Baldomero Lage, un capitán mercante de Ribadeo preso en Cuba por los yanquis

Martín Fernández

A MARIÑA

Imagen del apresamiento del buque mercante Argonauta
Imagen del apresamiento del buque mercante Argonauta BLANCO Y NEGRO

Mandaba el Argonauta, detenido a cañonazos por tres barcos de guerra cuando navegaba frente a Cienfuegos en 1898

22 may 2021 . Actualizado a las 17:23 h.

El viernes 29 de abril de 1898, el Argonauta, un mercante de 1.200 toneladas que prestaba servicio de transporte entre Batabanó y Santiago de Cuba contratado por el gobierno español, navegaba frente a Cienfuegos. Tres barcos de guerra americanos le salieron al paso y le ordenaron detenerse a cañonazos. Su capitán, Baldomero Lage Soto, hijo del médico de Ribadeo Francisco Lage Prado, paró máquinas y obedeció. Llevaba 40 pasajeros, varias mujeres y niños, al coronel Cortijo y otros 30 militares, carga general, correspondencia, medicinas y 31 cajas de armas.

Cinco días antes, una España en decadencia -con problemas políticos, económicos y sociales- le declarara la guerra a Estados Unidos, un país emergente que ambicionaba Cuba. Algunos cubanos querían, a su vez, la independencia y, en ese marco de tensión, los yanquis enviaron a La Habana el acorazado Maine para intimidar y mostrar poderío. Su oferta de compra de Cuba y Puerto Rico no fue aceptada por España. Y entonces, el 15 de febrero, explotó el Maine en el puerto y murieron 254 personas. España negó tener participación en el hecho pero EE.UU. la culpó y la emplazó a retirarse de la isla. El gobierno no admitió el chantaje y, en cambio, le declaró una guerra que acabó, meses después, con derrota, depresión y la pérdida de Cuba, Filipinas y Guam. La Armada yanqui ya había bloqueado la isla, por si acaso. Así que cuando el Argonauta salió de Batabanó el 28 surcaba con precaución, pegado a la costa. Su capitán olfateaba el peligro. No era un principiante, llevaba 23 años navegando. Por la noche fondeó cerca del Faro Diego Pérez, a ocho horas de Cienfuegos. No quería viajar en la oscuridad sino cerciorarse de que no había buques enemigos a la vista. Reanudó la marcha a las 6 de la mañana y a las 10 los cruceros Nashville, Marblehead y Eagle le cortaron la proa y dispararon hasta que izó bandera blanca.

No quiso abandonar el buque

Al instante, se presentó por babor un bote del Nashville con un oficial y 12 tripulantes armados con fusiles, machetes y revólveres. Subieron a bordo y preguntaron a Lage si sabía que España y EE.UU. estaban en guerra, y lo negó; si conocía que Cienfuegos estaba bloqueado, y negó también. Y entonces el oficial le contó lo que el ribadense estaba harto de saber…: en el último viaje, había llevado al general Pando, a su Estado Mayor, 700 soldados, 160 caballos y ocho piezas de artillería de Batabanó a Santiago...

El militar le dijo que era prisionero de guerra, ordenó llevar a tierra a los 40 pasajeros y ofreció al ribadense marchar con ellos. Pero Baldomero le contestó: “yo no abandono mi buque hasta saber su última suerte…”. Entonces le dio la mano, se hizo cargo del Argonauta y lo llevó a Cayo Hueso, fortaleza militar de Florida. Allí, confiscaron la carga y, antes de encarcelar a Lage y los soldados, les permitieron escribir a sus familiares….

«Diga usted, porque es de justicia, que no eran tan cerdos»

El apresamiento del Argonauta fue una conmoción nacional. Galicia Moderna, La Correspondencia, Blanco y Negro, El Imparcial o La Voz de Galicia informaron con detalle. De sus noticias se nutre esta crónica. Galicia Moderna decía el 12 de mayo: “El capitán del vapor Argonauta, apresado en Cuba por buques yanquis, es el marino Don Balbino Soto, natural de Ribadeo donde la noticia causó general sentimiento”. En realidad, se llamaba Baldomero, era de Ribadeo y allí vivían su padre y sus hermanos.

Al llegar a Cayo Hueso, los prisioneros fueron separados. Al coronel Cortijo y al comandante médico García Julián los enviaron a Annapolis y los canjearon por dos periodistas de The World detenidos en Cuba. Y el resto “podíamos andar por el pueblo, la gente nos miraba y señalaba pero ni provocaba ni ofendía”, explicó el propio Lage.

Las autoridades vendieron el Argonauta en 17.000 pesos, “casi de balde”. Y tras unos días, llevaron a Lage y sus compañeros a Nueva York. Les dieron 200 pesos con la condición de marchar a España pero no a Cuba. Él viajó a Liverpool en el vapor Umbría y, desde allí, el cónsul español le pagó el pasaje en el Francoli hasta Ferrol y en el Hércules hasta A Coruña, adonde llegó el jueves 11 de agosto de 1898.

La Voz de Galicia publicó, al día siguiente, una entrevista con él. Decía, entre otras cosas, que sus compañeros quedaran en Nueva York sirviendo en buques mercantes y que a él le ofrecieran, con buen sueldo, una plaza de práctico en Cuba para la Armada yanqui, pero la rechazó. Antes de despedirse, rogó al periodista que “no se olvide de consignar, porque es de justicia, que los yanquis se portaron con nosotros del modo más correcto y que, dejando a un lado prevenciones naturales, no son tales cerdos”. Ese mismo día salió para Ribadeo. Lo adelantara Galicia Moderna: “el médico titular de Ribadeo, don Francisco Lage y Prado, ha participado que su hijo, don Balbino, capitán del vapor Argonauta, apresado por los yanquis, ha sido puesto en libertad según cablegrama que dirigió a su padre. En Ribadeo causó gran alegría la noticia”.

El Argonauta fue el segundo de los 35 mercantes que capturaron los americanos al bloquear la isla

El Argonauta, el mercante de la empresa cántabro-cubana Menéndez y Cía que mandaba el marino ribadense, fue el segundo barco capturado por los americanos en su bloqueo a la isla. Antes fue el Buenaventura y luego el Catalina, el Guido, el Panamá… hasta un total de 35 navíos entre el 22 de abril y el 13 de agosto de 1898.

Dentro del plan expansionista de Estados Unidos ?la doctrina Monroe: América para los americanos- Cuba tenía gran importancia por sus recursos naturales, las inversiones que habían efectuado en ella y el alto valor geoestratégico de la isla frente al canal de Panamá. En los cálculos intervencionistas de los gobernantes yanquis se tenía muy en cuenta la superioridad de sus fuerzas navales para imponer su voluntad. Y confiaban ?como así sucedió- en que un rígido y asfixiante bloqueo unido al bombardeo de algunas ciudades serían lo preciso para lograr sus objetivos.

Con ese fin, desde finales de marzo ?antes ya de declararse la guerra tras el hundimiento del Maine- concentraron en Cayo Hueso una poderosa escuadra al mando del almirante William T. Sampson que el 21 de abril recibió la orden de bloquear las costas de Cuba desde Cárdenas a Bahía Honda y luego todo el litoral.

Los anticuados buques españoles no tenían ninguna posibilidad frente a la moderna flota americana. Solo el contralmirante Pascual Cervera logró romper el bloqueo y entrar en Santiago de Cuba a finales de mayo. Pero poco duró la alegría: el 3 de julio su escuadra, llegada desde España, fue aniquilada frente a la bahía santiaguera… Y fue el final.

martinfvizoso@gmail.com