¿Cambiar la hora es de izquierdas?

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés ¡QUÉ COSAS!

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25 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay nada que nos guste más que un evento meteorológico y si el evento no es programado, mejor. Por eso se entiende la solemnidad con la que el presidente del Gobierno desvió la atención de Todo lo Otro con un vídeo institucional en el que se comprometía a liderar la lucha europea contra el cambio de hora. Después de lo de Gaza no imaginamos una batalla mejor. Sánchez el resiliente confirmó su olfato para conectar con el corazón de sus administrados y nos ofreció un tema lleno de aristas que esta madrugada quedará temporalmente zanjado cuando a las tres vuelvan a ser las dos.

En Galicia, el asunto de la hora tiene una carga simbólica adicional. Está, por una parte, la evidencia de que todo lo que está por encima y por debajo de nosotros, hacia el norte y hacia el sur pero en nuestro meridiano, vive con el reloj atrasado sesenta minutos con respecto a nosotros. Está Portugal, está Canarias y está el Reino Unido. Por esta parte, científicos como Jorge Mira llevan las de perder porque poner en el reloj la hora de Oporto nos ubica en un club y, sobre todo, nos separa de otro. La circunstancia la aprendió pronto el BNG que lleva décadas intentando conseguir que Galicia exhiba su hecho diferencial horario, fácil de constatar cada vez que en un telediario vemos en directo cómo está Barcelona y comprobamos que la luz llegó allí hace una hora o se retiró una hora antes que en Coristanco. Lo más cerca que el Bloque estuvo de conseguirlo fue en el año 2006 con las herramientas que le concedía estar en el Gobierno galego. Ese año se promovió una modificación sustentada incluso en datos económicos, en concreto, en un informe del Instituto Enerxético de Galicia que cifraba en un 1% el ahorro que significaría el ajuste. El entonces senador Francisco Jorquera defendió la estrategia en la Cámara Alta, con el desprecio flagrante del socialista Pepe Blanco, que consideró la iniciativa una «chorrada». Cómo ha cambiado el PSOE, también en esto. La apuesta no triunfó entonces, pero la semilla quedó sembrada hasta conseguir que en el año 2016 el Parlamento de Galicia, por unanimidad, se mostrase a favor de ubicar a Galicia en el entorno del meridiano de Greenwich.

Así que hay antecedentes flagrantes sobre el particular, aunque ahora el PP desprecie por oportunista el movimiento de Pedro Sánchez. Porque también en este asunto hay ahora hueco para la gresca. Que a las tres dejen de ser las dos es una nueva batalla de la guerra de cultural.