El MVP gallego de la LEB Plata que supo hacer de la necesidad virtud

Pablo Penedo Vázquez
Pablo Penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AROUSA

BUENO ARENAS ALBACETE BASKET

Con 22 años, el escolta vilagarciano Martín Fernández posee una muñeca de oro y una cabeza privilegiada que lo convierten en el mejor jugador nacional de la conferencia oeste. «Me tiene ganado, porque tolera la corrección y la demanda», destaca su entrenador

26 jun 2024 . Actualizado a las 17:07 h.

Uno de noviembre del 2023. Quinta jornada de Liga de la LEB Plata. El Bueno Arenas Albacete Basket recibía con lo justo al Juventud Alcalá Escrivano. En las filas locales, solo siete jugadores a disposición del técnico albaceteño, David Varela, que la semana anterior había perdido por lesión a uno de sus hombres fuertes, el ala-pívot Antonio Burgos, aún hoy en el dique seco. Se aventuraba un duelo cuesta arriba. Y el Juventud Alcalá lo supo empinar: 46-49 para arrancar el último cuarto. Diez minutos de juego después, celebración local de la buena, con victoria de siete, 73-66, y un nuevo ídolo local: Martín Fernández Carballo, la estrella del partido con 33 puntos (5 de 7 en triples), 9 rebotes, 8 faltas recibidas y una valoración de 35.

Tres meses y medio después, el joven escolta vilagarciano de 22 años es el mejor jugador nacional de la conferencia oeste de LEB Plata y el sexto de la clasificación general de baloncestistas más determinantes de su grupo. Su entrenador, David Varela, apunta a aquella noche de Todos los Santos como punto de inflexión en el camino de su pupilo. O quizá resulte más acertado hablar del último de una serie de hitos que convierten a Martín Fernández en uno de los jugadores gallegos con mayor proyección del momento, con un promedio esta temporada de 14,3 puntos, 4,7 rebotes, 1,5 asistencias, 4,7 faltas recibidas y 16 de valoración. Y eso, en un equipo recién descendido de LEB Oro que ha salido a competir por volver a la segunda categoría del baloncesto español, y que hoy ocupa el tercer puesto de la conferencia oeste con un balance de 13 victorias y 6 derrotas.

La de Martín con el deporte de la canasta es una historia que arranca con 9 o 10 años junto a su hermano Pablo enrolados en las escuelas del hoy desaparecido Liceo Casino de Vilagarcía, donde ya jugaba un primo de ambos. Ya en el CLB, desde infantil, fue creciendo, siempre en Liga Gallega, hasta que el Obradoiro se fijó en él. «Jugamos contra el Obra y lo hice bien», recuerda el vilagarciano cuando cuenta la llamada que recibió en el verano que prologaba su última temporada júnior de los coordinadores de la cantera del club capitalino, Pepe Casal y Camilo Ribeiro. No se lo pensó. Mudanza a Santiago y una adaptación relámpago, una de las principales virtudes que le han permitido convertir todas y cada una de sus paradas hasta hoy en lugares de aprendizaje y crecimiento, deportivo y personal.

En el Obra jugó Martín el Campeonato de España Júnior de Clubes enfrentándose al Juventud, Baskonia y Estudiantes. También fue el único de su generación en licenciarse con el premio del desembarco en el segundo equipo sénior santiagués, de Liga EBA. En su segundo año en él, trabajó toda la temporada con la plantilla ACB de Moncho Fernández, con dobles y hasta triples sesiones diarias de entrenamiento, disfrutando de 2 minutos en pista en la segunda mejor liga del mundo, frente al Burgos. Todo ello, mientras iba anotando con su mano prodigiosa sobresalientes registros en EBA, que mantuvo su media temporada cedido en el filial del Lucentum Alicante antes de desembarcar en la LEB Plata en diciembre del 2021, en el C.B. Villarrobledo. Y «aunque al final se acabó descendiendo, fue una buena experiencia», afirma Martín Fernández.

Sus 8,2 puntos y 3,8 rebotes en 19.50 minutos de promedio por partido y un contrato con el que continuar en la LEB Plata en el Clínica Ponferrada, ya desvinculado del Obradoiro, sostienen la valoración particular del paso por el Villarrobledo. Con 20 años, el vilagarciano había llamado la atención de uno de los equipos grandes de la Liga. Y volvió a aprovechar la ocasión, manteniendo sus 8 puntos de producción media aún disponiendo de 2 minutos menos por partido que el curso anterior, en una plantilla que alcanzó los cuartos de final de la fase de ascenso entre conferencias.

La marcha del entrenador y la tardanza del Ponferrada en encontrarle relevo se encontró con una llamada de David Varela a Martín Fernández ofreciéndole un puesto en su Albacete Basket. «Me habló de un proyecto colectivo ambicioso para intentar ascender y de una plantilla corta para que los jugadores pudiésemos tener muchos minutos y desarrollarnos», explica el arousano. Un plan perfecto en su hoja de ruta.

El sueño de un trabajador

«Mi intención en el baloncesto es llegar a lo más alto posible. Que el día que me retire no me quede ninguna espina clavada», aunque «el baloncesto me lo tomo mucho más que como un trabajo, como una afición; yo juego también por diversión», declara Martín Fernández. Y en el camino hacia ese final soñado, tan bien perfilado como abierto a infinidad de posibilidades, la parada en Albacete está siendo de lo más provechosa.

«Tenía claro que con bastantes minutos y confianza podía rendir. Me los están dando y lo intento devolver». Claro que, reconoce en un tono de sincera humildad: «No esperaba generar tanto impacto en un equipo tan importante». Con una destacada capacidad de anotación que lo convierte en el sexto mejor tirador de la conferencia oeste de la LEB Plata con 14,3 puntos de promedio, con un 51,2 % de acierto en los lanzamientos de 2 y del 37,5 % en triples.

En Albacete, Martín ha encontrado un equipo en el que el trabajo colectivo se complementa cada tarde con sesiones de mejora individual de tiro. Un paraíso para quien se ha puesto en los dos últimos veranos en manos de su paisano Manu Santos para hacer un trabajo personalizado. Todo, por poder mirar algún día atrás sin lamentar no haber dado el 100 %.

«Me tiene ganado, porque tolera la corrección y la demanda», destaca de Martín su entrenador

«Era un chico que seguía desde hacía un par de años. Cuando jugamos hace tres temporadas contra el Villarrobledo nos gustó a mi ayudante y a mí, sobre todo por su actitud en pista. El año pasado fuimos a verlo a un partido y me dije ‘Me gusta, tiene potencial’». De aquel me gusta Martín Fernández el entrenador del Bueno Arenas Albacete Basket, David Varela, ha pasado a un «me encanta».

Cuando el verano pasado le tocó construir un nuevo equipo con el que devolver al club a la LEB Oro tras descender como colista, Varela se informó a fondo sobre el escolta vilagarciano. Fiel creyente de las plantillas cortas que den mayor margen de protagonismo y, por extensión, de implicación a sus integrantes, el técnico del Albacete se encontró con que «todas las referencias que me daban eran buenas, sobre todo a nivel humano».

Si bien afirma haber encontrado más o menos lo que aguardaba en Martín, el técnico del Albacete reconoce que «no esperaba tanto impacto anotador». Pero no es eso lo que lo lleva a decir «a mí me encanta». «Me tiene ganado, porque», explica, «Martín tolera, y demanda, la corrección. Hay jugadores que no. Nosotros le tiramos todos los días de las orejas, pero es sacrificado, súper disciplinado». Su mayor virtud, «su capacidad de anotación, sin ser individualista»; su parcela de crecimiento, «la defensa».