
Séneca destacó como: filósofo, político, orador y escritor, conocido por sus obras de carácter moral. Pasó a la historia como uno de los máximos representantes del estoicismo; una filosofía de ética personal. Puedo presumir de haber conocido y aprendido de un Séneca muy cercano...
Nuestro particular SENECA MARIÑANO nació en Orol, se crió en La Venta y desarrolló: trabajo, pensamiento, familia, servicio a la comunidad en el puerto de San Ciprián. Alumno de Don Francisco Rivera Casás en aquella su primera promoción escolar de 1934. Mi generación tuvo la inmensa suerte de poder escucharle, admirarle y ponerle como ejemplo para la vida y después de su paso por nuestro mundo Galaico Mariñano haciéndole presente cuando recordábamos su filosofía ante el mundo. «Traballar é producir; quen no traballa non produce». «Traballar moito e gastar pouco».
Aquel Bar «La Playa» fue mucho más que una taberna o un colmado. Fue el claro ejemplo del emprendedor multidisciplinar. Compraba algas y chatarra. Tuvo un taller de bicicletas que alquilaba y arreglaba, cuando tal vehículo era fundamental para desplazarse de una parroquia a otra. Distribuía el Butano. Suministraba víveres a la flota bonitera. Más tarde creó una ferretería. Iba con lo que solemos llamar «botiquín» a las fiestas para «dar de beber al sediento».
Pero hay por lo menos tres huellas de su paso por nuestras vidas. Su honestidad. Era incapaz de ejercer aquella conducta que Cervantes adjudicaba a los españoles, sobre todo a los comerciantes y que fueron básicas para describir la picaresca. Precios, cuentas y medidas siempre se ajustaron a la rectitud que como celofán envolvía cada día de su existencia.
Generosidad al servicio del pueblo. Eran tiempos de escasez. Las familias dependían de la pesca bonitera. Al finalizar la costera del «príncipe azuL» las tripulaciones procedían al reparto en función de las ganancias logradas en cada marea ante los compradores generalmente en subasta para las conservaras, y la categoría del tripulante que con el léxico de entonces "levantaba uno o más quiñones". Pero era ese momento en que llegaba el dinero a los hogares cuando las gentes pasaban por el establecimiento de Cándido a fin de liquidar la deuda contraída, ya que Cándido había estado fiando y apuntando en libreta el costo de lo que dispensaba para la manutención de familias y barcos.
Su filosofía vital transmitida oralmente a la concurrencia y muy en especial para la juventud. Ahí era cuando se comportaba como un SENECA. No me imagino a nuestro querido "industrial" descansando, librando, escapando de su cita diaria y sin horario en la atención de su negocio. No era sólo el sustento de su familia. Era una manera muy clara e irrenunciable de estar en el mundo. El trabajo era una conducta moral como ejemplo y servicio a la sociedad. No pedía nada que él no estuviera dispuesto a practicar. No comprendía que hubiera personas ociosas o cuya actividad era sospechosa de no requerir esfuerzo y dedicación constante. ¡No puedo imaginármelo hoy en día ante esas "ayudas" a quienes afirman no pueden trabajar o algo peor!, ¿para qué van a trabajar si les llega con la subvención social que el Estado proclama como derecho a las ausencias laborales y desde luego a esas "profesionales" libranzas sindicales ?.
Me enseñó formas de ser y estar que no venían en los libros de medicina. Como pude escuchar los relatos de los patrones a los que Cándido hábilmente sonsacaba sus singladuras y opiniones sobre aquellos mares lejanos. También nos beneficiamos de tal conocimiento y léxico oral que siempre hemos llevado con nosotros mismos dónde quiera que estuviéramos.
Recuerdo cuando aplicaba alguna de sus frases en mi etapa de Gerente del Hospital en Burela y se decía, ¿Quién coño será ese Cándido tan influyente?