha triunfado entre los millones de personas que llevan años intentando entender cómo es posible que un tipo así haya llegado a la presidencia de Estados Unidos y amenace con volver a ocuparla. Quedémonos con ese término, con ese weird, porque con la capacidad que ese país tiene de proyectarse es probable que enseguida se incorpore a nuestro vocabulario, con el papanatismo marca de los tiempos. La cuestión es qué matices esconde ese weird que, por ejemplo, lo distancia de ese otro creepy que Walz usó para referirse a los dos líderes republicanos. Los creepys, claro, disponen de mitología y banda sonora propias gracias a la descomunal canción de Radiohead y sus millones de versiones, pero en los matices de lo weird se encuentran las razones por las que el adjetivo ha triunfado para poner nombre a un fenómeno tan inquietante. En algunas de las páginas encargadas de explicar el sentido que las palabras tienen en inglés se identifica weird con una «persona de tres cabezas», un fenómeno en el sentido de los viejos monstruos de feria, alguien estrambótico, del inframundo, un ser grotesco.

Porque desde nuestro entorno lingüístico de rariños sorprende que se zanje la brutalidad ideológica y dialéctica de Trump con un concepto, «lo raro», que aquí se ha venido usando para reivindicar las nuevas normalidades, para romper los corsés que en el pasado dejaban fuera del sistema a multitud de personas que no encajaban en el molde. Ser raro se ha convertido, de hecho, en una reivindicación, porque constata diversidad, una manera particular y propia de enfrentarse al mundo que puede encajar con otras formas igual de raras, pero que progresan dentro de los límites de la convivencia. Por eso, quizás no estemos traduciendo de forma correcta ese weird que ocupará la carrera contra Trump. Hay en la lista de sinónimos algún otro que nos acerca mejor a la complexión del personaje. ¿Qué tal chalado?