«¡Uff! Ojalá nunca más. Fue un sentimiento malo». La parada ante el Pontevedra B no hace olvidar a Adrián lo pasado en los instantes previos. «Cuando me puse en la banda escuché en la grada ‘Va a salir Adrián, ya está parado’. Esa es una responsabilidad muy difícil de gestionar. La probabilidad de detener un penalti es de 1 entre 10. Es una situación muy tensa», comenta el cancerbero.
No lo entiende así su técnico, Luis Carro. Simplemente, afirma, vio en él un buen recurso para una determinada situación. «Se me dis que pasa no minuto 30, con risco dunha expulsión ou dunha lesión, non. Pero no 79 coa entrada de Adrián tiñamos máis que gañar ca que perder».
Carro, que el año pasado repartía por igual los minutos entre Toño y Adrián, le da en este curso más cancha al primero, porque «Toño é máis experimentado e dos mellores porteiros xogando co pé da categoría, e nós xeralmente levamos o peso do balón».
Toño, el valedor de Adrián en su fichaje por el Juventud y con el que comparte la portería menos batida de la Liga, señala a un día de cumplir los 35 a la virtud apuntada por su técnico como el principal punto a mejorar de su compañero. Por lo demás, todo son elogios hacia Adrián: «Ten moitísima potencia e intuición. É o Diego Alves da categoría. Se non as para, case sempre as adiviña. É moi raro que o enganen». A ello añade que «vai moi ben por arriba, é moi valente, e moi áxil». Y «axilidade eu xa non teño tanta», confiesa Toño, de ahí que «xa lle dixera a Luis que cando houbera un penalti, sacara a Adrián».