
Con el reparto del patrimonio, llegan muchos disgustos familiares. Para evitarlos, el autor de «Protege tu herencia» cuenta qué debemos hacer para no entrar en litigios. «Hay una falsa creencia de que el viudo disfruta de todo mientras viva y no es así», indica
19 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Todos en algún momento de nuestra vida tendremos que hacer frente a una herencia. Tras la pérdida del ser querido, llega el momento de repartir sus bienes, porque, como bien dice Abel Marín Riaguas (Valencia, 1972), no nos los podemos llevar para el otro el mundo. El autor de Protege tu herencia y abogado especializado en estos temas ha visto de todo. Herencias bien repartidas, arduos litigios y, también, generosidad entre hermanos. Por eso es tan importante para él hacer bien un testamento, pararse a pensar y no dejarlo a la buena voluntad de los herederos.
—¿Cuál es el error más común que comete la gente al hacer un testamento?
—Ir al notario para firmar la plantilla de un testamento que no entiende. Las herencias existen porque no nos las podemos llevar para el otro mundo. Así que todas las herencias son inmerecidas. Legales, pero inmerecidas. Son un regalo. Y deberíamos mirarlas desde la óptica del agradecimiento y no como si fuera un derecho. Una herencia es algo tan cutre o tan poco romántico como un contrato en el que nos repartimos unos bienes entre los nombrados en el testamento.
—El problema es que intervienen varias personas y no siempre llueve al gusto de todos...
—Ese es el quid de la cuestión. Lo más habitual es que la herencia se comparta con hermanos y con la viuda o viudo. Que, a veces, es la madre de esos hijos y, a veces, no. Y ese contrato entre varios participantes requiere unanimidad. Pero la mayoría de bienes no tienen un valor determinable, sino determinado. Porque la mayoría del patrimonio de los españoles es inmobiliario. Y ahí ya empezamos a meter el factor de unanimidad, el de lo que diga el testamento y el de qué es lo que valen las cosas. Por ejemplo...
—Sí, di...
—Dos hermanos, cuyos padres han fallecido. Los padres tenían dos pisos. Pues, a priori, puedes pensar que es fácil, un piso para cada uno. Pero uno vale medio millón de euros y el otro 200.000 euros. Y al que le toca el de 200.000, dirá que no está de acuerdo, porque no valen lo mismo. Y luego, detrás de esto, cada hijo tiene sus cónyuges... hay yernos, nueras... hay celos también entre hermanos, envidias desde pequeños.... Entonces, metemos todo esto en la misma olla y nos sale un puchero que no veas. Porque casi todo es emocional.
—¿Por qué?
—Lo he visto mil veces. Hay hermanos que se llevan mal desde niños. Y ya en vida de los padres la relación no es fluida. Pero cuando fallece el último de los progenitores, todo eso sale. Y te estoy hablando de gente que tiene a lo mejor 60 o 70 años. No estoy hablando de niños. Muchos me reconocen que nunca fueron hermanos, ni actuaron como tal. Entonces, ¿te sorprende ahora que tu hermano actúe con tanto egoísmo? A veces, la sangre está sobrevalorada. Pero también te puedo contar ejemplos contrarios. Todo es emocional. Hay familias que se compadecen de uno de sus miembros y se vuelcan totalmente con uno de sus hermanos y lo protegen. Y ahí no importa el dinero. Incluso renuncian a sus herencias por ellos. Esto es la vida real, pero nadie cuenta sus herencias. Es algo que queda muy de puertas para adentro.
—¿Por qué decías antes que el error más común es firmar un documento que no se entiende?
—Pues porque cuando vamos a un notario, al final utilizan cuatro o cinco modelos estándar. Pero no hay dos familias iguales ni dos patrimonios iguales ni dos pisos que valgan lo mismo... Cada uno se muere con un saldo bancario... y tampoco hay dos relaciones iguales. Entonces, hay que pensar: «Tengo tres hijos, los quiero a los tres un montón, pero son diferentes. Y no quiero que peleen por la herencia cuando yo me muera. Vamos a repartirla y a detallar todo en el testamento, aunque no les guste del todo». Y para eso se utiliza la figura del legado. Por ejemplo, el caso inicial de los dos pisos, uno que vale medio millón y el otro 200.000 euros. Pues lego este último piso a David, y el de 500.000 a Pilar, con la obligación para Pilar de satisfacer a su hermano la cantidad de diferencia. Y Pilar puede aceptar o renunciar a la herencia, porque es voluntaria y es un regalo. Es decir, hay que calentarse un poco la cabeza y no ir a la notaría y que te aplique una plantilla.
—¿Es un error repartir un piso entre varios hermanos?
—Sí, es un error. A menos que todos los hermanos tengan claro que lo van a vender y que cada uno se lleva su parte. Pero mira por dónde resulta que un hermano se ha divorciado y necesita el piso temporalmente. Y pasan 10 años, y no se va. Ya tenemos el problema montado. Además, entre varios hermanos siempre existe la posibilidad de que uno de ellos lo quiera para él y tendrá que pagarle al resto su parte, porque lo que no es lógico es tenerlo en copropiedad de por vida. Porque, luego, esos herederos se van muriendo y los hijos lo heredan, y, al final, resulta que hay 25 propietarios para un piso. Dejar un piso en herencia entre varios hermanos es un foco de problemas. Y en un testamento se puede evitar.
