«La convivencia en Cataluña se ha envenenado; el Gobierno debería haber aplicado antes el artículo 155»
10 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Rosa Díez es la protagonista hoy en los Foros de Debate que organizan el Grupo Voar y el Grupo Sargadelos en Ribadeo. Intervendrá a las 20.30 horas, con entrada libre y gratuita, para hablar sobre el tema de este año de los foros: ética y política. Será presentada por Miguel Sande, delegado de La Voz de Galicia en A Mariña.
Rosa Díez demuestra en esta entrevista que sus convicciones siguen firmes tras mil avatares que marcaron su devenir en política, por ejemplo por su opinión sobre los nacionalismos. Víctima de un atentado frustrado de ETA, consejera en el gobierno vasco y europarlamentaria con el PSOE, cofundadora de Unión Progreso y Democracia, primera mujer candidata a la presidencia del Gobierno por un partido de ámbito nacional, diputada en el Congreso desde 2008 hasta 2016... tiene un puesto ganado en la historia democrática española.
-Ética y política, ¿un binomio en frágil equilibrio?
-La ética y la política son dos caras de la misma moneda, o deberían de serlo. Las dos cuestiones responden a la misma pregunta: qué va a hacer cada uno con su libertad. Lo que ocurre es que en la política se requiere el concurso de los demás, hay que persuadirlos de una idea o propósito, mientras que en la ética cada una la practica a su voluntad. De eso hablaré.
-¿Qué nota le pondría a ese binomio en la actualidad?
-La generalización siempre es mala y lo cierto es que se tiende a hablar de los malos políticos, con lo que crece el desapego hacia la política y se hace un enorme daño a la democracia. Yo creo que hay buenos y malos políticos. Es cierto que ahora parece que los malos nos persiguen cotidianamente, pero hay muy buena gente que hace de la política una actividad vital, aunque de eso no se habla tanto. No obstante, hay una cosa que a veces molesta escuchar, y es que los ciudadanos tenemos los políticos que ponemos en las instituciones. Decimos que lo que más denostamos es la corrupción, pero después muchos ciudadanos vuelven a votar a políticos y partidos que se ha demostrado que han sido y son corruptos. La responsabilidad de los políticos que tenemos es de los ciudadanos. Eso es así. Y frente a esto la alternativa a la mala política no es pasar, no es decidir no ir a votar, sino la buena política, y la hay.
-¿Cree Rosa Díez en la separación de poderes? ¿Es real?
-Es imprescindible. Sin la separación de poderes la democracia no es tal. Por eso creo en ella y la defiendo. La Justicia tiene que tener la venda puesta. No es un mero símbolo, es la garantía de la igualdad de trato para todos los ciudadanos ante la ley. Los jueces no pueden pensar en las consecuencias políticas, que en realidad son electorales, de sus decisiones o fallos. Y tampoco podemos pedirles a los jueces que hagan el trabajo de los políticos.
-Hablando de ética y política parece obligado remitirse a Cataluña y al proceso de independencia. Usted es muy critica.
-No me enerva Cataluña, sí algunos de sus políticos y gobernantes, que no son independentistas sino que son la representación moderna del nacional-independentismo, que es delictivo y arrasa con todos los que no quieren y opinan como ellos.
-¿Cómo ve el futuro de Cataluña?
-Creo mucho en el valor de la gente. Hemos sufrido mucho para llegar aquí y al final triunfará la democracia. Lo contrario sería el totalitarismo.
-¿Y cree que la gestión del Gobierno ha sido acertada?
-Llevamos muchos años consistiendo cosas que no se deberían haber permitido. El nacionalismo es insaciable y con el independentismo crea un cóctel muy peligroso para la convivencia. El nacionalismo lleva muchos años chantajeando al Estado y al final la convivencia en Cataluña se ha envenenado. Eso se veía venir y debería haberse parado, debería haberse actuado antes. El 155 no debía haberse aplicado el 9 de noviembre, sino con el anterior referendo en 2015. De haber sido así las cosas no habrían llegado tan lejos y la medida hubiese resultado igualmente eficaz. Ahora se aplica, tarde, pero llega. Y es necesario, porque en Cataluña hay que recuperar el imperio de la ley.