
Auguran algunos que solo la alta cocina tiene futuro; los restaurantes que apuestan a lo grande en todos los sentidos. Que los pequeños desaparecerán. En esta zona del norte lucense hay dos ejemplos de todo lo contrario, dos casos sin igual que atraviesan fronteras y rompen moldes en la hostelería. Y lo hacen en pequeño y apartados y a ellos se va casi en peregrinación como a los santuarios más populares; son dos templos de la cocina tradicional, popular y además económica, muy importante.
Hablo de Casa Cándida, la de los 7 platos en el menú del día, a repetir lo que se quiera, incluidos postres, entre Ourol y Muras (término municipal de Muras, aunque ahora está cerrado temporalmente) y de la Taberna de Montse, en la carretera que va a A Pontenova, con platos abundantes, postres caseros y tabla inicial de embutidos a cortar lo que se quiera; ahí se come incluso en la propia cocina. 23 o 24 euros y 14 euros respectivamente. Su fama no conoce límites. En A Mariña y provincia de Lugo son de sobra conocidos, pero las opiniones de clientes (turistas muchos de ellos) sorprendidos por tanta abundancia y calidad a precios tan económicos hoy en día llegan a todos los confines. Ahí están, con dos soletes Repsol además, y son rentables.