El boligrafista que dibuja el mundo en una servilleta

Amara Santos REDACCIÓN / LA VOZ

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El artista sevillano Manuel Barragán se viralizó por sus obras de arte a bolígrafo en servilletas. Su Instagram @deservilletasmaneras es su escaparate y dibujar la Giralda le lanzó a la fama

15 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde pequeño siempre ha tenido un bolígrafo en la mesa y no se imaginaba que años después los dibujos espontáneos que realiza en pocos minutos en servilletas mientras toma una cerveza iban a adquirir la dimensión que tienen hoy. Así es la vida del sevillano natural de Triana, Manuel Barragán, que se define como boligrafista y se hizo viral gracias a sus pequeñas obras de arte, empezando por la Giralda, con la que ha alcanzado la fama .

Camarón, el futbolista andaluz Joaquín o el Vaticano también se han trasladado a las servilletas gracias a su arte, que expone en el escaparate que es su cuenta de instagram, @deservilletasmaneras. Se formó en Sevilla en la Escuela de Arte y ha dibujado desde siempre, al principio a grafito y con otras técnicas, hasta que descubrió el bolígrafo.

Tal es su costumbre de pintar en servilletas en los bares, que ya es sobradamente conocido en su barrio e incluso los dueños en algunas ocasiones le piden que dibuje. Tener alcance más allá de sus allegados se debió a que subió a redes un dibujo de la Giralda acompañado de una Cruzcampo y cuando se dio cuenta había alcanzado 115.000 visualizaciones y 4.500 likes.

«Empezó a seguirme y hablarme gente de Berlín, Nueva York, Turquía... la Giralda es una seña de identidad mundial y las redes hacen que llegue a cada rincón», afirma. «Yo hacía esto antes en los manteles, menús, libros de firmas... en el sitio en el que pillaba si tenía un boli a mano», cuenta. Su habilidad para dibujar no es casual, sino que es profesor de dibujo artístico de niños y se dedica a la ilustración, diseño, cartelería y retratos.

«Esto es algo que ha salido y me dejo llevar aprovechando todo lo bonito que me llegue», confiesa. Reconoce que su intención es pintar lo que le apetezca y donde le apetezca. «La servilleta es un diario, cada una tiene una historia del momento en el que la pinté y con quien estuve», comenta, mientras deja claro que lo ideal son servilletas blancas para que los dibujos luzcan.

«Tardo entre cinco y diez minutos en cada dibujo, lo justo para que no se caliente la cerveza», aclara, a la vez que opina que a la gente le gusta lo que hace por el «bodegón» que crea con la servilleta y la bebida. Entre sus próximos planes está una exposición de sus dibujos y viajar, utilizando las servilletas como su «diario de viaje». Como consejo para quienes sigan sus pasos, recomienda «perder el miedo a equivocarse», la mejor pauta a seguir y que viene de alguien para quien el bolígrafo es parte de sí mismo.