La vuelta al mundo botánico con «el mesías de las plantas» y el salvador del nenúfar más pequeño sin salir de Luarca

A MARIÑA
Carlos Magdalena, horticultor de los Jardines Botánicos de Kew en Londres, con la Cruz de la Real Orden de Isabel La Católica y rebautizado por David Attenborough, visitó La Fonte Baxa
05 ago 2025 . Actualizado a las 12:22 h.El Real Jardín Botánico de Kew, en Inglaterra, considerado el más importante del mundo, también por su Proyecto de Banco de Semillas del Milenio y ser centro puntero de investigación, es la peculiar «oficina» de trabajo de Carlos Magdalena (Gijón, 1972). Considerada una de las 33 personas más influyentes según National Geographic y merecedor de la Cruz Oficial de la Real Orden de Isabel la Católica, el horticultor e investigador fue bautizado por el periodista asturiano Pablo Tuñón en 2010 como «El mesías de las plantas», rebautizándolo así más tarde el mismísimo David Attenborough en una de sus series para la BBC, «Un año en Kew». Con tal currículo era de esperar que Magdalena llegase como guia excepcional al Bosque-Jardín de La Fonte Baxa en Luarca y causando expectación, tanta como la que tiene él por las plantas. Graciela Martínez, de Pola de Siero, fue la primera que le pidió un autógrafo, firmando en su su libro El mesías de las plantas donde el asturiano explica que su «misión» en la vida es «salvar cualquier especie vegetal al borde de la extinción», como ya ha hecho con la Nymphaea thermarum, el nenúfar más pequeño del mundo. «Cuando vi en Facebook que venía pensé que era una oportunidad que no se podía perder. Estoy entusiasmada porque tengo miles de preguntas para hacerle. Es una experiencia única. Que un jardín tan imponente te lo enseñe y muestre Carlos Magdalena es un placer para todos los sentidos», señala su admiradora.
Su «misión» en la vida es «salvar cualquier especie vegetal al borde de la extinción», como ya ha hecho con la Nymphaea thermarum, el nenúfar más pequeño del mundo

Ante más de medio centenar de personas y con las entradas para la visita agotadísimas, el guia de La Fonte Baxa, Nike García (Nosolojardines), le presentó como «Señor Don Carlos Magdalena» por su último reconocimiento, la Cruz Oficial de la Real Orden de Isabel la Católica, antes de arrancar el paseo. «Y lo que no sepamos, tiramos de Google», respondió el horticultor con una pizca de humor. No hizo falta. Su conocimiento dejó boquiabiertos a todos, tanto que podría ser también etiquetado «el hombre que susurraba a las plantas». O el «Indiana Jones» botánico, por los lugares del mundo que ha llegado a cruzar para rescatar especies, con pirañas o cocodrilos por medio, que afortunadamente no encontramos en La Fonte Baxa, con 333 especies identificadas entre ornamentales y salvajes según su catálogo de 2024. Como mucho, una diminuta rana o una lagartija escurridiza.

En este bello paseo con Magdalena nos detuvimos en rincones concretos, primero ante una especie endémica de Nueva Zelanda, el Metrosideros excelsa o llamado árbol del hierro por la dureza de su madera, mencionando por su relevancia otro ejemplar que está en la sede de la Policía Local de A Coruña de más de 200 años y que pudo ser de los primeros que llegarían a Europa desde tierras tan lejanas. La parada ante un limonero parecería de lo más normal, pero Magdalena hizo, como por arte de magia, que todos los presentes viéramos los cítricos como algo muy especial: «La Malaspina fue la primera expedición de navegación bastante grande, en la que sus tripulantes fueron capaces de regresar sin síntomas de escorbuto. Por los naranjos. El Imperio español los había plantado en las Islas Canarias. Los había también en Madeira. En un barco, la vitamina c era fundamental. Se ve como Asturias está llena del naranjo amargo, por todos lados». «Siempre se asocia la naranja a Marco Polo y a China, pero se dice que el limón fue introducido por los árabes. Hay mucho debate de donde vienen y hay mucho híbrido», añadió. «Es curioso pero en Inglaterra todas las mermeladas se llaman jam pero la de naranja amarga es marmalade y eso es porque probablemente cogieron el nombre de España», dijo Magdalena, añadiendo que los cítricos tienen cafeína y «enganchan a las abejas y polinizan como locas».
La higuera fue la siguiente protagonista, recordando el experto que es el tipo de árbol donde supuestamente alcanzó Buda la iluminación. Mientras una avispa sobrevuela la zona, atendemos más a las palabras del experto: «Están ominipresentes en los trópicos. Aparte del uso del higo, que es lo más normal, hay otros chocantes. En los Himalayas, donde caen unas argalladas de lluvia tremendas, plantan higueras y hacen puentes naturales de sus raíces que son indestructibles. Los hay que tienen cientos de años». Su explicación sobre el Brachychiton o árbol botella nos transportó a Austrialia en un abrir y cerrar de ojos. Y sobre la Passiflora a Sudamérica, donde cuentan con más de 500 especies: «Se encuentra en toda Latinoamérica, donde ha diversificado de forma brutal. El nombre se lo dieron los jesuitas españoles por la pasión de Cristo y la forma de la flor, que recuerda a la corona de espinas». Los trucos de la polinización es todo un universo y tiene propiedades medicinales. «Son fascinantes», dijo.

