El mando policial fue «el responsable de toda la evacuación del accidente» ocurrido el 24 de julio del 2013
03 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Recién nombrado jefe de la Policía Autonómica de Pontevedra, Pablo Álvarez Montesinos ha estado los últimos ocho años destinado en la Comisaría de Santiago como responsable de seguridad ciudadana, un período de tiempo en el que tuvo que hacer frente a la catástrofe de Angrois. «Me tocó directamente. Fui el responsable de toda la evacuación del accidente. Creo que nos portamos todos, la sociedad en general, sensacionalmente. Fue un tema muy duro, quizás el más duro de toda mi carrera profesional. Había habido muertos en atentados terroristas cuando estuve destinado en el País Vasco o en la frontera de El Tarajal (Ceuta)...».
Pese al tiempo transcurrido, Álvarez Montesinos tiene muy presente lo que ocurrió la tarde del 24 de julio del 2013 cuando descarriló un tren Alvia. «Aún hoy estoy marcado», apunta, aunque está convencido de que, si el accidente se hubiera producido en otras fechas, hoy se podría estar hablando de una cifra mayor de fallecidos: «Si no llega a haber a cantidad de fuerza policial que había en la ciudad de Santiago ese día -eran las horas previas a los fuegos del Apóstol por el 25 de julio-, en vez de ochenta muertos hubieran sido ciento y pico. La evacuación fue rápida y se evitaron muchos fallecimientos, pero las imágenes que tengo grabadas en mi mente creo que no las podré borrar en mi vida».
Tal fue el impacto de la tragedia que Pablo Álvarez lo exteriorizó de una manera que, transcurridos los años, parecería superficial, pero en el fondo no deja de ser muy significativa. Estuvo más de dos meses sin poder probar carne y, de hecho, buena parte de los agentes que participaron en las labores de rescate requirieron de algún tipo de asesoramiento psicológico por la Administración.
El nuevo jefe de la Policía Autonómica de Pontevedra también quiso resaltar el trabajo que realizaron ciudadanos anónimos aquel día. A fin de cuentas, durante los primeros cuarenta y cinco minutos estuvo activada la alerta de atentado terrorista, por lo que existía el temor de que pudiera haber bombas sin detonar.
Atentado durante 45 minutos
«En un principio, creímos que fue un atentado. Yo fui quien activó la circular 50, la circular de la policía para cuando hay un atentado terrorista, y la desactivé al confirmar que era un accidente gracias a los TÉDAX de la Policía Nacional que me echaron una mano, pero estuvimos extrayendo gente de los vagones durante tres cuartos de hora, que fueron cruciales para salvar muchas vidas, gracias a la valentía, no solo de los policías o los guardias civiles, sino de los ciudadanos. Aún creyendo entonces que era una atentado y que podía haber más bombas, seguían ayudando y fue algo fundamental», remarca quien, años atrás, había participado en la evacuación de la comarca de Fisterra cuando se produjo el hundimiento del Casón.
La mayor de las dificultades con la que se encontraron a la hora de acceder al interior de los vagones fueron los cristales, que «ni dándoles con picos eramos capaces de romperlos». Es por ello que tuvieron que utilizar los espacios de unión entre vagones, una suerte de juntas de goma, para encontrarse de lleno la magnitud de una tragedia que conmocionó a la sociedad gallega y, por extensión, a la española.
Con cerca de medio centenar de personas bajo su mando, Pablo Álvarez remarca que los retos que la Policía Autonómica tiene por delante están relacionados con los incendios forestales, la protección a mujeres víctimas de malos tratos, el furtivismo y todo lo concerniente a los menores, que «es un tema que nos debería preocupar a todos porque son el futuro de nuestro país».
De hecho, su intención es intensificar el contacto con los locales de ocio con respecto al consumo de alcohol, que «ya han sido inspeccionados muchas veces a lo largo de estos años».