Los Reyes de la ilusión abarrotan Arousa

Antonio Garrido Viñas
antonio garrido VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

Miles de personas siguieron las Cabalgatas que llenaron las calles de la comarca de O Salnés

05 ene 2024 . Actualizado a las 22:04 h.

Dicen que el 22 de diciembre, el del sorteo de Navidad, es el día de la ilusión. Y lo será, pero probablemente para los adultos, porque entre la rapazada el 5 de enero no tiene parangón. Solo hay una duda. ¿Qué les gusta más, participar en la Cabalgata o verla desde las aceras? Duda difícil de solventar. Ayer se lo pasaron bien todos, incluso quienes se llevaron algún caramelazo, de esos que viajan a toda velocidad desde las carrozas hasta el público, que más de un damnificado hubo porque sí que es verdad que caramelos hubo a mansalva.

Melchor, Gaspar y Baltasar desplegaron un año más su magia para estar por todos los puntos de la comarca desde primera hora de la mañana, cuando comenzaron a dejarse ver, hasta la pasada madrugada, cuando concluyeron el reparto de los miles de regalos que han dejado. Y, prácticamente, sin dormir, todavía tendrán que atender más citas, como la que esta mañana tendrán en Carril.

En todo O Salnés se sucedieron las cabalgatas y los encuentros, pero es en Vilagarcía donde la cita es más multitudinaria. Las calles estuvieron llenas de gente en una explosión que alcanza su cénit a las siete de la tarde. Desde varias horas antes, la megafonía instalada en Ravella recordaba con sus villancicos que ayer no era un día normal, pero cuando el desfile iba a comenzar, la ciudad estaba abarrotada. Con los cambios que ha traído la reciente humanización, el recorrido ha variado y el personal todavía no se ubica. Desde aquí lanzamos una pista: la plaza Doutor Carús es un lugar idóneo. Ya había salido el desfile de la plaza de la Segunda República y, de repente, comenzó a llegar allí gente a la carrera para encontrar un lugar donde ver la Cabalgata sin problema. Casi a la carrera, por cierto, pasó la Banda de Música. Eran quienes abrían el espectáculo, pero llevaban demasiada ventaja a los siguientes. Esa sensación, de quizás estar el orden un pelín deslavazado, no se desprendió nunca durante el paso de la comitiva.

La otra sensación que siempre deja la Cabalgata de Vilagarcía es la de la falta de música. Con la banda en plena escapada del pelotón desde el inicio de la etapa, la presencia de los bombos de la peña Escuadra Arlequinada ayudó a mitigar algo el silencio al paso de los distintos colectivos y hasta que no aparecía alguna de las carrozas. Ahí, en ese silencioso impás, se trataba de divisar a algún compañero de cole para pedir algún caramelo.

—Naiara, Naiara— se escuchó en algún momento en Doutor Carús. Y allí que se encaminó Naiara a repartir dulces con su amiga que estaba en el público.

La comitiva real completó el trayecto por el centro de la ciudad sin mayores novedades y con la compañía de las bolsas y los paraguas entre el público —unos clásicos que nunca falta—. De hecho, circula algún vídeo en redes sociales de un paraguas descolgándose desde un segundo piso para conseguir dulces desde un lugar privilegiado.

Al final del desfile, ya en la rúa Arapiles, Melchor, Gaspar —el rey de la Cabalgata por la energía y la ilusión que le puso, a decir de la plebe que acudió a presenciar el desfile— y Baltasar pusieron pie a tierra y se encaminaron hacia el Concello para atender a la rapazada, que ya llevaba mucho tiempo esperándolos. Afortunadamente se mantuvieron entretenidos con los cánticos habituales y aprendiendo hacia dónde hay que mirar cuando se quiere mirar hacia Oriente. Con esa mirada de ilusión que, además, tenían todos ante la llegada de quienes traen los sacos llenos de esperanza. Y suponemos, que, también, de algún regalo.