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Desayuno de domingo con... Ángela Gimeno: «Yo no iba de sobrada, lo que no quería es que me vieran débil. Y me sentía ganadora»

Valenciana, 29 años. Hasta hace unos meses era publicista, pero hoy soy la ganadora de 'MasterChef 12'. Vi en la tele el 'casting' y lo tuve clarísimo: «Este año es el mío, voy a ganar». Y me presenté.

Javier Ocaña.

Viernes, 28 de Junio 2024

Tiempo de lectura: 2 min

XLSemanal. Miedo da imaginar lo que se le puede poner entre ceja y ceja.

Ángela Gimeno. Pues me he propuesto no dejar de tomar decisiones y estoy encantada.

XL. Igual le apetece que la hagan fallera mayor el próximo año.

Á.G. De niña me hubiera encantado, pero ya tengo otros sueños; si no, allá que iba...

XL. En el casting se definió como 'macarra'.

Á.G. Y seré una chef macarra porque me gusta saltarme las normas, hacer lo que me da la gana, tocar la batería y ser diferente [ríe]. Y eso se ve en mi cocina.

XL. ¿Le extrañó que la llamaran 'sobradita'?

Á.G. Es que, si no me veía yo ganadora, los demás tampoco. Pero no iba de sobrada, lo que no quería es que me vieran débil.

«Yo disfruté hasta de cortarme un dedo y me lo pasé genial. ¿Que otros no tanto? Entiendo que MasterChef, como cualquier trabajo, no es para todos»

XL. Este año, ni el mejor guionista hubiera ideado tantos sobresaltos y emociones en la final: fuego en las cocinas, chorros de sangre por su chaquetilla...

Á.G. ¡Jajaja! La verdad es que nos pasó de todo y la realidad superó la ficción. Todo empezó bien y, de repente, acabé con ocho puntos en el dedo, mi padre desmayado, mi madre llorando, María (la otra finalista) cocinaba sin las crestas (su ingrediente principal)... Fue una locura convertida en drama; pero no cambiaría ni el haberme cortado el dedo porque, hasta eso, lo disfruté.

XL. Hubo quien no disfrutó tanto y dejó el concurso muy al límite (Tamara).

Á.G. Entiendo que MasterChef, como cualquier trabajo, no es para todos; en la vida, todo no es para todos.

XL. Algunos concursantes, de esta y otras ediciones, cuentan haber vivido un thriller psicológico… Y eso es muy peligroso.

Á.G. Pienso que tanto yo como mis compañeros hemos vivido esa tensión de forma mucho más natural y creo que hablo por boca de todos. Es un concurso exigente porque pretende convertirnos en chefs a quienes no lo somos, y sin una exigencia y competitividad fuertes no se llega a nada.

XL. Una cosa es la presión… ¿y el trato?

Á.G. Te digo, de corazón, que el trato es de diez. En ningún sitio me han tratado mejor ni me han dado tanto cariño ni me he sentido tan respetada. Para mí, el trabajo y la vida real son una jungla, y en MasterChef me he sentido como una princesa.

XL. ¿Le resultó fácil convivir sin móviles con quince desconocidos durante meses?

Á.G. Lo viví como si estuviera en un campamento de verano con quince amigos, riéndonos, cocinando y haciendo excursiones. Yo no quería salir de ahí por nada del mundo. Han sido los mejores días de nuestras vidas, y eso nos lo repetíamos todos todo el rato.

«Una tostada con tahini, aguacate y tajín en polvo, pimienta negra y plátano troceado. Unas veces, un zumo de naranja; y otras, un café con leche de coco».