
Los dos jugadores se enfrentaron muchas veces en los estadios y ahora se vuelcan con dos bodegas que comparten filosofía: vinos de su tierra, humildes como ellos, que quieren brillar
01 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Se miraban en el campo, Andrea Pirlo y Andrés Iniesta, dos antihéroes del fútbol. Raros jugadores que no celebraban los goles con grandes gestos. Se miraban y se medían, porque reinaban casi en el mismo casillero de un tablero con hierba, ya que ambos (también en eso coincidían) pensaban que la jugada comienza en la cabeza y, como en el ajedrez, se impulsa desde el pensamiento a los pies. Y, curiosamente, se siguen admirando y retando en silencio, pero ya sin camisetas con los número 21 y 8 a la espalda. Ahora lo hacen con una copa de vino en la mano, que mecen y llevan a la nariz, como cuando tramaban algo sobre la hierba empujando goles en el Barcelona, el Milán o la Juventus. Y siguen sabiendo ponerse al trasluz para brillar, como los buenos vinos.

Andrea y Andrés podrían haber iniciado su faceta de bodegueros en las regiones vitivinícolas más admiradas de Italia o España. El enigmático y elegante italiano hubiese sido una estrella entre los codiciados Barolos, pero no.... Pirlo volvió al norte de Italia, a casa, cerca de Fiero, el lugar donde nació y creció, en la región italiana de Brescia, a 104 kilómetros de Milán, donde jugó diez temporadas y ganó nueve títulos. Y ahí fundó su bodega Pratum Coller. Un edificio de piedra sencillo, no hay complicación ni con el nombre: se llama así porque sus vides crecen en la parroquia de Capriano del Coller. Sus vinos poseen la denominación geográfica Montenetto de Brescia. Y se hacen con la premisa de cuidar el entorno, mimar las vides de las que Andrea habla poco, como siempre, pero se desplaza adonde sea para participar en catas y difundir su proyecto. Siguen queriendo ver a la estrella y Pirlo les regala su media sonrisa antes de dar a probar sus vinos. El mercado le quiere tanto que incluso una famosa marca de zapatillas ha sacado un modelo inspirado en el color de sus añadas. Algunos son rosados; otros ligeramente espumosos, pero todos pensados con honestidad. La mayoría ni siquiera son para bolsillos exclusivos: el rosé ronda los 18 euros y se llama Eos, aunque hay una versión con burbuja más singular. Redeo (en dos crianzas), Arduo y Marzì son los tintos, algunos de viñas plantadas por los paisanos de Pirlo en 1970. Y hasta hay un dulce, Monos, por poco más de 20 euros.
El proyecto de Andrés Iniesta también está vinculado a su infancia en el campo de Albacete: una bodega en su Fuentealbilla natal. Abrió en el 2010 y siempre ha pugnado por ser rentable. Está camino de conseguirlo y han logrado distinciones especiales.
Patadas al balón entre vides

La familia de Iniesta ya tenía viñedos cuando él miraba hacia la Masía de Barcelona y cuentan sus paisanos que creció dando patadas a un balón entre aquellas vides. Seguramente, como Pirlo, e, igual que él, optó por construir su bodega no en la Rioja o Ribera del Duero, sino en Manchuela, que no logró ser denominación de origen hasta hace 25 años. Históricamente estas parcelas producían mucho, sin reparar en la calidad, pero viticultores como Iniesta están cambiando el perfil del producto que sale de unas vides regadas por el Júcar y el Cabriel. Dos ríos que aportan suelos arcillosos de base calcárea, que marcan la viticultura de unas laderas mecidas por los vientos húmedos del Levante. El clima es continental, con escasas lluvias y sol ardiente. El resultado es una uva de extraordinaria calidad. Los precios tampoco se disparan en la casa Iniesta, la principal de sus creaciones ya dice mucho con su nombre: Corazón Loco, y se elabora en diferentes versiones la variedad bobal (ronda los 7 euros, pero hay un joven por poco más de 5). Todos se pueden comprar por cajas en la página de la bodega, donde hay opciones para paladares más exquisitos. Las puntuaciones de la Guía Peñín dan una idea: 91 puntos para el Corazón Loco premium 2010; 90 para el Dulce Corazón blanco 2013; el Finca El Carril Tinto 2011 y el Finca El Carril Hechicero 2010. Y con 89 el Corazón Loco Tinto 2012. Iniesta prodiga fotos en su web con la copa en alto y apela a una pura tradición familiar que también conquista títulos internacionales. Como su eterno rival: Andrea Pirlo.