—¿Cómo?
—Pues estableciendo condiciones. Hay veces que los padres saben que uno de sus hijos se va a meter en el piso en cuanto ellos falten y les va a hacer la puñeta al resto. Pero tampoco quieren desheredarlo ni dejarlo con lo mínimo. Entonces, se puede establecer una serie de condiciones, como indicar que no quieren que ninguno de los tres hijos se meta en el piso.
—¿Puedes poner las condiciones que quieras?
—Respetando los mínimos de la ley, que son las legítimas y que en Galicia es una cuarta parte de tu patrimonio. Esa cuarta parte la tienes que reservar para tus hijos. Mi consejo es que hay que pensar, y acudir a un profesional que te ayude a pensar y abrirte a estos escenarios que, seguramente, no habías pensado ni en ellos.
—¿Qué pasa si te mueres sin testamento?
—No pasa nada, se aplica la ley. Tus herederos serán tus hijos por partes iguales. Y tu viuda o tu viudo tendrá la legítima de viudo, que es muy bajita. Es el usufructo de un tercio, muy poco. El típico caso que oímos que los hijos han echado al padre de casa o a la madre porque no había testamento. Hay una falsa creencia de que el viudo disfruta de todo mientras viva y no es así.
—¿Si no haces testamento, el gran perjudicado es tu pareja?
—Sí. Normalmente es a la persona que debes proteger en el testamento, si así es tu deseo. Pero puedes preferir a tu hijo antes que a tu pareja. Hay que ser consciente de ello. Porque mucha gente piensa que si solo tienes un piso, tu mujer lo disfrutará cuando tú te mueras. ¡Cuidado! Si eso es lo que quieres, haz testamento y dilo.
—¿A qué edad hay que hacer testamento?
—En el momento en el que tengas algo que dejar. Y hay que hacer tantos testamentos como la vida cambie. Con 30 años tienes una situación que, a lo mejor, lo único que tienes es un hipotecón y un niño pequeño. Pues ahí tendrás que hacer un testamento basándote en esas circunstancias. Si yo salgo a trabajar y me mato en un accidente de tráfico o laboral, ¿qué querría que sucediera? A los 50, tus hijos tienen otras edades, y ya no tienes apuros económicos, y a los 80, pues ya son todos disgustos, por ejemplo. Y es cuestión solo de cambiarlo. Puedes tener un hijo con una enfermedad grave al que quieras ayudar o te has divorciado y no quieres que tu nueva pareja quede desamparada. El cambio de pareja es un gran nido de conflictos. Aunque la gente diga que se lleva muy bien con la nueva persona de la familia.
—¿Los grandes conflictos vienen por las nuevas parejas del finado o la finada y sus hijos?
—El number one se da entre hermanos cuando no hay buena relación desde pequeños. Pero también ese, la nueva pareja de tu padre o tu madre.
—Si muere alguien que se haya divorciado y tiene niños menores, ¿se puede beneficiar de la herencia su expareja?
—El patrimonio es de los hijos y lo gestionará quien tenga la patria potestad hasta que sean mayores de edad. Ahora bien, eso tiene un control judicial estricto. Podría vender alguna propiedad, pero siempre con autorización judicial. No puede hacer lo que le dé la gana, pero hay muchas formas de hacer lo que a uno le da la gana. Pero yo puedo dejar en mi testamento quién quiero que gestione mi herencia hasta que ellos sean mayores de edad. Todo, excepto la legítima estricta, que no se puede limitar. Pero sí se podría limitar el resto del patrimonio. Hasta que tengan 18 años, en vez de ser el padre el que gestiona todo el patrimonio, esta parte en concreto la gestionará la tía Carmen, por ejemplo. Y así tendrás a alguien observando.
—En 25 años de profesión, habrás visto de todo...
—Te podría contar muchos casos malos, pero también buenos y hay gente fantástica. Pero uno de los casos más llamativos fue el de un matrimonio mayor sin hijos, al que su vecino los manipuló para ser él el heredero. Los convenció para que dejaran todo a su nombre, les vació las cuentas y los llegó a secuestrar en una casa rural muy escondida. Ahora se encuentra en busca y captura. Una de las sobrinas del matrimonio, cada vez que le preguntaba por sus tíos, la amenazaba con una pistola. Y mientras le limpiaba la cuenta a los señores, la mujer de él se había comprado dos pisos al contado. ¡Hombre, qué casualidad! Y aún le dijo a la jueza que el dinero procedía de una herencia, pero que ella no tenía por qué enseñarle nada de la procedencia de ese dinero.
—¿Y alguno positivo?
—Dos hermanos que heredaron un piso humilde. La hermana se había partido la columna vertebral con 8 o 9 años cuando jugaba a saltar los escalones. Quedó impedida en una silla de ruedas, pero su hermano la cuidó el resto de su vida. Se casó y tuvo hijos, pero siempre la cuidaron. Cuando hay buen fondo, las propiedades sirven para ayudarnos. Lo que se deberían heredar son los valores. Es lo que de verdad merece la pena.