Boimente mantiene viva la esencia de la rapa, puro espectáculo rural

y. garcía VIVEIRO / LA VOZ

VIVEIRO

Xaime Ramallal

Mucho público y unos 400 caballos compartieron espacio en el curro de Candaoso

08 jul 2024 . Actualizado a las 13:25 h.

Una vez al año, a los caballos de monte también les toca pasar por la sección de «peluquería y estética» o, por utilizar su nombre auténtico, por la rapa das bestas. La número 53 de Boimente, en Viveiro, en el curro de Candaoso, situado en los montes de Buio y Lerín, reunió a numeroso público el domingo, en una mañana de sol radiante y cielo despejado tras la silueta de los eólicos y un dron al que el público saludaba por veces bajo indicaciones del disck-jockey de Puzzle Animación, que desde las diez de la mañana puso un enérgico ritmo musical al despertar con una singular playlist en la que no faltó la canción del verano titulada precisamente La potra salvaje. Una hora más tarde fueron bajando por la ladera del monte, con sus crines ondeando, los caballos, guiados por los los jinetes, hombres pero también mujeres e incluso algún que otro menor que ya tomaba nota para aprender el duro oficio de aloitador.

Xaime Ramallal

Unos 300 caballos entraron en el curro donde ya estaba un centenar de yeguas. Tras la primera tarea, la separación de los potros del grupo, comenzó la emocionante, y con su punto de riesgo físico, corte de crines. Es una de las labores que se llevan haciendo en este lugar, de toda la vida, al ganado equino. Fundamental a nivel de higiene del animal, incluyendo la desparasitación y el marcaje posterior, en el que hoy en día se emplea hidrógeno.

Xaime Ramallal

«Que no se caiga el móvil a la jaula de los leones», avisa un espectador. Rafael López viene de Valladolid por vez primera a esta cita, siendo conocedor de otra famosa como es la de Sabucedo. Conchi, de Madrid, se muestra fascinada por el espectáculo entre caballo y hombre: «Llevaba muchos años queriendo venir». Tampoco quita ojo y se maravilla con todo el pequeño Erik, a punto del primer año de vida.Le asoman dos dientes en la boca cuando sonríe pero ya tiene su camiseta oficial de la comisión organizadora. Su bisabuelo, José Díaz Vidal, conocido por «Fuente», fue uno de los fundadores de la rapa viveirense. Otro chaval lleva un chaleco color flúor con el lema «Ou apretas ou apartas».

El atractivo para los turistas de llevarse a modo de «recuerdo» las crines cortadas

Con el paso de los años, parece que llevarse a casa a modo de «recuerdo» turístico las crines recién cortadas de los caballos está cobrando auge. Eran varios los foráneos sobre todo que las portaban como un trofeo en mano mientras otros preguntaban «¿dónde dan el pelo?». Un inglés que no se expresaba en español respondió en su idioma que era la primera vez que visitaba la rapa viveirense, que la cita le parecía «asombrosa» y que contaba volver en próximos años.

Mientras tanto, prestaba labores de apoyo un ganadero de la zona, José Rodríguez Vázquez, precisando el número de cabezas de ganado equino que entraban en el curro de Boimente, sin dejar en ningún momento su bastón. Ahora jubilado, relataba que llevaba unos 25 años ayudando en la organización y en la logística del evento, declarado de Interés Turístico, destacando el valor de esta ganadería en concreto pero a su vez lamentando los daños por el lobo: «Atacou moito este ano aos poldros».