El banco de alimentos se ve abocado a reducir su reparto por falta de víveres

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

AROUSA

RAMON LEIRO

Necesita urgentemente leche, aceite, cacao o galletas para poder seguir ayudando

20 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En el mes de agosto, cuando cerraron durante un mes, desde el banco de alimentos de Pontevedra se lanzó una advertencia: las existencias de víveres básicos eran pocas y, por tanto, se corría el peligro de no poder hacer el reparto habitual de septiembre. Cabe recordar que esta entidad, ubicada en la calle Faustino Santalices, no entrega comida directamente a los ciudadanos, sino que se la da a otras entidades, como Cáritas o los comedores sociales, para que a su vez ayuden a las familias necesitadas. El caso es que, a raíz de su petición de auxilio veraniega, en septiembre lograron remontar el vuelo y tanto ese mes como en octubre lograron repartir, por ejemplo, los 5.700 litros de leche que necesitan las 42 agrupaciones que dependen del banco pontevedrés. Pero ahora la carestía vuelve a ser total. Si no hay donaciones importantes a muy corto plazo, los voluntarios del banco se verán obligados a reducir drásticamente el reparto. De hecho, con pena e impotencia, ya le están avisando de ello a los colectivos del norte de la provincia que vienen a recoger la comida.

José Luis Doval es el responsable del banco de alimentos pontevedrés. Señala que no deja de hacer gestiones para intentar abastecerse de víveres básicos, como leche, aceite, cacao o galletas. Pero que últimamente los números no dan. Ahora mismo cuentan con unos 2.300 litros de leche, cuando se necesitan los citados 5.700 litros para el reparto mensual. Con el aceite pasa algo similar. Lo normal es repartir 600 y en las estanterías hay ahora mismo 100. Por tanto, o aparecen donaciones, o el reparto de principios de noviembre tendrá que recortarse. «La mayoría de las donaciones se recogen en la operación Kilo de Navidad, pero cada año llegamos peor a diciembre. Lo cierto es que ahora mismo estamos muy mal. Da mucha pena porque son alimentos que hacen mucha falta», dice Doval.

Afortunadamente, sí hay algo que podrán repartir en noviembre. A cuenta de un decomiso efectuado por Vigilancia Aduanera, el banco cuenta actualmente con 1.200 kilos de pescado congelado. Hay jurel y anchoa. «Menos mal que podemos repartir este pescado, que también es algo que nos piden mucho. Lo ideal sería combinarlo con los víveres más básicos, necesitamos mucha leche y galletas. Y el aceite es algo imprescindible», señala Doval. Desde el banco pontevedrés se reparte comida para 42 entidades. Algunas son de Pontevedra y otras colectivos de las comarcas de Deza y O Salnés.

Las oenegés de Marín muestran su malestar con una campaña que hay en el municipio

Las oenegés de Marín -Amenac, Cáritas de Marín y de Santo Tomé de Piñeiro, el comedor de San Vicente de Paúl, Sos y la Acción Solidaria Sor Elvira- y los Servizos Socias lanzaron ayer una advertencia. Señalaron que nada tienen que ver con una campaña de recogida de alimentos y juguetes para Navidad que anunció «una organización que se identifica como comercial».

Las oenegés de Marín explicaron cómo funciona la ayuda en el municipio. Señalaron que todas las organizaciones tienen frecuentes reuniones con el Concello para hacer programas complementarios y «ejercer una labor de auxilio adecuada en cada caso». Igualmente, indicaron que reciben donaciones tanto el banco de alimentos como de los ciudadanos, y que son muy conscientes del esfuerzo que supone para los vecinos participar en todas las campañas, sobre todo en Navidad. Señalan también que, en este contexto, la irrupción «de una asociación que se dice comercial en una campaña como la navideña supone para las asociaciones un problema, ya que acaban confundiendo al hipotético donante, que al final no sabe a donde van a parar los alimentos que aporta en colegios o punto de recogida no habituales».

De ahí que, en la reunión celebrada para abordar la preparación de la campaña navideña, las oenegés decidieran emitir este comunidad y advertir de que esa campaña de la asociación «comercial» no hace más que interferir y «poner en peligro la recogida de alimentos y juguetes».