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El polígrafo de la historia ¿Por qué fue crucial la batalla de Bicoca?

El papel de los arcabuces de pólvora en las tropas españolas supuso un crucial cambio en las prácticas bélicas.

Grabado que muestra a los arcabuceros españoles con el aspecto que tenían en la batalla de Bicoca.

Lunes, 17 de Enero 2022, 11:30h

Tiempo de lectura: 2 min

El emperador Carlos V tenía los ojos puestos en la región del Milanesado y en otras de la Península italiana, por lo que entró en guerra con Francia. El conflicto se desarrolló entre 1521 y 1526 y enfrentó a las tropas francesas y venecianas, en las que también luchaban mercenarios suizos, contra las de Carlos V, Enrique VIII de Inglaterra y los Estados Pontificios.

La batalla que tuvo lugar en el parque de Bicoca el 27 de abril de 1522, hace cinco siglos, fue una de las muchas libradas por entonces, aunque supuso un crucial cambio en las prácticas bélicas por el papel que tuvieron los arcabuces de pólvora en las tropas españolas. Los mercenarios suizos que luchaban junto con los franceses no habían recibido su salario y exigieron librar la batalla de inmediato para obtener un botín rápido y sin grandes complicaciones.

A partir de la batalla de Bicoca, los tercios españoles y la pólvora se perfilaron como los grandes dominadores de la guerra

Presionaron a su superior, el galo Odet de Lautrec, para atacar la posición fortificada de Colonna en el parque de Bicoca, al norte de Milán. La superioridad numérica de las tropas francesas y las temibles formaciones de picas suizas aseguraban la victoria. Pero los arcabuceros españoles a las órdenes de Fernando de Ávalos, marqués de Pescara, dieron la campanada. 

Su potencia de fuego aniquiló a los suizos, que se adelantaron a las tropas francesas convencidos de que barrerían a los imperiales. En cuestión de minutos, tres mil suizos fueron abatidos a tiros. Fue la primera vez en 150 años que los piqueros suizos salían derrotados. Desde entonces, la palabra 'bicoca' se utiliza en español para referir una ganancia fácil, mientras que en francés significa 'casa en ruinas'. Aquella batalla, en la que ningún español fue herido, muerto o apresado, antecedió a la decisiva de Pavía, tres años después, que supuso la derrota de Francisco I. 

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Contienda sin bajas imperiales. La única víctima en las filas del emperador Carlos V fue un arcabucero que murió por la coz que le propinó una mula.

El monarca francés fue trasladado a Madrid y quedó en custodia hasta que firmó el Tratado de Madrid, por el que renunció al Milanesado, Nápoles, Flandes, Artois y Borgoña.

Las virtudes del arcabuz quedaron del todo probadas en 1524, en la batalla del Sesia, donde los arcabuceros del emperador vencieron a la caballería pesada francesa en campo abierto. A corta distancia, los proyectiles atravesaban las corazas de los jinetes galos. Aunque los soldados armados con picas siguieron siendo importantes, los arcabuceros se convirtieron en imprescindibles. Juntos formaron unidades mixtas hasta la aparición de la bayoneta, a finales del XVII.

Etiquetas: Historia de España