Esta pareja de geólogos dejaron Madrid para dedicarse al turismo rural
30 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Ángeles Domínguez, Nines, es madrileña, y su marido, Iván Rodríguez, ribadense. Tienen 45 años. Estudiaron Geología; él trabajó en empresas vinculadas con el medio ambiente y acabó de profesor universitario, y ella, en teledetección de satélites, firmas de ingeniería o consultoras. «Pero en 2007 empezaron a ir mal las cosas donde estaba mi marido y nos planteamos dar un cambio, porque ya llevábamos años pensando que nos gustaría marcharnos de la ciudad», cuenta Nines. Con 41 años decidieron «dar el salto».
Esta pareja y su hija, que hoy tiene 17 años, dejaron la ciudad para trasladarse a Ribadeo. Nunca se habían dedicado a la hostelería, pero siempre les había gustado el turismo rural, al menos como usuarios. «Y nos lanzamos», cuentan. Eso sí, con calma y la seguridad que otorgan unos ingresos más o menos regulares, ya que Nines continúa en casa con sus proyectos de consultoría. «En estos tiempos -constata- poner un negocio sin ningún respaldo detrás es bastante suicida porque te arriesgas a perderlo todo».
Recorrieron A Mariña, desde Foz hacia Ribadeo, por el interior y la costa; primero buscaron a través de internet y después patearon pueblos y aldeas hasta que dieron con el lugar de As Patingueiras, en la parroquia de San Adriano (Lourenzá). «Queríamos una casa con un mínimo de cinco habitaciones y que el precio de venta nos permitiera invertir en la rehabilitación, en un sitio tranquilo, cerca de las playas, no aislado, donde viviera gente y pudiéramos tener vecinos para compartir la vida», explica Nines. La lechuza que vivía en el hórreo (no lo han restaurado para no molestarla y sigue yendo y viniendo) les regaló el nombre: O Cabazo da Curuxa.
Los primeros huéspedes entraron en octubre de 2010. «El primer año, en temporada alta funcionó muy bien, con muchísima demanda, sobre todo la primera quincena de agosto», cuentan. El problema «es la estacionalización» del sector, que intentan combatir desde la Asociación de Turismo Rural de A Mariña (Aturmar), en la que se integraron en seguida «porque la unión hace la fuerza».
De momento, Nines e Iván (técnico de medio ambiente en el Concello de Ribadeo) compaginan sus trabajos con la gestión de la casa, a la espera de que, al menos uno, pueda consagrarse al negocio. ¿Es mal momento por la crisis? «O una oportunidad, porque la gente necesita actividades de ocio más que nunca, como vía de escape, y si antes iban al extranjero, ahora no pueden y se quedan aquí».
La lechuza que vivía (sigue yendo y viniendo) en el hórreo les regaló el nombre de la casa
emergentes nines e iván, dueños de o cabozo da curuxa, en lourenzá