Sofía tiene 19 años y es premio extraordinario de arte: «Le dedico un mínimo de 6 horas al día a bailar»

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«Y si tengos ensayos fuera de horario, pues ya pueden ser ocho o nueve horas. Lo único que pienso es en mejorar», dice esta joven de A Coruña
06 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El mejor premio para Sofía González es hacer lo que realmente les gusta. Poder vivir de su verdadera pasión. Pero que la Xunta les otorgue un premio extraordinario con tan solo 19 años es la consolidación y el reconocimiento de que estaban en lo cierto, que su voz interior, esa que les decía que tenían que dedicarse a la danza, no la engañaba. Poco se imaginaba ella hace un par de años que podría hacer realidad su sueño lejos de su Venezuela natal. Aunque siempre supo que salir de su país era imprescindible si quería mejorar su formación. «En A Coruña hice quinto y sexto del conservatorio profesional, los dos últimos cursos de este grado profesional. Y todos los estudios anteriores los había hecho en Venezuela», comenta esta joven bailarina, que siempre tuvo muy claro que bailar era su vida. «Yo creo que nací un poco con eso, porque desde pequeña, desde que empecé a andar, me encantaba. Pero me lo tomaba como un juego. Cada vez que ponían música, yo ya me empezaba a mover. Y mis padres se dieron cuenta de eso. Y, a partir de ahí, ya me metieron en clases de danza a los 4 años. Desde entonces que estoy bailando. Cada vez de una forma más seria y profesional».
Sofía acaba de comenzar en el conservatorio superior en Madrid: «Mi idea es seguir estudiando mientras pueda. Seguir recopilando información de todos sitios, porque es una carrera que nunca terminas de saberlo todo ni de hacerlo todo bien. Estás siempre en constante formación». Pero, más allá de los estudios, su finalidad es trabajar en una compañía de danza. «Y poder regresar a países de Latinoamérica con mi compañía. Volver un poco a casa», reconoce.
Pero detrás de este sueño hay mucho sacrificio y muchas horas de ensayo. «Voy al conservatorio desde las nueve de la mañana hasta casi las seis de la tarde. Dedico un mínimo de seis horas al día para bailar. Y si tengo ensayos fuera de horario, pues ya pueden ser ocho o nueve horas». También hay mucha renuncia detrás de su sueño: «Desde pequeña he tenido que renunciar a muchas actividades sociales. A quedar con amigos o actividades que surgen fuera del horario de clase como todo el mundo. Después de clase yo no podía quedar, ni tampoco ver los programas de televisión que veían todos... esas cosas. Y también he tenido que renunciar a estar con mi familia que está en Venezuela por seguir estudiando danza. Mi madre se vino conmigo a A Coruña, pero ahora que estoy en Madrid, ya estoy sola». Aun así, reconoce que todo ha merecido la pena por ver su sueño cumplido.
«Siempre he tenido muy buenos profesores y una muy buena base de formación. Estoy muy agradecida a ellos. Pero sabía que fuera de Venezuela había otras cosas que me podían hacer crecer más, como el conservatorio en el que estoy ahora, o en el que estuve en A Coruña, que fue adonde llegué y por el que me dieron el premio», asegura.
Apoyo de los profesores
«Mi nota media en el conservatorio es de nueve. Y fueron mis profesores de A Coruña los que me dijeron que podía optar al premio extraordinario que otorga la Xunta, que me apuntase y que enviase todo lo necesario porque yo tampoco lo tenía en mente. Entonces, mandé mis documentos y mis vídeos», indica. «Y luego, cuando vi las puntuaciones y los resultados, me sorprendí mucho. Y es verdad que yo me veo siempre un poco de menos de lo que soy, ahí fueron mis profesores los que tiraron de mí y me animaron mucho a que me apuntase, pero también a que haga muchas otras cosas. Siempre están ahí», dice esta joven de 19 años, que siempre se ha sentido muy bien acogida en Galicia y a la que le queda ya muy poco para poder bailar en una compañía de danza. «Siempre le he tenido muchísimo miedo a las lesiones, pero porque también es verdad que siempre me he lesionado muy poco. Pero el pasado mes de mayo tuve una tendinitis, y para mí esos momentos son superintensos porque me pongo a pensar en lo peor. Pero espero poder seguir trabajando de la danza durante los próximos 15 años». Sofía no se ve haciendo otra cosa que no sea bailar. «Y lo único que pienso es en mejorar, mejorar y mejorar». No hay duda de que con esa actitud, podrá lograr todo lo que se proponga.