Dos hermanas han adquirido casa en la ciudad episcopal y otro hermano está buscando también en A Mariña
18 ago 2025 . Actualizado a las 18:17 h.Cada vez cuaja más la idea de A Mariña como «refugio climático». La visión del mapa meteorológico en estos días, al igual que ha sucedido en olas de calor anteriores, realmente impacta porque va asociado a una serie de consecuencias fruto de las altas temperaturas extremas de las que, de momento, se va salvando la comarca. En particular, Mondoñedo es el «paraíso climático» elegido por una familia del municipio sevillano de Utrera, que vive en un lugar donde este martes 12 mismo el termómetro marcaba 43 grados al sol a las 15.00. En Mondoñedo, 29 grados a esa hora.
El clima mariñano ha sido uno de los factores clave para María Dolores Peña Hernández a la hora de buscar una segunda residencia, descubriendo ya antes las tierras gallegas a través del Camino de Santiago que recorrió tres veces con su marido, Juan Antonio Ajiz Alfonso, quien exclamaba «esta casa la compro yo» a cada cartel de «Se vende» que encontraban a lo largo de la ruta jacobea. «Al final, fue de casualidad. Estábamos mirando un montón de sitios y nos daba igual una zona que otra, pero en Galicia. Tenemos amigos con casa en un pueblecito en Ourense, con los que estuvimos un día y subimos para As Catedrais. Otro día, en Internet vimos el anuncio de ‘casa en Mondoñedo’ y era donde habíamos comido», recuerda.
«Otro hermano mío quiere ir a mirar, pero en Foz. Está buscando piso a pie de playa»
Fue tal el enamoramiento de la cuna de Cunqueiro que «en un mes _relata_ fuimos cuatro veces, todos los fines de semana. A mi marido no le importaba conducir». No tuvieron problema en recorrer en coche dos mil kilómetros, ida un sábado y vuelta un domingo, pues ambos tienen que atender sus respectivos negocios, una cafetería y una ferretería. Compraron casa en Mondoñedo el 19 de enero de 2024.
«Nos encantó», dice hasta tres veces. Tienen la vivienda en obras, por ello, y por otras razones también personales, no han venido a su segunda residencia este año todo lo que hubiesen querido. «Este verano, con todo el dolor de nuestro corazón no hemos ido. También porque el albañil aún no ha terminado. Hubo que hacerle un lavado de cara a la casa», agrega la sevillana.
No ha sido la única en su familia interesada en comprar. También lo hizo su hermana Isabel, adquiriendo el inmueble contiguo, «pero que aún no puede habitar», matiza. «Este verano también fue allá otra hermana mía. No ha encontrado aunque, como nuestras casas son grandes, no tiene de qué preocuparse. Y otro hermano mío quiere ir a mirar, pero en Foz. Está buscando un piso a pie de playa», finaliza.