Viernes, 04 de Julio 2025, 09:52h
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Parecería que deberían estarlo quienes han dado motivo, con su comportamiento desleal, grosero o ambas cosas a la vez, a que el crédito de las instituciones y de la sociedad a la que sirven se degrade hasta lo ignominioso. Y, sin embargo, el bochorno lo experimenta la ciudadanía, cuando ve a los tramposos exculparse con la trampa ajena, o a quien desprecia la casa común pegarse ostentosamente la vidorra en el escaño que le pagamos todos, y no solo quienes le dieron su voto. Banalizar el saqueo de la caja desde el puente de mando, dándolo por anecdótico o inevitable, mientras se normalizan los comportamientos más zafios, nos pasa la factura de una vergüenza de la que no se hacen cargo sus causantes. Como siempre, le toca a la fiel y sufrida gente de a pie abonarla.
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