Carrie Bradshaw me cae mal

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16 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En el año 1999 era complicado ver HBO en España, pero fácil en un hotel de Cayo Largo, en la Cuba de Fidel. Una parte del catálogo recaló en el Canal+ de las películas codificadas y el porno menos codificado, incluida una serie que los críticos de televisión recibieron en el año 2000 con titulares como este de El País: «Llega a España la provocativa telecomedia Sexo en Nueva York». En la crónica, la corresponsal en Estados Unidos de este diario convertía a Sarah Jessica Parker «en la personificación de la mujer del fin del milenio: bella pero sin pasarse, con cerebro y sentido del humor, y llena de sarcasmo, pero enternecedora». Así estaban las cosas por entonces y es ese código cultural el que explica el impacto que las aventuras de Carrie Bradshaw & cia causaron en las señoras de la época antes incluso de que muchas pudiésemos acceder a sus capítulos de manera organizada.

Si una de las mujeres que estaba naciendo el mismo año que Carrie llegó a nuestras vidas se sienta en el sillón para analizar la primera temporada con intención forense se encontrará con un personaje que fuma como un indio apache en interiores y exteriores, se bebe hasta el agua de los tiestos, no se pierde nunca un buen sarao, tiene unas amigas estupendas a las que les cuenta to-do antes de que existiera el concepto sororidad, fornica con desconocidos sin sentirse culpable ni enamorada, se lo pasa pipa en bares en los que todas queríamos estar y se atreve con trapos que todas queríamos llevar. Conviene recordar que al mismo tiempo que Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda se bajaban litros de Cosmopolitan, por aquí triunfaban Ana y los siete y ¡Ala..Dina! Entre la Ana Obregón estríper de noche y niñera de día obsesionada con gustarle al viudo del que estaba enamorada y nuestra amiga Sarah Jessica había poco que discutir, la verdad.

Un cuarto de siglo y una mala deriva de la historia después, coincidiendo con el fin de la franquicia se ha puesto de moda sacarle los hígados a la serie en una autopsia que desestima el factor temporal y le aplica la plantilla de este año 25 a una historia alumbrada en otro mundo.

Carrie también me cae mal a mí hoy, pero hay que ser justas con ella y con quienes fuimos, y concederle al personaje que alguna vez quisimos ser como ella. Claro que nos gustaba más cuando era una especie de punki con Manolos y que hace años que empezó a avergonzarnos con sus concesiones de señora pija previsible con un aroma Preysler muy poco interesante, pero quizás lo que nos irrita de ella es lo que nos irrita de nosotras mismas y quizás en sus concesiones haya algo de las nuestras.