El práctico mayor del puerto habla de su trabajo, «en la ciudad no se conoce mucho lo que hacemos», y del riesgo que corren, «un día malo podemos llegar a pasar miedo», dice
Lo que antes era un castigo, ahora es una elección de los padres o incluso de los hijos. Los internados ya no son esos centros donde te dejaban en junio y te recogían en septiembre, sino residencias con un nivel de exigencia alto donde vivir con amigos. Entramos en uno gallego