Muerte prematura, con 46 años, del Xeral

Dolores Cela Castro
DOLORES CELA LUGO / LA VOZ

A MARIÑA

OSCAR CELA

La demolición del edificio, construido con materiales que llevan amianto, está previsto que empiece en este mismo mes

03 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La demolición a los cuarenta y seis años para un edificio de uso público, como el viejo Xeral, supone una desaparición prematura, poco habitual en este tipo de construcciones. El derribo, que el arquitecto redactor del plan, Santiago Catalán, como «una operación urbanística de cirugía urbana» de gran importancia para el barrio de A Residencia, comenzará este mismo mes, si se cumplen las previsiones. El Sergas ya tiene la licencia municipal para poder hacerlo. Supondrá siete meses de trabajos en unas condiciones especiales, -utilizarán robots teledirigidos y un túnel de descontaminación- derivadas de las necesidades que plantean las características de un inmueble de su tiempo, construido con un material, el amianto, que actualmente está prohibido. En otros hospitales, como el de Vigo, también lo usaron. Este inmueble fue inaugurado el 13 de julio de 1972, por el ministro de Trabajo, Licinio de La Fuente, quien declaró en el acto que fue necesaria la ampliación como consecuencia de la «extensión del seguro de enfermedad a la población agraria». Costó en 318 millones de pesetas y lo levantaron en un tiempo récord.

antigüedad

Vida útil de un edificio. El arquitecto lucense Alberte González reconoce que menos de medio siglo de existencia para un edificio son realmente pocos años. Explicó que se suelen derribar no por su antigüedad, sino por su interés y se remitió a un informe del catedrático de estructuras de la ETSA de Madrid, Ricardo Aroca, que asegura que la vida media de los edificios se acortó en los últimas décadas de 80 a 100 años. La razón de esta reducción es económica porque con el paso de los años se multiplican los gastos en su mantenimiento. En este caso la decisión de derribar el inmueble para dejar un solar libre para una residencia de ancianos y para la futura comisaría, viene dada porque en la construcción utilizaron materiales que ahora requieren medidas especiales para la demolición, con la finalidad de evitar que contamine el aire.

origen

Una residencia sanitaria que abrió con 350 camas. Estaban repartidas en sus nueve plantas y ocho quirófanos, dos de ellos de urgencias. El ministro Licinio de la Fuente explicó en la inauguración que el hospital había sido planificado apenas dos años antes, que constituían «en obras de su volumen e importancia, un récord nacional». Las instalaciones, según puso de manifiesto hace 46 años «están en el máximo nivel técnico y científico en Europa y en el mundo». A la ampliación de la residencia, que funcionaba en el Materno Infantil, levantado en los años 50, donde irá el primer centro integral de salud de Galicia, se accedía a través de un paso elevado, que acabaría convirtiéndose en un pabellón central, que también será derribado. Fue centro de referencia para toda la provincia, hasta que empezaron a funcionar los comarcales de Burela y de Monforte.

el estado

Bien conservado, pero enfermo. El arquitecto que redactó el proyecto básico del derribo del Xeral, Santiago Catalán, certifica que el estado general de conservación del edificio «se puede considerar aceptable en cuanto a su estabilidad estructural». Reconoce que presenta «un deterioro progresivo en todas sus áreas desde el abandono del centro en 2011. Los obreros tendrán que derribar un volumen de 77.958,10 metros cúbicos de superficie.

El problema

Localizado en el tejado . Uno de los problemas está en las cubiertas de fibrocemento del edificio de las plantas sexta y segunda y, posiblemente en la del bloque central. También localizaron este material en las bovedillas y en los pavimentos de vinilo. Hay partes que desconocen si contienen material contaminante y no lo sabrán hasta que empiece la obra.

el sistema

Descartada la voladura controlada. La razón fundamental es que podría afectar a los edificios colindantes y a sus estructuras, además de una posible contaminación con fibras de amianto en el entorno. La solución adoptada es la demolición, elemento a elemento. Emplearán robots que manejarán por control remoto; aislarán la zona de trabajo con una burbuja de contención de láminas plásticas e instalarán túneles de descontaminación para el personal, que accederá de forma restringida a las zonas que ofrecen peligro.

el destino

Un gestor autorizado. La demolición le fue adjudicada a la empresa pública Tragsa. Sin embargo, el material contaminante tendrá que retirarlo un gestor autorizado, que trasladará los restos a un lugar determinado.