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Serafin Zubiri El camino en primera persona 'No es tan diferente hacerlo siendo ciego. ¡Galicia tiene un color especial!

Serafín Lizoaín nació en Zubiri (Navarra) hace 58 años. De ahí tomó su nombre artístico. Ha hecho el camino muchas veces en bici y una vez, entero, a pie. Sueña con repetir. «Soy ciego, pero veo los paisajes», dice el cantante.

Por Daniel Méndez

Jueves, 16 de Junio 2022

Tiempo de lectura: 2 min

He hecho el Camino en bicicleta 11 veces y andando, entero, una vez. Salí a pie desde Roncesvalles y fue una experiencia maravillosa. De hecho, el Camino hay que hacerlo andando. Tiene otra significación. Fue muy emocionante compartir 30 días con la expedición».

«Aunque sea ciego, no creas que es tan diferente. Yo soy muy curioso y pregunto mucho a la gente con la que voy. Así que de alguna manera 'veo' los paisajes, me los imagino. Y lógicamente nos recreamos mucho en las sensaciones olfativas y auditivas. ¡Incluso el tacto! Y hay una parte intuitiva. Yo sé imaginar el paisaje que me rodea sin que nadie me diga nada».

«El Camino también tiene una parte introspectiva muy importante. Lo que uno sea capaz de vivir hacia dentro y sea capaz de somatizar del entorno. Aunque al mismo tiempo, al ir acompañado, lo compartes. Y, a nivel espiritual, o como lo quieras interpretar, compartir es trascender, aunque sea a través del silencio. ¡Tengo muchas ganas de repetir!».

«Aunque me gustan mucho etapas como la que va de Roncesvalles a Zubiri, mi pueblo, lo cierto es que siento un apego especial a Galicia. Allí estudié desde los 6 hasta los 15 años, y eso deja huella. Además, Galicia es una tierra llena de contrastes que se nota con todos los sentidos. Tiene un olor especial, único. Huele a tierra mojada, a carne, a buen marisco... Galicia huele a Galicia».

«Hay muy buen rollo entre los peregrinos. La gente me reconocía, sí. Pero tengo la suerte de tener un punto de popularidad que no es nada agobiante. Me recuerdan más por ser el único cantante ciego español conocido. Si no tuviese esta peculiaridad, posiblemente la gente se habría olvidado ya de mí [ríe]».



«El Camino tiene un veneno que engancha. Es difícil de explicar por qué atrapa tanto. Todo discurre de una manera más lenta, te da tiempo a reflexionar y a reciclarte. A mí me sirvió para eso también. Tuveun desengaño amoroso en esa época y me ayudó mucho a sobreponerme y retomar energías para seguir adelante. Es una terapia muy intensa».