¿Tiene que preocuparse Louzán?

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA/LA VOZ.

AROUSA

Al hilo de su derrota en Vilagarcía hay quien piensa que los apoyos del presidente provincial del PP podrían agrietarse

20 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El noveno congreso local del Partido Popular de Vilagarcía supuso la primera derrota en la exitosa trayectoria política de Rafael Louzán. Con las premuras de los primeros momentos, se han aventurado muchas cosas en la semana transcurrida desde la celebración del cónclave de Fexdega, y bastantes de ellas tienen al presidente provincial de los conservadores como motivo de especulación. ¿Existe una contestación interna al de Ribadumia? ¿Podría estar en juego su dominio sobre la formación de la gaviota? ¿Qué va a pasar con la Diputación de Pontevedra a partir de las elecciones municipales del próximo año? Estas son preguntas que rondan los corrillos políticos no solo de la capital arousana, sino de la provincia y, dado el preeminente papel que el ribadumiense ha desempeñado en el concierto autonómico, también en Galicia.

De entrada cabe recordar que no es la primera vez que Louzán se enfrenta a una situación muy complicada, y que de todas las ocasiones anteriores ha salido airoso. La primera encrucijada se produjo en el 2001, cuando la caída de Nené Barral, entonces alcalde de Ribadumia, estuvo a punto de arrastrarlo. El entonces vicepresidente de la Diputación y ya máximo responsable del partido en Pontevedra se mantuvo firme y superó el trago. Dos años después, el propio Barral y sus independientes ganaban por apenas dos votos las elecciones municipales en el municipio arousano, poniendo al mandatario provincial contra las cuerdas. La reacción, sin embargo, fue inmediata y a través de un recurso judicial varios sufragios fueron invalidados, devolviendo al PP la condición de fuerza más votada y, con ella, la alcaldía. Finalmente, en el 2007, los conservadores estuvieron a un suspiro de perder el gobierno de la Administración pontevedresa. Un puñado de votos pero, sobre todo, el estirón de Corina Porro en Vigo, mantuvieron el sillón provincial a salvo para la gaviota. Aunque hubo quien quiso colocar a Porro en su lugar, el ribadumiense no tuvo mayores problemas para repetir en el cargo.

Hay, además, argumentos de peso que Louzán Abal puede defender ante cualquiera. Su labor a favor de su candidatura tuvo mucho que ver en el ascenso de Alberto Núñez Feijoo a la presidencia del PPdeG, trabajando para desbancar a Xosé Cuíña, su único rival real, en su propia provincia. Durante la travesía del desierto que los populares gallegos protagonizaron entre el 2005 y el 2009, alejados por el bipartito de la Xunta, desplazados también de las administraciones de A Coruña y Lugo, la Diputación de Pontevedra funcionó como una especie de farol, la principal institución gobernada por la gaviota galaica, que mantuvo viva la esperanza del retorno al poder autonómico.

Sin embargo, todo nuevo poder recela, necesariamente, del anterior. Incluso de aquel que le ha aupado. Las diferencias del renovado PPdeG de Feijoo con respecto a las maneras de Baltar en Ourense son de sobras conocidas, y por eso a nadie le pudo extrañar el pulso entablado en la provincia interior, como tampoco la demostración de que el feudo ourensano no está maduro para un relevo. Pero en Pontevedra no se dan las mismas circunstancias. Los matices son muchos, lo que prima es el mar de fondo, el juego de alfiles. Nadie puede asegurar, hoy, que la posición preeminente de Louzán sea contestada desde dentro, aunque lo ocurrido en Vilagarcía aporta indicios de que no todo está tan claro y seguro como pudo hacer ver el último congreso provincial, en el que la suya fue la única candidatura.

Hay cuestiones que ya están dando que pensar. Por ejemplo, un hipotético escenario en el que el PP de Vilagarcía, gane o no la alcaldía, obtenga un buen resultado que, unido al de Sanxenxo, si finalmente triunfa la corriente abiertamente enfrentada al presidente, sea decisivo a la hora de elegir a los dos diputados provinciales que el PP repite desde hace años en O Salnés. Si esto sucediese, el puesto de José Juan Durán, que acompaña a Louzán en la Diputación, podría correr peligro. Y esto ya serían palabras mayores.