Avispas asiáticas pican 22 veces y se ensañan con un voluntario de Protección Civil de Ourol

Inmaculada Eiroá González
INMA EIROÁ OUROL / LA VOZ

OUROL

CEDIDA

El hombre se encontraba a doce metros de altura para retirar un nido en un eucalipto

10 ago 2017 . Actualizado a las 22:47 h.

El ataque lanzado por avispas asiáticas contra tres voluntarios de Protección Civil de Ourol que se disponían a retirar un nido situado a unos 20 metros de altura en un eucalipto, en la zona de Cerdido (Merille-Ourol), tiene todo el aspecto de haber sido una maniobra planificada.

José Ramón Arís, responsable del servicio, ayudaba a otros dos compañeros cuando ocurrió el ataque. Cuenta que Javier Díaz, el más experto de todos en estas tareas y aficionado a la escalada, trepó por el eucalipto donde estaba el nido, para servir de punto de apoyo a la pértiga que manejaba el tercero del grupo, Miguel Varela, para inocular el veneno. No llegaron a culminar el trabajo porque cuando el escalador se encontraba a unos 12 metros de altura vieron que bajaban dos avispas como a inspeccionar y a continuación las siguieron otras 30 y 40 que se lanzaron con furia contra él, picándolo hasta 22 veces en las rodillas, en las nalgas y las piernas. El grueso de picotazos se concentraba en las rodillas: «Gracias que non caeu, aguantou con frialdade o ataque, mantendo a entereza e baixou rápido, deslizándose polo árbol como fan os bomberos pola barra. Despois empezamos a correr e perseguíronos ata o coche. A Miguel picouno unha na frente, o único que se librou fun eu», explicó Arís.

«Seguíronos ata dentro do veículo, tivemos que sacarlle a Javier da roupa as que quedaron enganchadas e seguían repetindo a picadura. As avispas daquí pican unha vez, pero estas teñen un aguillón tan forte e grande que repiten varias veces e aínda que nas picaduras seguintes xa casi non lles queda veneno, fan moito dano, a ferida é dolorosísima. Por suerte ningún é alérxico», señala el responsable de la agrupación ourolense.

Seguidamente pudieron salir del lugar dando marcha atrás. La zona tenía un acceso complicado y habían utilizado una pick upp, para llegar allí; en ella trasladaron al acribillado compañero al PAC de Viveiro para ser atendido. Por el camino intentaban atenuarle los dolores con un producto que llevan siempre para las picaduras. Al llegar al centro sanitario le administraron dos inyecciones, una de corticoides y otra de antihistamínico.

No se les olvidará lo ocurrido. Curtidos en estas tareas, tras retirar más de 500 nidos de vespa velutina desde que esta especie invasora se detectó en el municipio mariñano, nunca se habían enfrentado a una situación semejante. Cuenta Arís que, como mucho, cuando retiran un nido sufren alguna picadura de rebote de alguna avispa que queda fuera y al regresar se topa sin el nido. Cree que el martes atacaron al sentir las vibraciones que pudo provocar el compañero en el árbol cuando trepaba por el tronco. Fueron a las zonas menos protegidas: «Teñen como infrarrojos e notan o calor, notan a parte con menos roupa e alí van picar», afirma.