Nuevos árboles nacen entre las cenizas del voraz incendio de Xiabre un año después

Serxio González Souto
SERXIO GONZÁLEZ VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

CEDIDA

La regeneración del monte que domina la ría de Arousa y el valle de Caldas se ve empañada por la proliferación de vertidos

18 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

«O que ardeu era a zona que estaba máis bonita, limpa, moi coidada. Agora temos que ver se os piñóns que deben de estar aló abaixo, porque había moito, son quen de rexenerar». Así se manifestaba en abril Luis Piñeiro, vocal de la directiva de la comunidad de montes de San Pedro de Cea, presidida por Julián Abuín, nueve meses después de que se desatase el incendio forestal más voraz que ha soportado el Xiabre desde la catástrofe del 2006. La inspección que la Consellería de Medio Rural había llevado a cabo sobre el terreno apuntaba a que, pese a que el fuego había barrido un frente de cuatro kilómetros hacia Vilagarcía de Arousa y Caldas de Reis, la afectación del suelo era muy baja. Por ello, el departamento autonómico confiaba en la capacidad natural del monte para regenerarse. Ahora, cuando ha transcurrido ya más de un año desde aquella crisis, que mantuvo a aldeas enteras en vilo durante casi cuatro días, esa confianza encuentra respuesta. «Nos lugares que se queimaron están agromando novos piñeiros», confirman los comuneros de Cea después de peinar a fondo las 720 hectáreas que se hallan bajo su gestión.

Basta echar un ojo a las fotografías que acompañan estas líneas para comprobar que el terreno sigue tiznado por los efectos del fuego. Sin embargo, el hecho de que, al menos por lo que respecta a la ladera de Vilagarcía, las plantaciones afectadas permaneciesen perfectamente limpias facilitó que las llamas, espoleadas por el viento, cruzasen veloces el arbolado, sin detenerse en una maleza que no existía. De no haber sido así, el incendio hubiese ardido mucho más tiempo sobre la tierra, matando sus nutrientes. Ahora, los brotes de los nuevos pinos se desarrollarán hasta que sean sometidos a un rareo, porque obviamente, y la propia expresión popular es lo suficientemente aclaratoria, están creciendo «a monte» y las masas que conformarán necesitarán ser ordenadas. No obstante, su presencia no es suficiente y la comunidad se prepara ya para la plantación de nuevos ejemplares, tanto en el área quemada como en otras de las áreas que caen bajo su responsabilidad.

Lo que la consellería todavía no ha concretado es la superficie total que fue pasto de las llamas en agosto del 2022. En cualquier caso, las 450 hectáreas que figuran desde entonces como balance provisional sitúan este incendio por encima del que Xiabre padeció en el 2016 y arruinó 300 hectáreas, aunque muy lejos de las tres mil que habían ardido en el 2006. Lo que sí está claro es el daño económico: medio millón de euros por la pérdida de plantaciones forestales que se encontraban, aproximadamente, a la mitad de su ciclo de vida.

La cruz de este proceso regenerativo viene dada, de nuevo, por la mano del hombre. La comunidad ha detectado cuatro puntos de vertido de basura de todo tipo que continúan creciendo y multiplicándose. Se trata de un grave problema, recurrente, que ha sido comunicado tanto al Seprona como a la Xunta. «Dinnos que é responsabilidade nosa, e nós, efectivamente, podemos retirar o lixo cun tractor, pero logo que facemos con el? Non somos axentes ambientais», razonan con lógica quienes cuidan el monte.

Los vertederos incontrolados

  • Basura doméstica. Los comuneros han detectado varios focos de vertidos de desperdicios en Xiabre. Entre ellos, desechos domésticos de todo tipo. Desde muebles a colchones y televisores que perfectamente podrían haber sido depositados en el punto limpio que Vilagarcía gestiona en el propio monte, en Pinar do Rei.

  • Escombros y desguace. Entre la basura convencional se encuentran también elementos más preocupantes, como escombro y lo que parecen restos del desguazado de diferentes enseres. Muchos de estos desechos fueron introducidos en el interior de bolsas de plástico antes de ser arrojados en el monte.