Y Begoña llegó a la NASA

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Martina Miser

17 ago 2024 . Actualizado a las 15:10 h.

Dos jóvenes estudiantes de Física, ella y él, fabulan con trabajar algún día en la NASA. Estamos en Santiago de Compostela a principios de los años ochenta y para entonces la NASA debía de ser algo tan inalcanzable como la Luna que apenas una década antes había pisado por vez primera un ser humano. La chica que fabula con trabajar en la NASA es de una pequeña parroquia de Vigo, forma parte de una familia normal que confía en la educación para progresar. Se llama Begoña Vila y mientras mantiene esa conversación con su compañero de estudios todavía no sabe el increíble camino profesional y vital que tiene por delante. En poco tiempo se irá a Canarias, para especializarse en astrofísica; al Reino Unido, para convertirse en doctora; a Canadá, para trabajar por vez primera en una empresa y finalmente a Washington… a la NASA. Allí se convertirá en una de las personas clave en la construcción y lanzamiento del telescopio James Webb, un artefacto increíble capaz de ver nuestro pasado más remoto, justo cuando el universo se estaba formando. El día que se lanzó el Webb, Vila fue la encargada de pronunciar en español la legendaria cuenta atrás que marcó el despegue. Su madre, que no habla inglés, la pudo escuchar y entender desde la casa familiar de Vigo, muchos años después de que Begoña se hubiese marchado, propulsada por su inteligencia y un carácter de un optimismo desbordante. Ese día, la estudiante de Física de la universidad pública de Compostela recibió un mensaje de aquel compañero con el que fabulaba con llegar la NASA. «Tú lo conseguiste», le escribió.

Begoña Vila anda estos días por su Zamáns natal, porque defiende y practica la importancia de los vínculos familiares y del origen, esa red poderosa que te mantiene estable y fuerte el resto de tu vida. Es difícil no verla sonreír, con un gesto que desprende confianza y que es la expresión de su optimismo. Confía tanto en la humanidad y en que las cosas finalmente saldrán bien que es difícil que no te convenza. Cree, sobre todo, en la gente joven y en su capacidad para corregir los errores de las generaciones que hemos despreciado lo especial que es el planeta en el que habitamos. No es difícil emocionarse con lo que dice. Es la misma mujer que a principios de los ochenta fabulaba con llegar a la NASA desde una cafetería de Compostela.