El nenúfar, algo especial para el experto
El tema nenúfar tocó la fibra sensible del horticultor de Kew, recordando sus gestas en el Amazonas o el descubrimiento de un tercer nenúfar Victoria, la Victoria boliviana. «Hay cosas muy interesantes. De las plantas con flores, son de las más antiguas que hay. Además, son muy diversas en el número de especies y están distribuidas por todo el continente», señaló. Destacó no solo su flotabilidad sino también su «sistema de respiración continua», así como su simbolismo en el antiguo Egipto, pues lo consideraban «una entrada al más allá, pues tiene una sustancia alucinógena». Algunas de las que Carlos Magdalena ha visto tienen hojas de ocho metros cuadrados de extensión, como la de Bolivia. «Su hoja es la más grande del mundo», destacó.
Los helechos de La Fonte Baxa también causaron sensación, entre ellos el «orgullo» por ser autóctono como la Woodwardia o píjara y por sus hojas que pueden llegar a medir más de tres metros. O la Culcita macrocarpa que es un helecho arbóreo que se da en la zona y está protegida. «Son de origen tropical y aquí en Asturias serían como reliquias de zonas más calientes, que solamente viven en la costa y zonas resguardadas, igual que el Urogallo es reliquia de las glaciaciones. La Culcita macrocarpa existe en Lationamérica y 'dando una especie de salto' apareció en la cornisa cantábrica, en zonas muy concretas como en Asturias y en el oeste de Galicia», comentó Magdalena remarcando su singularidad. Un imponente ejemplar de «Ave del paraíso» y otro de berza silvestre «made in Asturias», resaltó su ilustre paisano, remarcaron la didáctica ruta antes de llegar al mirador donde el horticultor estrella de Kew realizó un repaso histórico por la evolución de especies.

«A veces parece que soy un superman pero los verdaderos poderes son el querer hacerlo»
Enfatiza Carlos Magdalena, que llegó a Inglaterra en 2001 y comenzó trabajando en hostelería: «Simplemente soy un chaval de Gijón, un guaje. Donde llego yo, llegan todos. Lo que a mí me lleva es la obsesión de querer ir allí, querer allí, contactas con uno y otro, te facilitan el acceso y llegas. A veces parece que soy superman y no. Los poderes, verdaderamente, son el querer hacerlo. Ahora que se habla de aventureros por el tema del riesgo... Yo simplemente voy a hacer algo en un lugar y si se pone difícil, habrá que hacerlo fácil. No voy por la adrenalina o el hecho de que 'no se puede hacer', solo que es cierto que en el proceso de querer llegar pasas situaciones que son mejor no saber. Por ejemplo, en Australia me he metido en un lago que tiene cocodrilos de tres metros de largo y me metí por un nenúfar que solo hay allí, la Nymphaea alexii. Otras veces te dicen que se sube fácil y hay una cuerda que lleva allí 20 años y que si se rompe te matas, pero agarras la cuerda, vas y puede ir cualquiera». «Yo voy a lo que voy, más que a la aventura, y ocurre que el proceso encuentras la aventura», resume Magdalena.
«Yo voy a lo que voy, más que a la aventura, y ocurre que el proceso encuentras la aventura»
Reconoce que su amor por las plantas ya es «locura», con el fin de preservar especies botánicas de las que quedan pocos ejemplares o están al borde de la extinción pero algunas son fáciles de reproducir en cultivo, señala, «como una garantía de que si algo pasa las puedes volver a reintroducir», mientras que en otras su interés es «por taxonomía, por saber lo que hay para protegerlo». Cree que le herramienta principal para mejorar la relación entre el ser humano y el medioambiente hoy en día pasa por el «conocimiento».
«Durante la época del Imperio español, la botánica era muy importante en España. La expedición Malaspina fue a buscar alimentos. Antes que llegaran a Sudamérica, aquí no existían ni las patatas ni el tomate ni el maíz, que hace que en Asturias los hórreos en vez de tener cuatro patas tengan seis porque se necesita espacio para granero», recuerda. Magdalena valora la importancia de continuar investigando, incluso cuando los hallazgos actuales pueden contradecir las bases de la botánica. Mientras tanto, el asturiano sigue soñando con nuevos destinos: «Hay lugares en el mundo que a nivel de flora son impresionantes, como Nueva Caledonia, Nueva Guinea o en Latinoamérica, donde también hay un montón de géneros por descubrir».
La Fonte Baxa «impresionante»
Con respecto al Bosque Jardín de La Fonte Baxa, Carlos Magdalena valora: «El terreno es impresionante. En Madeira, por ejemplo, tienen muy explotados los jardines históricos. Es un turismo que es más fácil para una familia que ir a los Picos de Europa, por ejemplo. Sería interesante explotarlo más, aunque hay mucho trabajo que hacer a nivel de pazos, sobre los que en Galicia se ha hecho bastante, o de casas de indianos».