Los cruceristas que llegan a Galicia se debaten entre las hamburguesas, el pulpo o la tortilla
AL SOL

Unos van a tiro fijo y no arriesgan con el menú, pero otros se llevan jamón al barco para cenar
23 jul 2025 . Actualizado a las 04:50 h.Miles de cruceristas desembarca casi a diario en el puerto de A Coruña. Pero ¿quiénes son, qué hacen cuando bajan del barco, qué les gusta de Galicia, qué comen? Intentamos responder a estas preguntas hablando con ellos a pie de barco.
Los estómagos más osados se atreven con la cocina gallega, los más tímidos prefieren la comodidad del barco o el sabor familiar de una hamburguesa a la parrilla. Antes de comer, algunos se van de tour en bus, y todos se dejan caer por los monumentos más conocidos de la ciudad, como la torre de Hércules, el jardín de San Carlos o San Antón.
Predominan los cruceristas estadounidenses. Desde Boston, Los Ángeles, Nueva York, Connecticut muchos llegan por primera vez en Galicia, aunque ya conocían otros sitios del sur de España. Hay alguna excepción, como el señor y la señora Bryant, de la ciudad angelina, que ya habían estado en Santiago de Compostela. Los adjetivos que más se repiten son «nice», «beautiful» y «gorgeous», aunque alguno elabora un poco más. Mack y Ginny, galés y escocesa, destacan «el bonito contraste entre los barcos y las casas de la ciudad». Cuando Mack se presenta dice que «llevaban 36 años viviendo en pecado», cifra que corrige Ginny: «39», dice riendo. Otra pareja neoyorquina asegura que A Coruña «es una ciudad muy amigable, muy agradable para pasear y con una arquitectura e historia muy curiosa». Otro pasajero asegura que incluso viviría aquí.

En cuanto a la comida, los paladares más tímidos se quedan a comer en el barco o vuelven a él después de su mañana de sightseeing. Los más atrevidos quieren conocer la gastronomía local. Algunos buscan un sitio para comer, otros ya han tomado unas tapas; Mark y Katy Montoya, de Arizona, dicen: «hemos comido de maravilla en el mesón A Roda», cerca de María Pita. Los Montoya, que hablan «un poquito» de español, vienen de probar lo más típico: tortilla, zorza, pulpo, navajas y vino blanco de O Rosal, «el mejor que he probado», reconocía Katy.
Después de comer, muchos planean el resto de la tarde. Darry Davis, de Nueva York, tiene muchas ganas de conocer la ciudad, «hacer compras aquí y probablemente probar gastronomía local». Aunque quería probar cosas típicas, acabó entrando en el Burger King de la Marina. George y Sara vienen de la misma ciudad, y son de los pocos que decidieron ver la torre de Hércules por su propio pie, además de visitar el Aquarium. Después de una mañana de aventuras, tienen hambre, «pero no encontramos ningún sitio abierto para comer», se quejan. Su percepción no casa mucho con la realidad, ya que las terrazas de la Marina están llenas de gente.
Otra pareja, Philipp y Rebekka, añade un poco de variedad a la nacionalidad. Estos dos jóvenes alemanes esperan disfrutar de la ciudad, «hemos dejado a nuestra hija pequeña en el barco descansando y ahora vamos a descubrir A Coruña», reconocen. Aunque no es su primera vez en España, sí se están estrenando en Galicia. Para muchos, supone un cambio con respecto a sus lugares de origen, una ciudad más pequeña y tranquila. Sin embargo, la mayoría están encantados en su visita, para Helly y Seth, de Connecticut, es la ciudad más bonita que han visitado, junto con las grandes urbes portuguesas: Oporto y Lisboa.
Para Connor, es diferente, mucho más local, de la que se lleva un suvenir gastronómico, un paquete de jamón serrano «para cenar en el barco», confiesa. Connor alargará su viaje un poco más que el resto.