De Praga a A Mariña, por intercambio: «El transporte público es muy malo y nos ha costado mucho movernos por aquí»

A MARIÑA

Rosalía Wodere, Marija Ivanhovic y Laura Krankillová son tres jóvenes checas que están en el IES Monte Castelo y relatan su experiencia intercultural con familias y compañeros de clase
18 jun 2025 . Actualizado a las 14:46 h.«Sí, en español», asienten en el idioma a utilizar en la entrevista tres estudiantes de Praga, capital de la República Checa, que están de intercambio en el IES Monte Castelo de Burela. Ellas son Rosalía Wodere, Marija Ivanhovic y Laura Krankillová. Escriben sus nombres y apellidos en un papel para que no se produzca ningún tipo de error en la transcripción periodística. Su estancia es aproximadamente de un mes y en ese momento, en el centro educativo burelense, están haciendo un trabajo de manualidades para recibir a otros jóvenes checos que llegarán en próximos días para recibirles: «¡Hola amigos!». Un mes es un tiempo muy limitado para conocer Burela y alrededores, pero se muestran contentas, en general, con la acogida. Aunque ya les ha dado margen para hacer una pequeña radiografía de la comarca. Entre lo que más les ha sorprendido, pero no en positivo, destaca Rosalía, es «el transporte público. Es muy malo. Nos ha costado mucho movernos por aquí. Casi todo el mundo va en coche. No es como en Praga, donde también hay tranvía». No han tenido la experiencia de subir a un barco, y eso que recientemente fue la procesión marítima. Las fiestas locales, acaba de comprobar Marija hace un par de semanas, «no son como en Praga». «Aquí la gente es más fiestera», apunta ya sabiendo de lo que habla. El cliché de España sinónimo de fiesta queda aquí reafirmado por las tres. Aunque puestos a comparar con la capital checa, de momento en Burela no se ha visto ninguna tienda en la que solamente se vendan patitos de goma. Con el tiempo, ya veremos si la moda se asienta también aquí.
«Una cosa muy interesante es que aquí en España, las personas llevan los mismos zapatos en las casas que en la calle»
Laura añade: «Una cosa muy interesante es que aquí en España, las personas llevan zapatos en las casas. Normalmente, en la República Checa no los usamos en casa, usamos otros que son diferentes». Habla de las cómodas zapatillas. «En mi casa española llevamos los mismos zapatos que llevamos en la calle. Es diferente a mi país», enfatiza. Cuando hablamos de culturas diferentes, la gastronomía es un punto que marca también distancias o cercanías geográficas. Depende. En ese sentido, Laura confiesa: «Me gusta toda la comida de aquí porque me gusta probar las cosas. ¿Cómo se dice?... Animales de mar». Le menciono pescado y ella responde «marisco, que en Praga no hay mucho al no tener mar y comemos sobre todo pescado de río de la República Checa porque el de mar es caro». La empanada también la conocen ya las tres. Y añade Marija: «A mí me gusta la tortilla de patatas que parece algo muy básico pero no se hace en mi país. La tortilla de la familia donde vivo aquí no lleva cebolla». Introduce todo un debate a nivel nacional, uno de los principales a nivel gastronómico sin duda. «Yo no como carne _comenta Rosalía, al ser vegetariana_ por eso no puedo probar tantas cosas. Tampoco como pescado ni marisco, pero también la tortilla de patatas me gusta mucho».
«En Praga usamos el móvil mucho más que aquí y creo que la diferencia más grande es el horario»
Desde el plano de la enseñanza, apuntan diferencias con el sistema educativo checo como por ejemplo en el uso del móvil, señalando Marija: «En Praga usamos el móvil mucho más que aquí y creo que la diferencia más grande es el horario porque aquí hay tres clases, un descanso, más clases, y los estudiantes acaban a las dos, pero en la República Checa no es así porque entre cada clase tenemos un descanso de diez minutos y después uno de 20 minutos. Los españoles también tienen la siesta, que no hay en República Checa. Igual que los entrenamientos deportivos, aquí acaban muy tarde, algunos a las diez o a las once de la noche». En su país la jornada escolar comienza a las 8.00 horas.
Una de ellas quiere estudiar en una universidad gallega
A nivel de idioma, comenta Rosalía que «aquí todos hablan el gallego y no es tan fácil para entenderlo. Nosotras podemos hablar español, más o menos, pero el gallego para nosotras es más difícil». Laura destaca que en el IES Monte Castelo «hay personas de diferentes países pero a mí es algo que me parece normal porque aunque yo vivo en la República Checa soy eslovaca, pues mis padres son de Eslovaquia, y en nuestras escuelas hay muchos jóvenes de diferentes países. Para mí, especialmente, no es raro en Praga, aunque sí lo es más en pueblos checos». A las tres les gustaría ampliar su aprendizaje del español y volver. «En el futuro quiero estudiar en la universidad en Galicia», dice Rosalía, que se decanta por un futuro centrado en matemáticas, biología o psicología. Marija quiere enfocarse en las ciencias sociales o derecho. Y Laura matemáticas o «estudiar cómo funciona el dinero», dice refiriéndose a económicas.