Isabel, la superabuela y modelo de Ferrol: «Yo soy muy juvenil: tengo 86 años por fuera y 18 por dentro»
YES
FAMOSA A LOS 80. Isabel es una superabuela. Cose, borda, escribe poesía, pinta y su nieta Elena la convirtió en modelo por sorpresa. «Yo por ella hago lo que sea, poso aunque sea haciendo la culebra», confiesa
12 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Isabel tiene 86 años, «cumplidos en junio», y en Instagram posa con gafas de sol y el pelo blanco cardado en su perfil, Not Your Granny. Esta superabuela de Ferrol se convirtió en modelo por sorpresa gracias a un trabajo de clase de su nieta Elena. «Yo por ella hago lo que sea, aunque sea poso haciendo la culebra», confiesa. Como cuenta Elena, a la «granny», como ya la conocen en su casa, no le costó nada ponerse en su papel de modelo y posar con los looks más imposibles y en las localizaciones más inimaginables. «Todo esto no sería posible sin su actitud», apunta Elena. «La pena es que no me deje hablar en los vídeos ni sonreír en las fotos, yo soy muy de sonreír», añade Isabel.
La energía y la ilusión de Isabel son algo innato de esta superabuela. «Trabajé en muchas cosas cuando era joven, como por ejemplo de sastre cuando tenía 14 años. Después me vinieron a buscar para un comercio de la calle Real, Tobaris, en el que estuve seis años. Yo nunca estuve quieta: bordaba e iba a estudiar por las noches. Después me casé, los hombres antes querían a la mujer en casa y, aunque quisiese, tampoco podía trabajar porque después de estar casada no se podía. Pero siempre he estado muy activa: seguí bordando (sé hacer todos los puntos), empecé a pintar y me encanta escribir (relatos cortos, poesía y una biografía). Nadie me dijo que me iba a tocar la lotería de posar para mi nieta», relata Isabel, que confiesa que para las fotos «me pongo gafas, pero no me pinto nada y mi pelo es el mío».
Los comienzos
Elena es su nieta pequeña: «Se parece mucho a mí. Cuando eran niñas me dediqué a hacerles vestidos tan lindos. Yo no puedo parar de trabajar, si no me aburro». Ahora abuela y nieta trabajan juntas: Elena, que vive en Londres, es su mánager y es la encargada de idear los looks y todas las sesiones de fotos. También las campañas que surgieron a raíz de crear el perfil de la abuela en Instagram. «Todo empezó medio en broma… ¡Y mira adónde llegó la broma! Yo estaba aún estudiando moda y todas las semanas tenía que presentar un cuaderno de inspiración. Un día me vi apretada y pensé en hacerle una sesión de fotos a mis abuelos vistiendo algo que no les correspondía. Fui a su casa y les dije que en clase me habían pedido unas fotos vistiendo de lo que nosotros decidiéramos, era una bola, pero, aunque sabía que mi abuela me iba a decir que sí, pensaba en que mi abuelo no. La sesión fue todo un éxito y me empezaron a pedir más, así que tuve que contarles la verdad», recuerda Elena. «A mí me encantó la idea, no es que sea presumida, pero me encanta cambiar de look. Todavía recuerdo que la primera vez vino con un vestido de la talla 52 y yo uso la 42, me pasé toda la noche hilvanándolo para poder llevarlo al día siguiente. Fue cuando hicimos un reportaje de Barbie y Ken, todo rosa. Aún recuerdo que tuve que convencer a mi marido: “Por tu nieta haces lo que sea”. Y se puso unas chanclas rosas que tiñó mi hijo con calcetines blancos. Estábamos totales», apunta la abuela. Ese fue el inicio de todo.
Para Isabel esta nueva faceta le sirve para no parar y para poder disfrutar de tiempo con su nieta. «Nos miramos con amor, somos felices, poder pasar este tiempo juntas es un regalo», confiesa Elena. También para descubrir nuevos sitios. Con la faceta de modelo de Isabel surgen viajes para realizar trabajos con marcas. Ella recuerda cuando estuvo en Barcelona y la grabación de un pódcast en Madrid: «También estuvimos en un hotel en Santiago que no conocía que era precioso. A mí me encanta viajar con ella, siempre estoy dispuesta a hacer la maleta y, además, aprovechamos los momentos de trabajo para hacer algo de turismo y de ocio. Yo soy una víctima porque me gusta todo». Isabel está muy agradecida por todo lo que le está pasando: «Lo mejor de todo es que a todos los sitios a los que vamos nos tratan genial y siempre nos abren las puertas para todo». Para Elena también es una forma de enseñar que cualquiera puede cumplir un sueño, tenga la edad que tenga: «Es una forma de representar la moda a cualquier edad, de darle una vuelta a la idea de que no se te acaba la vida con 60 y pico, porque te quedan muchos años de vida para disfrutar».
El «making off»
Para las sesiones de fotos, como las que hicieron famosas a Isabel, su nieta busca ropa y escenarios poco comunes. Les pide a sus amigas o rebusca en el armario de sus abuelos. Son escenas en las que la abuela se convierte casi en una actriz. «Ella tiene que saber tanto como sé yo. Su actitud es siempre de 10. Dice sí a todo, y si hay alguna cosa que no le gusta de las que le voy a poner, se lo explico, y cuando lo entiende me dice: “Vale”». La superabuela disfruta posando. En la familia ya están todos implicados en el proyecto. «Al principio, nos llamaban las locas, pero mi hijo nos ayuda con los escenarios y mi nuera también ejerce como ayudante de iluminación», cuenta Isabel. «Que mi abuela vaya por casa con una cosa rarísima se ha convertido en algo normal», apunta su nieta.
En Ferrol, Not Your Granny tiene sus fans: «Madre mía, las que me conocen no me piden autógrafos de milagro», bromea la abuela. Para ella, lo más importante es el cariño que le da la gente. «Siempre hay alguien dispuesto a colaborar en este proyecto y es de agradecer», asegura Isabel. «La gente se fía más de ti cuando vas con la abuela», apunta Elena. Además de posar para su nieta, la abuela también cocina para la familia: «Me encantan que vengan a comer a casa». Mientras, Isabel sigue al pie del cañón esperando la siguiente ocurrencia estilística de su nieta: «Elenita, ¿hoy qué vamos a hacer?».