El equipo, integrado en la Unidad Orgánica de la Policía Judicial, no trabaja solo con pornografía infantil, acoso o abuso de menores, sino también con todo tipo de delitos informáticos, como estafas o fraudes por Internet, «porque esto es todos los días», subraya Torres. Pero los menores son uno de los sectores más débiles, porque «dan sus datos personales con una facilidad asombrosa», por eso el equipo insiste tanto en la información a los padres.
-¿Qué pautas les dan a los progenitores?
-Algunas tan sencillas como que tengan los ordenadores en zonas comunes del domicilio, que haya un horario de uso para los menores, y mejor de día que de noche. Luego hay otras más específicas, como los sistemas de control cuando hay alguna sospecha, y que no proporcionen datos de carácter personal. También es necesario que los padres alerten a los menores del peligro que supone, porque como dice uno de los lemas que usamos, en Internet nadie es quien dice ser. Y por supuesto, que nunca se establezcan citas reales con personas con las que solo se mantiene contacto a través de la red. Y cuidado con las compras por Internet, que también son un peligro.