Una colección de platos y tazas de bares y restaurantes con solera que ya no existen

Lucía Rey
lucía rey VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

El viveirense Pepe Veiga junto a la pared en la que conserva piezas de vajillas de establecimientos emblemáticos de Viveiro; parte de ellos ya no existen
El viveirense Pepe Veiga junto a la pared en la que conserva piezas de vajillas de establecimientos emblemáticos de Viveiro; parte de ellos ya no existen XAIME RAMALLAL

El viveirense Pepe Veiga conserva una veintena de piezas únicas

27 nov 2023 . Actualizado a las 13:16 h.

A lo largo de las décadas en que permaneció abierto, miles de mariñanos celebraron su bautizo, su comunión o su boda en el restaurante Serra. Las comidas y las cenas en la marisquería La Paz, en Cantarrana, nunca defraudaban a sus comensales. Cantidad de personas recuerdan todavía el sabor de las raciones del mesón O’ Xoquín, junto a la Praza de Santa María, o del Laurel, en la calle de los vinos. Y estos son algunos de los bares y restaurantes con solera de Viveiro que ya no existen y de los que Pepe Veiga, un viveirense «de pro», además de empresario y presidente de la Xunta de Cofradías de Semana Santa, colecciona platos, copas y tazas. En apenas dos años ha recopilado alrededor de veinte. «Un día, no Copas [pub] regaláronme un prato do Vivero, e logo outro do Chipe, e así empecei. Á xente gústalle recordar, e antes moitos establecementos rotulaban as vaixelas. É algo que agora xa case non se fai», cuenta Veiga, que en una caseta que tiene en la zona de O Chamorro también atesora platos del Vivero, el hotel Villa Dolores (Covas) o Casa Louzao, germen del actual restaurante Louzao, del que también tiene un plato.

O Val do Naseiro, el Nito, que funciona con gran éxito desde hace más de cuatro decenios junto a la playa de Area; el K2, que continúa abierto en Covas, en las inmediaciones de Os Castelos; o negocios hosteleros ya desaparecidos como el Timiraos, Las Vegas u O Landro, son otros de los locales que también dan forma a una colección que además contiene algunas copas y tazas. Dos alojamientos emblemáticos, como los hoteles Tebar y Venecia, donde se alojaban en la primera mitad del siglo XX cantidad de veraneantes y que posteriormente fue reconvertido en el Conservatorio de Música Profesional de Viveiro. Veiga destaca y agradece los obsequios que le ha hecho alguna gente, como José Luis Chaves Álvarez, Choco, pescadero que lo agasajó con un plato del Villa Dolores. «A xente dáme cousas. Téñoos todos gardados nunha estantería ou nunha vitrina. Hai pouco aínda me deron unha chapa dunha antiga matrícula do Concello para bicicletas», comenta.