Roi Casal: «Pablo Milanés era música, xenerosidade e unha defensa insubornable do sentido común»

Serxio González Souto
Serxio González CATOIRA / LA VOZ

AROUSA

Roi Casal con Pablo Milanés y su director musical, Miguel Núñez, trabajando en el proyecto «Son galego, son cubano»
Roi Casal con Pablo Milanés y su director musical, Miguel Núñez, trabajando en el proyecto «Son galego, son cubano» CEDIDA

El compositor y arpista arousano tejió una estrecha amistad con el legendario cantautor a través de su proyecto «Son galego, son cubano»

22 nov 2022 . Actualizado a las 22:33 h.

Cuando Roi Casal (Catoira, 1980) comenzó a darle forma a Son galego, son cubano, su idea orbitaba en torno a un homenaje en clave musical a Xosé Neira Vilas y a su obra, que sirviese como puente entre dos pueblos hermanados por un océano y una tradición de convivencia que la emigración instauró pese a todos sus desgarros. Corría el año 2015 y desde entonces el proyecto ha ido creciendo hasta configurar un espectáculo que todavía hoy continúa girando tras su estreno, en mayo del 2016, en el Gran Teatro de La Habana. Neira Vilas no está. Falleció en noviembre del 2015. Y tampoco ya Pablo Milanés, un anfitrión insospechado que selló su compromiso a través de dos canciones y una amistad acogedora y generosa.

«Para min, Pablo era música e xenerosidade. A xenerosidade de facer todo o que fixo sen lle pedir nada a cambio a un absoluto descoñecido como era eu na Habana. Fíxoo por emoción e por compromiso con Galicia», recuerda el músico arousano, que durante una época puso su arpa al servicio de Milladoiro. «Nas viaxes que fixen a Cuba cando Neira Vilas aínda vivía non tiña nin papa de todo o que agora sei da música de Cuba e do que é Galicia en Cuba. Fun coñecendo músicos e xente da intelectualidade cubana. Entre eles, o director musical de Pablo Milanés, Miguel Núñez, que acabou sendo o coordinador musical da parte cubana de Son galego, son cubano».

Fue Núñez quien aconsejó a Casal que pusiese el ojo en el estudio que Pablo Milanés gestionaba en La Habana como el mejor lugar imaginable para grabar. Incluso su banda, calcularon, podría encajar como un guante en el proyecto. Y Así fue. «Pablo interesouse porque tiña amizade con Neira Vilas. E acabouse metendo para gravar dous temas con nós». Son la versión en castellano de Amor cubano, que cierra los trece temas que configuran el disco, y La fortuna de poder amar, en la que también colabora Nando Casal, el padre de Roi, gaiteiro y fundador de Milladoiro. A partir de ese momento, entre ambos se estableció una relación cercana y especial, que llevó al cantautor cubano a visitar Catoira en alguna que otra ocasión.

«Na Habana tocaba co seu equipo técnico e o equipo humano seu foi o que a nós nos facilitou todo», subraya Casal, que recuerda la primera vivencia de Galicia que Milanés le transmitió: «Contoume que, sendo adolescentes, a el e a Silvio [Rodríguez] trouxéranos a una xira por escolas de Galicia. ‘‘Cuando no éramos más que dos simples cubanitos con guitarras'', dicía, e quedáralle a lembranza dun país chuvioso» en el que acabó viviendo.

«Pablo tamén era un referente pola defensa insubornable do sentido común. Nunca abandonou a defensa do benestar dos seus, pero soubo amosar o desencanto cunha independencia que sempre ten consecuencias». En esto Milanés era, concluye su amigo, lo que de él decían en La Habana: «Pablo tiene cojones».