El fervor roquero de los 80 vuelve más fuerte que nunca a Ribadeo con «Atila»
A MARIÑA

El grupo se ha unido 40 años después de su creación para grabar su primer disco con temas que marcaron a una generación
04 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.No todos los comienzos musicales son sencillos. Y si no, que se lo digan a los integrantes de Atila, la banda de rock que fue una de las pioneras en A Mariña, y en toda la provincia de Lugo, en cultivar este género musical. En 1980, cuando un grupo de jóvenes ribadenses con afinidad musical decidió juntarse y crear Tubo de Escape, no se esperaban que en tan solo unos años cambiarían la historia cultural de toda una generación de mariñanos.
«Empezamos con este proxecto arredor de 1979 ou 1980. Eramos todos uns rapaces, entre 17 e 19 anos», explica Juan Rivas, bajista y portavoz de la agrupación. «Ao principio facíamos música sinxela, con acordes básicos», recuerda. «Pero despois, cando decidimos reconverter o proxecto que iniciáramos e naceu Atila, tocábamos temas propios, que compoñíamos entre todos», asegura Rivas, que aún sigue vinculado al mundo de la música. «Actualmente estou noutro grupo, Pantera Rosa, e precisamente por iso son consciente do moito que cambiaron os tempos no que respecta á música», afirma contundente.
«Cando nós empezamos, non tiñamos nin onde ensaiar», prosigue, profundizando en la odisea que supuso encontrar un lugar para poder tocar. Desde la antigua escuela de Piñeira, donde relata anécdotas con ganaderos enfadados que alegaban que las vacas se estresaban con ese «demo do rock», hasta dificultades a la hora de llegar hasta algunos «campos da festa» perdidos en aldeas remotas, Atila se sobrepuso a todas las dificultades y se consagró como una de las bandas revelación que precedieron a la movida mariñana de la década de los 90.
Ídolos del rock and roll duro
Quizás su resiliencia esté detrás del éxito cosechado en una época en la que el rock estaba a la orden del día. «Nós facíamos os nosos propios temas, pero estábamos moi influenciados polos ídolos do rock internacionais do momento», admite, orgulloso de sus primeros pinitos en el mundo de la actuación. Pero no fue hasta el año 1985 cuando el grupo de rock duro mariñano llegó a lo más alto de su carrera. «A mediados dos oitenta despuntamos definitivamente. Tivemos varios concertos e actuacións pola zona moi importantes», recuerda el bajista del grupo. «Sen dúbida, unha das que se me quedou gravada foi a das patronais de Ribadeo», reconoce. «Nós fomos en contra do dito popular, nese caso si fomos profetas da nosa terra», bromea, haciendo mención a la buena acogida que tuvieron por parte de un público más que entregado.
«Non esaxero cando che digo que nese concerto habería unhas 2.000 persoas», incide. «Naquela época eran moitísimas», asegura, aduciendo a la falta de promoción de estas agrupaciones. «As comisións de festas non adoitaban contratarnos porque a música que tocábamos non era a que se levaba nas verbenas», confiesa. «Tiñas que tirar de iniciativas privadas, festivais específicos de rock como os de Burela, Foz e A Pontenova, nos que estivemos e foron unha pasada», profundiza sobre los obstáculos para hacerse un hueco en el mundo de la fiesta mariñana.

«Con dicirche que nas patronais de Ribadeo cobramos unhas 180.000 pesetas e só en equipo gastamos unhas 120.000...», añade en tono sarcástico. Pero, al fin y al cabo, este no era más que un hobby. «Tivemos a sorte de contar co apoio tanto persoal como económico das nosas familias. Nos 80 unha guitarra podía custar 120.000 pesetas. Os intrumentos non eran tan accesibles como agora», se lamenta.
Otra de las experiencias que Juan Rivas guarda como oro en paño es la actuación en Sobrado dos Monxes, en la que todavía tiene borroso el nombre de la discoteca donde tocaron. «Pode ser ou Orbita 4 ou Galaxia 5», comenta entre risas. «Aínda non o teño claro», bromea.
Y a pesar de que el destino ha llevado a todos y cada uno de los miembros de Atila por derroteros muy diferentes, la música siempre será una constante en la vida de Rivas, Armando, José Carlos, Josedel, Vicente y Fernando. «A min entroume o gusanillo fará 7 anos, cando os meus fillos empezaron na Escola de Música de Foz», confiesa Rivas. Todo lo demás es historia.